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Heces en las paredes y malos olores: La conducta de Julian Assange en la Embajada de Ecuador

Funcionarios de la Embajada ecuatoriana afirmaron que el fundador de WikiLeaks tenía muy mala higiene. En ocasiones lanzó sus heces a las paredes, andaba en ropa interior y de su cuarto emanaban malos olores constantemente.

12 de abril de 2019
Los funcionarios de la embajada denunciaron que Assange tenía muy mala higiene personal.

Durante siete años, Julian Assange vivió en la Embajada de Ecuador en Londres. El fundador de WikiLeaks se refugió allí para evitar ser capturado y extraditado a Suecia por un supuesto delito sexual.

Assange también tenía cargos en su contra en Estados Unidos luego de que ayudará a Chelsea Manning a revelar miles de correos filtrados por lo que se le acusa de “conspirar para cometer intromisión informática”.

El fundador de WikiLeaks recibió el apoyo del Gobierno ecuatoriano liderado por Rafael Correa, pero el actual mandatario, Lenín Moreno, decidió retirarle el asilo por lo que fue capturado por las autoridades inglesas.

Algo que llamó mucho la atención de Assange cuando salió arrastrado de la embajada fue su aspecto físico. El activista y periodista australiano, de 47 años, tenía el pelo largo y una frondosa barba. Su apariencia  podría ser el reflejo de la vida que llevó en lo que podría denominarse una prisión de facto.

De acuerdo a las autoridades ecuatorianas, Assange tuvo un comportamiento extraño que empeoró con el paso del tiempo y que incluía reprochables conductas como lanzar heces a las paredes, patinar en la noche, poner música alta y pasearse en ropa interior por las zonas comunes de la sede diplomática.

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Un funcionario de la embajada manifestó que la habitación se convirtió en  "territorio soberano dentro de un territorio soberano", pues nadie podía entrar. También, señaló que del cuarto salía un hedor terrible producto de que su ocupante no se bañaba y sufría un complejo problema dental.

Además el presidente Lenín Moreno denunció que Assange lanzaba sus heces a las paredes. "Este señor con sus heces fecales manchaba las paredes de la embajada", aseguró.

Otro de los inconvenientes de Assange se produjo por su gato Quito. Los miembros de la embajada le pidieron en ocasiones repetidas que limpiara la suciedad de la mascota, pero él se negaba a hacerlo.

De acuerdo al abogado de Assange, el gato fue entregado a alguien cercano al asilado. "Por lo menos el gato se salvó. Sí fue entregado, no sé si a un amigo pero ya salió de la embajada, posiblemente semanas antes", dijo Carlos Poveda.

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Quito acompañó a Assange desde 2016, con el compromiso de que él debía encargarse de la alimentación, la limpieza y los cuidados del animal en general.

La mala conducta de Assange llegó a su tope cuando empezó a maltratar física y verbalmente a los miembros de la embajada acusándolos de ser espías de Estados Unidos. El hombre inclusive amenazó con tener un botón de pánico que podía usar en casos extremos. Sin embargo, todo se quedó en amenazas.

"Hemos quitado el asilo a este malcriado", dijo el presidente del Ecuador, Lenín Moreno. El mandatario se mostró muy molesto luego de que WikiLeaks hiciera una filtración que involucraba a su hermano.

El portal reveló  un escándalo que involucra al hermano del presidente, Edwin Moreno Garcés, en la creación de una empresa offshore en 2012, Ina Investment Corp. En esta época Moreno era el vicepresidente de Rafael Correa y la offshore habría ocultado el dinero de sobornos de empresas constructoras a través de un supuesto testaferro, Xavier Macías Carmignani.

"No puedes llegar a una casa que te recibe con afecto, que te da de comer, que te cuida, y denunciar al dueño de casa", dijo Moreno.

Mientras tanto, los vecinos de la embajada se mostraron complacidos por la salida de Assange. La sede era constante lugar de concentración para protestas y mítines de seguidores del periodista australiano.

"Dios mío, se ha acabado la pesadilla, qué alivio", dijo Tony Knight, consultante financiero que vive cerca de la legación diplomática, en el elegante barrio de Chelsea.

"En toda esta zona, los que vivimos aquí estábamos molestos por lo que sucedía, había presencia policial, manifestaciones", explicó. "No era a diario pero la situación se prolongó siete años".

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Según Knight, incluso cayeron los precios de las viviendas. "Alguien me dijo (...) que tuvieron que rebajar su alquiler un 30 por ciento por todo este asunto", dice señalando el señorial edificio de cuatro plantas, ladrillo rojo y ventanas blancas, que acoge en su ala izquierda a la Embajada de Ecuador y en la derecha a la Embajada de Colombia.

Ahora Assange está a la espera de iniciar una lucha en los estrados para evitar su extradicción a los Estados Unidos. 

*Con información de AFP y AP.