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Hisashi Ouchi, el rostro de una lenta y dolorosa muerte
En medio de las labores habituales, un descuido provocó la que se considera la muerte más lenta jamás registrada.
Un día de trabajo puede estar marcado por varias situaciones y emociones, benignas y no tan buenas; sin embargo, hay situaciones en las que se pierde el control y pueden terminar como un incidente o accidente. Esta última fue la que sufrió Hisashi Ouchi en su último día de trabajo, y que por durante más de 80 días luchó por permanecer con vida.
Junto con los desastres nucleares de Chernóbil, Three Mile Island y Fukushima, el ocurrido en la planta nuclear de Tokaimura, en Japón, marcó una huella en la historia de la nación, de las ciencias y del mundo, no tanto por los hechos sino por los afectados, en este caso, Ouchi, de 35 años.
El 30 de septiembre de 1999, a tan solo tres meses del esperado año 2000, Ouchi se dirigió normalmente a su trabajo como operario en la planta. A media mañana, Ouchi se encontraba con otro operario, Masato Shinohara, quienes estaban vertiendo una solución de óxido de uranio de 16 kg, sabiendo que lo máximo permitido eran 2.3 kg, en ácido nítrico en un tanque.
Por la cantidad desmedida, la mezcla era una bomba química. La reacción en cadena en ese tanque provocó que las emisiones de rayos gamma y de neutrones fueran de categoría mayor. Ouchi fue el principal perjudicado de esta exposición, ya que se encontraba al lado del tanque, mientras su compañero Shinohara estaba más lejos, por lo que esta distancia le salvó la vida.
No obstante, ambos operarios comenzaron a presentar náuseas, vómitos, dolores corporales y dificultades para respirar. Las alarmas estuvieron presentes durante 20 horas hasta que finalmente se pudo controlar la situación, sin embargo, las secuelas para los trabajadores, en especial para Ouchi, fueron devastadoras.
Luego de llevar a Ouchi al hospital, se percataron que tenía la piel roja e hinchada por la exposición química abismal, a pesar de no presentar dolencias mayores en el cuerpo. Los médicos aun así lo estudiaron y descubrieron que no podían regenerar ninguna célula del cuerpo y tampoco tenía glóbulos blancos a la llegada al hospital.
El primer síntoma fuerte que presentó Ouchi fue el desprendimiento de la piel, llegando a tal punto de no poder regenerarse. Las crisis respiratorias eran diarias, además de los 18 días de estar en el hospital, se comprobó que las células que tenía trasplantadas no sirvieron de nada.
A los 27 días, Ouchi presentó problemas en los intestinos debido a fuertes hemorragias, por lo que necesitó un promedio de diez transfusiones al día. También llegó a sangrar por los ojos.
Hisashi Ouchi fue mantenido con vida durante 83 días después de absorber 17 Sieverts de radiación, el nivel más alto para cualquier ser humano. pic.twitter.com/oXAZthywJN
— Cerebro Digital (@digitalcerebro) March 29, 2023
A pesar de intentar cubrirlo con piel artificial, los músculos se comenzaron a separar de los huesos, por lo que era inviable que la piel se pueda adherir a su sistema muscular para tener un poco de tiempo con el fin de pensar mejores tratamientos. Allí se documenta que Ouchi le pidió a los médicos que dejaran de tocarlo, y que pararan sus esfuerzos.
Llegando el día 59, el corazón de Ouchi sufrió varios paros seguidos, además de que los riñones y el cerebro ya no funcionaban con normalidad. Finalmente, el 21 de diciembre, tras 83 días de agonía, Hisashi Ouchi fue declarado muerto por un fallo multiorgánico.
Cifras reveladas por los médicos y científicos que atendieron el caso de Ouchi, dijeron que él había, y sigue siendo, la persona que durante más tiempo se ha expuesto a la radiación, ya que, Ouchi recibió la misma cantidad de radiación que emitió el epicentro de la bomba atómica de Hiroshima.
Otro dato que también compartieron las autoridades del caso fue que Ouchi fue receptor de 10 mil a 20 mil milisieverts (unidad de medida utilizada para saber los daños que ocasiona una exposición a la radiación), siendo 50 el umbral máximo para preservar la vida.