Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas. | Foto: AFP

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Presidente de Filipinas elimina varios días festivos “para recuperar la economía del país”

El mandatario filipino expidió una enmienda temporal para declarar “días laborales especiales” el 2 de noviembre, el 24 de diciembre y el último día del año.

1 de marzo de 2021

Desde que asumió la Presidencia de Filipinas el 30 de junio de 2016, Rodrigo Duterte ha generado polémica por sus decisiones. Incluso muchos analistas y académicos lo han tachado de fascista.

A lo largo de su mandato ha tomado medidas radicales y no le ha temblado el pulso para aplicarlas.

La más reciente medida que ha generado controversia es la expedición de la Proclama 1107, a través de la cual modifica los feriados regulares y días especiales no laborables del año 2021.

Por orden del mandatario, ahora el Día de Muertos, Nochebuena y el último día del año pasaron a ser “días laborales especiales”. Es decir, esas jornadas hay que trabajar.

“Para que el país se recupere del fuerte impacto económico que ha tenido la pandemia de la covid-19, tenemos la necesidad de fomentar la productividad a través de, entre otras medidas, la reducción de las interrupciones laborales y conmemorando algunos feriados especiales como días laborales especiales”, dice el documento.

Todas las otras disposiciones de la Proclama 986, firmada el 31 de julio de 2020 y que regía este aspecto de la vida diaria, “seguirán vigentes”, añade el texto.

De esta forma, los días 2 de noviembre, 24 de diciembre y 31 de diciembre habrá que trabajar como un día normal y sin recibir “una paga extra” por ello, como era la tradición.

El Año Nuevo Chino (12 de febrero), la Fiesta de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y el día de Ninoy Aquino (21 de agosto), entre varias otras fechas, seguirán sin modificaciones.

Duterte, ordenó a las fuerzas de la ley “disparar a matar” a aquellas personas que violen los requisitos de la estricta cuarentena.

El documento, emitido desde el Palacio de Malacañán, sede del Poder Ejecutivo filipino, dice que la medida considera que el país sigue sometido al estado de calamidad debido a la pandemia, así como el hecho de que las autoridades sanitarias han pedido evitar las aglomeraciones de público, las que normalmente ocurren durante estas celebraciones.

La paga adicional que dejarán de percibir quienes trabajen esos días es del 30 por ciento de su salario base diario. Desde el 10 de agosto de 2020, cuando alcanzó su pico máximo con 6.725 contagios diarios, Filipinas ha estabilizado su tasa de nuevos casos de coronavirus en torno a los 2.000 por cada jornada. Desde el inicio de la pandemia, más de 12.000 personas han fallecido en ese país, de 107 millones de habitantes.

Medidas controversiales

En abril de 2020, cuando la pandemia del coronavirus cobraba fuerza Duterte, ordenó a las fuerzas de la ley “disparar a matar” a aquellas personas que violen los requisitos de la estricta cuarentena.

“No dudo. Mis órdenes son para la Policía y el Ejército. En caso de problemas o de una situación en que la gente se pelee y sus vidas estén en peligro, dispárenles a matar”, aseveró el mandatario tras señalar que el brote viral “está empeorando”.

Duterte dijo que también pidió que castigue a los que atacan a médicos y trabajadores de la salud con productos químicos tóxicos. “Quienes causen problemas morirán de hambre en las cárceles”, advirtió.

El gobernante filipino formuló esa declaración horas después de que la Policía interrumpiera en un mitin en la barriada de San Roque, en Manila, donde una veintena de personas se lanzaron a las calles a pedir ayuda humanitaria. La mayoría de ellas fueron detenidas.

Además, Duterte restableció durante su gobierno la pena de muerte por ahorcamiento, reconoció públicamente que durante su etapa como alcalde de la localidad de Davao había cometido asesinatos en la lucha contra la delincuencia y organizaciones humanitarias lo señalaron como el responsable de organizar escuadrones de la muerte en Filipinas.

Así mismo, convirtió las universidades de Filipinas en accesibles a la población y también fue quien legalizó el ‘matrimonio igualitario’ y quien puso la píldora anticonceptiva al alcance de las mujeres más desfavorecidas.