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¿Hasta dónde llegará Nicolás Maduro para aferrarse al poder? Su rival en las elecciones crece en las encuestas
Un análisis del ‘Financial Times’ muestra la difícil situación que enfrenta Maduro y cuáles serían los escenarios para quedarse en la Presidencia.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, se enfrenta a unas elecciones muy duras tras 11 años en el poder y busca su tercer mandato, luego de heredar el mando en 2013 de Hugo Chávez, fundador de la Revolución Bolivariana, que combina una economía dirigida por el Estado con el nacionalismo.
Aunque por decisiones judiciales su mayor opositora, María Corina Machado, no puede participar en el proceso electoral, se ha convertido, como lo advierte un análisis del Financial Times (FT), en uno de sus desafíos más difíciles antes de las elecciones del 28 de julio. Machado ha impulsado la ventaja para quien la sucedió en la candidatura y ahora enfrentará a Maduro: el poco conocido exdiplomático Edmundo González.
Los analistas se preguntan cómo se mantendrá Maduro en el poder, y hasta los encuestadores más pesimistas le dan a González una ventaja del 20 %.
La situación es tan compleja, que ha llevado a Maduro a lanzar una ofensiva “de encanto para tratar de ganarse al público, apareciendo en TikTok y en mítines con una personalidad vivaz y paternal”, dice el FT. Él, que “ha presenciado un colapso económico en cámara lenta, un éxodo de millones de personas y una escalada de opresión durante sus 11 años en el cargo”, ahora “posa para selfis y canta para su público”.
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En un mitin de campaña en un barrio oprimido de Caracas, Maduro planteó el proceso electoral como una elección entre un hombre común con quien se puede identificar y un sustituto dócil de la élite.
“¿Quieren un presidente títere, que sea débil, que pueda ser manipulado y del que nadie haya oído hablar?”, preguntó a la multitud, “¿o quieren un presidente del barrio, del pueblo?”, dijo.
Esta estrategia sorprende en momentos en que Maduro, señala el FT, ha redoblado el autoritarismo que heredó de Hugo Chávez a medida que la economía se contrajo un 75 % en los ocho años hasta 2021 y alrededor de 7,7 millones de venezolanos huyeron, más de una cuarta parte de la población. Además, las protestas son reprimidas violentamente por los militares y muchas figuras de la oposición han sido encarceladas o exiliadas, mientras que el país ha dependido del apoyo de Rusia, Irán, Turquía y China.
“A los autoritarios les encanta celebrar elecciones, que siguen siendo una fuente fundamental de legitimidad, tanto externa como internamente”, dijo Steven Levitsky, profesor de gobierno en la Universidad de Harvard y coautor de How Democracies Die, citado por FT. Y agrega: “Si sabes que eres impopular, y Maduro sabe que él es impopular, y no quieres perder el poder, entonces debes tomar medidas para evitar una elección verdaderamente competitiva desde el principio”.
En ese sentido, Maduro ha tomado medidas: controla los tribunales y las autoridades electorales, los medios favorables a la oposición se limitan a operar en línea, los críticos del gobierno están ausentes de las emisoras estatales mientras que imágenes deepfake de Machado circulan en las redes sociales. Por ejemplo, un general del Ejército compartió una imagen manipulada que sugería que Machado se había comprometido a recortar el gasto en defensa.
No es una campaña normal. Grupos de derechos humanos han denunciado que de al menos 3,5 millones de venezolanos elegibles que viven en el extranjero (la gran mayoría, vistos como probables partidarios de la oposición) solo 69.000 pudieron registrarse para votar “en medio de un obstáculo burocrático de requisitos imposibles”. Ya en enero, la Corte Suprema, aliada del Gobierno, había confirmado la prohibición de la candidatura de Machado, que ganó abrumadoramente las primarias de la oposición en octubre pasado y desde entonces ha llenado plazas con partidarios en todo el país.
Por si fuera poco, la campaña de Machado ha enfrentado acoso: unos 14 asistentes han sido arrestados y otros seis se han refugiado en la Embajada argentina, mientras que las autoridades han cerrado negocios, incluidos restaurantes y operadores de ferry, después de atenderla.
