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Harry y Meghan, tratados como miembros de segunda en el jubileo de la reina
Isabel II tuvo un gesto de concordia al invitarlos a los festejos tras largos meses de peleas, pero la corte ha hecho un permanente esfuerzo para que no se roben el show.
Hace dos años quedaron grabadas para la historia las tensas imágenes del último compromiso de Harry y Meghan, duques de Sussex, como miembros en funciones de la familia real en la abadía de Westminster.
Meses de historias sobre lo mala que era la relación entre ellos y el príncipe William y su esposa Kate Middleton, duques de Cambridge, quedaron plenamente confirmados ante la frialdad con que se trataron, el desdén de Kate antes de tomar asiento, las malas caras de Harry…
La reina, como la matriarca piadosa que es, quiere dejar todo eso atrás; olvidar las pestes que le contaron a Oprah Winfrey de la familia real, las quejas de Harry contra Carlos por su crianza y las actitudes irrespetuosas hacia ella misma, entre otras actitudes hostiles.
Por eso, invitó a su nieto y a su esposa a unirse a los festejos del jubileo. No obstante, como dijo The Times, ha quedado claro que siguen siendo “miembros muy amados” de la parentela de la reina, pero para nada importantes como lo eran antes.
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Como un gesto especial, Isabel mandó a recoger a los Sussex y a sus niños, Archie y Lilibet, al aeropuerto. Además, los proveyó de seguridad, que era uno de los reparos que ellos habían puesto para regresar a Reino Unido (incluso, están en un pleito judicial contra el gobierno por eso).
Sin embargo, a medida que ha avanzado este fin de semana de festejos centrales de los 70 años de la monarca en el trono, ella les ha dejado claro que dar un paso al costado y ser tan díscolos tiene sus consecuencias.
En el primer día, que abrió las celebraciones con el desfile en honor de su cumpleaños, Isabel tomó una decisión pensada a todas luces para evitar que los Sussex se robaran el protagonismo.
La costumbre es que ella se rodea de la familia real en pleno, unos 25 miembros, en su aparición en el balcón del palacio de Buckingham.
Esta vez, que lo ameritaba como nunca por celebrar el reinado más largo en la historia del trono, resolvió que solo estarían con ella los parientes en funciones, es decir, aquellos que tienen sueldo por representarla en diversas actividades.
Con eso también sacó de la foto a su hijo Andrés, que ha avergonzado a los Windsor con su feo escándalo sexual, aunque el contagio del nuevo coronavirus de todas formas lo ha obligado a ausentarse de las fiestas.
Eso sí, donde más se vio lo venidos a menos que están los Sussex fue en la catedral de St. Paul, donde tuvo lugar un servicio de acción de gracias por el reinado el viernes.
Queen’s platinum jubilee 2022: Queen thanked as royals attend St Paul’s service in her absence – live https://t.co/WyMzzma3JB
— The Guardian (@guardian) June 3, 2022
Si en aquella última ocasión en la abadía ocuparon puestos de precedencia junto con el príncipe Carlos, padre de Harry; su esposa Camilla; William y Kate, además de que tomaron parte en la procesión de salida de Isabel del templo, esta vez todo fue muy distinto.
A pesar de que el hijo de Lady Di es el sexto en la línea de sucesión al trono, él y su esposa fueron ubicados en segunda fila, entremezclados con miembros de rango inferior a él, que será algún día ya no el nieto de la monarca, sino el hijo del rey Carlos.
La organización, además, tuvo cuidado de dejarlo en un bloque de bancas muy alejado de William y Kate, con lo cual la prensa ha visto que la relación sigue tensa.
Si las cosas hubieran mejorado, dijeron varios cronistas, este era el día para comunicarlo con alguna clase de gesto, pero nada de eso pasó.
Aunque la corte ha hecho todo lo posible porque la atención no se concentre demasiado en Harry y Meghan, en la catedral de St. Paul eso fue inevitable.
Su entrada al recinto, donde se casaron los padres del duque en 1981, fue acompañada de un leve rumor y todas las miradas se concentraron en ellos.
Harry parecía nervioso, mientras que Meghan, quien es actriz, dominó mejor la escena, muy sonriente y elegante con un modelo de Dior.
Que William y Kate no hayan determinado a Harry y Meghan cuando llegaron no pareció extraño. Pero para muchos sí resultó doloroso que el príncipe Carlos haya ignorado por completo a su hijo menor y su nuera camino a su puesto en el servicio.
“No hubo reconocimiento, ni contacto visual, fue como si no existieran”, dijo The Times.
Otro indicio de que este regreso de los Sussex a Londres no adelantará mucho el camino de la reconciliación es que ellos han preferido marginarse de eventos más privados en que ha tomado parte la parentela de la reina. Se diría que aquellos serían espacios más propicios para volverse a conectar con la familia, pero tampoco ha sido así.
Para comenzar, no fueron al almuerzo que la reina ofrece en el palacio por su cumpleaños. También se ausentaron de la recepción en la alcaldía de Londres.
En fin, como concluyó The Times, “las últimas 48 horas no han convencido a nadie de que todo es dulzura y delicadeza. Pero ambos lados han mostrado suficiente autocontrol para no exponer sus diferencias”.