MUNDO
Guta oriental: un infierno para los civiles
A pesar de múltiples llamados a un alto el fuego, el gobierno sirio continuó con los bombardeos que desde el domingo han causado la muerte de 335 civiles en un enclave rebelde cercano a Damasco, considerado como el nuevo Alepo.
La artillería del gobierno sirio disparó intensamente este jueves contra la región de Guta Oriental, continuando con el ataque que ya deja 335 civiles muertos, entre esos numerosos niños.
A pesar de múltiples llamados a un alto el fuego, el gobierno continuó con los bombardeos preparatorios de una ofensiva terrestre contra este enclave rebelde cercano a Damasco en el que viven unas 400.000 personas.
La canciller alemana Angela Merkel llamó este jueves a cesar la "masacre" en Siria y en la víspera el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió una tregua inmediata en el enclave convertido en un "infierno".
El Consejo de Seguridad de la ONU debe pronunciarse sobre un proyecto de resolución para establecer una tregua de 30 días que permita el acceso a Guta Oriental. La aprobación de dicha resolución depende en gran parte de Rusia, aliado inquebrantable del gobierno sirio.
Los bombardeos contra el enclave rebelde, sitiado por las tropas gubernamentales desde 2013, causaron centenares de víctimas y cuantiosos daños materiales.
El jueves, una lluvia de cohetes mató a por lo menos 13 civiles, entre ellos tres niños, en Duma, la principal ciudad de Guta Oriental, afirmó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
"Los disparos no cesaron. Unos 200 cohetes cayeron solamente en Duma", indicó el OSDH, que como en días anteriores teme que este balance aumente a lo largo del día.
En la ruta que lleva al hospital de Duma se ven charcos de sangre por todos lados, indicó un corresponsal de la AFP.
En el suelo del hospital yacen varios cuerpos envueltos en mortajas blancas.
En Hamuriyé, otra localidad de Guta Oriental, los habitantes agolpados frente a un almacén para comprar alimentos huyeron despavoridos tras la explosión de un obús a pocos metros.
‘Aniquilación‘
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, llamó a la comunidad internacional a "terminar con esa monstruosa campaña de aniquilación".
La campaña de bombardeos lanzada el domingo causó al menos 335 muertos entre los civiles, entre ellos 79 niños y 50 mujeres, y 1.700 heridos, según el último balance del OSDH.
Durante el mismo período, 15 personas murieron en Damasco, víctimas de los obuses y cohetes disparados por los rebeldes islamistas y yihadistas desde Guta, según los medios de comunicación estatales y el OSDH.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) exigió un acceso a Guta Oriental para socorrer a los heridos que mueren debido a la falta de asistencia inmediata y de medicamentos.
Varios hospitales fueron alcanzados por los ataques gubernamentales que incluyen en lanzamiento de barriles de explosivos, un arma denunciada por la ONU.
"El régimen pretende atacar grupos armados pero en realidad sólo apunta contra los civiles", declaró Ahmed Abdelghani, un médico que trabaja en los hospitales de Hamuriyé y Arbin, ambos bombardeados.
"Esto es un hospital civil, ¿por qué nos ataca el régimen?", preguntó Abdelghani.
El gobierno apunta a retomar Guta Oriental para, afirma, terminar con los disparos de cohetes contra Damasco.
Según el diario sirio progubernamental Al Watam, una ofensiva terrestre "de envergadura puede comenzar en cualquier momento".
Rusia defiende a su aliado
Antes de Guta Oriental, varias zonas rebeldes, como la ciudad vieja de Homs en 2012 o Alepo en 2016, fueron aplastadas por las bombas y sometidas a un asedio asfixiante, obligando a los rebeldes a entregar las armas y provocando la huida de los civiles.
La guerra en Siria causó más de 340.000 muertos desde marzo del 2011.
El conflicto entre el gobierno y los rebeldes se convirtió rápidamente en una guerra civil muy compleja, con la participación de grupos yihadistas y potencias extranjeras.
En noviembre de 2015, Rusia intervino militarmente para apoyar al gobierno de Bashar al Asad que se encontraba en una difícil situación militar.
La intervención rusa le permitió a Al Asad recuperar en dos años el control de más de la mitad del territorio del país.
El jueves Rusia volvió a defender a su aliado sirio.
"Los responsables de la situación en Guta Oriental son los que apoyan a los terroristas que todavía están ahí. Y como se sabe, ni Rusia, ni Siria, ni Irán forman parte de esos países", declaró el Kremlin.