“No estamos en una campaña electoral normal. Nos enfrentamos a todo el poder del Gobierno”, dijo Delsa Solórzano, quien participó en las primarias de la oposición, pero ahora hace campaña con Machado en nombre de González y fue citada por el FT.
“El régimen de Maduro es capaz de casi cualquier cosa y la realidad es que, si quiere permanecer en el poder, la única manera es mediante el fraude”, advirtió Solórzano.
Solo un pequeño equipo de la ONU y el Centro Carter se han comprometido a monitorear la votación después de que el Gobierno no invitó a la delegación a gran escala de la UE. En respuesta, la oposición está liderando una campaña para registrar a decenas de miles de testigos para que vigilen los colegios electorales.
En 2018, cuando Maduro ganó las elecciones, en Occidente el proceso fue considerado como una farsa. De hecho, llevó a la administración de Donald Trump a imponer sanciones de “máxima presión” al país y a figuras del Gobierno.
Las sanciones a la petrolera estatal PDVSA se levantaron temporalmente tras un acuerdo firmado en Barbados en octubre de 2023 en el que la oposición se comprometió a dar pasos hacia unas elecciones “libres y justas”. En abril, y luego de incumplir el acuerdo por parte del Gobierno venezolano, desde Washington se volvieron a imponer las medidas, pero dejó abierta la posibilidad de permitir que empresas individuales solicitaran exenciones.
A partir de ese momento se reanudaron las conversaciones con la Casa Blanca, pero se desconocen los avances. Algunos especulan que podrían señalar una posible transición de poder si Maduro pierde a finales de este mes. Y el presidente venezolano, dice el FT, tiene motivos para aferrarse al poder. “Él y su círculo íntimo enfrentan cargos penales en Estados Unidos por abuso de derechos humanos, corrupción y participación en el tráfico de narcóticos. La Corte Penal Internacional está investigando acusaciones de crímenes contra la humanidad cometidos por figuras gubernamentales y militares”.
Eugenio Martínez, consultor político y periodista venezolano especializado en elecciones, calificó esta elección, como una situación “de vida o muerte para el Gobierno”. Y dijo: “En realidad, solo Estados Unidos puede dar garantías de que el costo de dejar el poder será menor para ellos de lo que es hoy”.
Por su parte, un exasesor de Maduro, citado por el FT, dijo que el líder venezolano no tenía intención de hacerse a un lado mientras estuvieran vigentes las sanciones. “Así como Estados Unidos tiene su definición de elecciones ‘libres y justas’, para el Gobierno venezolano significa no sanciones”, señaló.
El informe advierte una situación crítica: Los analistas han sugerido que Maduro también podría intentar descalificar la candidatura de González y obligar a la oposición a boicotear las elecciones o respaldar a otro candidato que ya esté en la boleta.
“Como último recurso desesperado, el Gobierno podría posponer o cancelar las elecciones. También podría utilizar tácticas de distracción, como exacerbar las tensiones con la vecina Guyana por su región del Esequibo, que Venezuela reclama”, agregó el análisis del FT.
Maduro también parece dispuesto a apuntalar el apoyo interno, haciendo nuevas promesas de gasto social. En un acto de campaña, prometió construir 3 millones de viviendas.
Ahora, Maduro aparece más delgado y en su programa de entrevistas televisado semanal habla de geopolítica con un aire de bonhomía y en TikTok parece cortejar a los votantes más jóvenes.
Sus partidarios están convencidos de una victoria, pero sus opositores ven las elecciones como su mejor oportunidad para derrocar al Gobierno, y la ofensiva de “encanto” del presidente no está resonando.
“Voy a votar para acabar con toda esta locura”, dijo Katiuska Lugo, madre soltera. Rafael Durán, abogado jubilado, dijo que “la gente ya no tiene miedo y por eso es muy difícil que gane Maduro”, cita FT.
Andrés Izarra, quien se desempeñó como ministro de Comunicaciones durante el gobierno de Chávez, pero rompió con Maduro en 2018, dijo que los intentos de Maduro de presentarse como una cara amiga no estaban dando resultado.
“La campaña ha sido catastrófica porque no hay mensaje, no hay esperanza”, dijo Izarra, según el FT. El informe concluye con una cita adicional de Izarra, cuando se le preguntó qué consejo le daría a Maduro. “Izarra fue inequívoco: ¡renunciar!”.