Los seguidores de la fe precristiana de Sabaean, que considera al profeta Abraham como uno de sus fundadores, hornean pan y cocinan a orillas del río Tigris en la capital de Irak, Bagdad, el 15 de marzo de 2022.
Los seguidores de la fe precristiana de Sabaean, que considera al profeta Abraham como uno de sus fundadores, hornean pan y cocinan a orillas del río Tigris en la capital de Irak, Bagdad, el 15 de marzo de 2022. | Foto: AFP

MUNDO

¿Habrá una nueva Primavera Árabe debido a la guerra en Ucrania?

El precio del pan sube rápidamente en Oriente Medio, debido a la guerra en Ucrania. En el pasado, tales alzas condujeron a violentas protestas en la región.

Alianza DW
18 de marzo de 2022

Las protestas ya comienzan. La semana pasada, cientos de personas se manifestaron en Nasiriyah, en el sur de Irak, contra el aumento de los precios del pan y el aceite de cocina, entre otros productos. Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los bienes importados desde allí han subido hasta un 50 % en Irak. También esta semana, miles de sudaneses se manifestaron contra el Gobierno y el alza del precio del pan, que también allí se elevó en un 50 %.

Estas alzas son consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, uno de los principales productores de trigo y el mayor exportador de aceites de semillas. Cerca de la mitad del trigo ucraniano se destina a Oriente Medio. Rusia, que ha invadido a su vecino, es el mayor exportador mundial de trigo. La inestabilidad que produce la guerra ha elevado los precios en un 50 % en el último mes, a un máximo de casi tres lustros.

Impacto social

El pan es un alimento básico en Oriente Medio. Investigaciones indican que, dependiendo del país, el pan y los cereales componen hasta la mitad de la dieta de la población de la región. En comparación, constituyen un 25 % en la dieta promedio europea.

“En estos países, el pan asequible para el grueso de la población trabajadora es parte del contrato social”, afirma Michaël Tanchum, analista del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, especialista en economía política de Oriente Medio y África. Muchos países del área subvencionan el pan para familias de bajos ingresos.

Para llegar a la paz, Ucrania exige un cese al fuego, la salida de Rusia del país y garantías de seguridad e independencia en el futuro.
Para llegar a la paz, Ucrania exige un cese el fuego, la salida de Rusia del país y garantías de seguridad e independencia en el futuro. | Foto: getty images

En el pasado, las alzas del precio del pan han sido catalizadoras de cambios políticos en la región. Egipto, por ejemplo, tiene un historial de revueltas por este motivo. En 2011, durante la Primavera Árabe, una consigna popular de los manifestantes fue “pan, libertad y justicia social”.

Investigadores de las causas de las protestas que cambiaron el panorama político en la región en 2011, concluyeron que los altos precios de los alimentos y la inseguridad alimentaria, a menudo debida al cambio climático, tuvieron un papel en el descontento de la población con sus líderes autoritarios.

Y el fenómeno prosiguió: en 2019, el presidente de Sudán, Omar al-Bashir, fue derrocado tras protestas que comenzaron cuando el precio del pan se triplicó.

Nueva realidad política

“Entre el aumento de los precios de la energía y el alza de los alimentos, la crisis en Ucrania podría generar nuevas protestas e inestabilidad en muchos países del Cercano y el Medio Oriente”, indicaron en febrero analistas del Instituto del Medio Oriente, con sede en Washington. Pero, ¿volverán a provocar cambios políticos radicales?

El Banco Mundial ha expresado especial preocupación por países como Siria, Líbano y Yemen, con gobiernos y economías ya débiles, y altamente dependientes de la importación de trigo.

Pero los expertos consultados por DW se muestran cautos en sus pronósticos. “La gente va a estar bajo una verdadera presión económica”, estima John Raine, asesor del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.

Fotos de la semana 18 marzo
Bomberos ucranianos extinguen un incendio en un almacén después de un bombardeo en Kiev, Ucrania, el jueves 17 de marzo de 2022. Foto AP/Vadim Ghirda | Foto: AP

Sin embargo, “no estoy convencido de que eso conduzca a un tipo de gran shock como el que vimos la última vez”, dice, indicando que la región “está ahora en una situación política muy diferente”. Los gobiernos “tienen más control y han cerrado partidos de oposición, o hay sistemas políticos más flexibles, como resultado de lo ocurrido en los últimos diez años”.

Raine piensa que es muy probable que se produzcan manifestaciones y tensiones, pero considera que podrían acelerar procesos políticos en curso, más que precipitar grandes vuelcos.

Efecto dominó

En lo que respecta al aumento de los precios de los alimentos, ya se estaba gestando una tormenta debido a las interrupciones del suministro causadas por la pandemia de covid-19 y la mala gestión mundial de la misma. El cambio climático también ha provocado que Oriente Medio no pueda producir tanto grano propio.

Ya, en junio de 2021, la inflación de los precios de los alimentos estaba al nivel de cuando estalló la Primavera Árabe. Y “esa tormenta se convirtió en tsunami cuando Rusia invadió Ucrania”, sostiene Tanchum.

A su juicio, que esto se vuelva peligroso y derive en protestas o incluso en un cambio político violento, dependerá de si hay buena gobernanza o no en un país. La gobernanza efectiva incluye asuntos como cuánto almacenamiento de granos tiene un país, explica.

Desde que la explosión del puerto de Beirut en 2020 destruyó el principal almacenamiento de granos del Líbano, el país solo ha tenido suministro de trigo para un mes, mes por mes, sin reservas. Egipto, por otro lado, tiene alrededor de cuatro meses de reserva.

Todo dependerá también del tipo de efecto dominó que se produzca. Según Tanchum, lo que ocurre en un país de Oriente Medio suele afectar a sus vecinos. El norte de África y el Sahel también serán vulnerables, advierte.

En consecuencia, considera posible que se produzcan algunos trastornos, pero no serán los mismos que se vieron durante la Primavera Árabe, coincide: “Creo que la clave es no ser ni optimista ni pesimista, sino mantenerse alerta y tomar medidas eficaces”.

Adicionalmente, cree que esta podría ser una oportunidad para que otros productores de cereales europeos (como Alemania) ofrezcan mejores tratos y más asistencia para modernizar sus prácticas agrícolas y hacer frente al cambio climático a los países de Oriente Medio: “Podemos transformar la posibilidad de una catástrofe en una oportunidad para una nueva cooperación en la que todos salgan ganando”.

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