El canciller venezolano, Jorge Arreaza, reaccionó a la decisión boliviana escribiendo en su cuenta de Twitter: "los supuestos y enconados defensores de las democracias y los DDHH han reprimido a sus pueblos salvajemente y ahora incorporan en sus filas a una dictadura fascista, racista, producto de un golpe de Estado sangriento".
Hasta ahora, Bolivia se había mantenido al margen de este bloque dada la afinidad política existente entre el gobierno del expresidente izquierdista Evo Morales, hoy refugiado en Argentina, y el régimen de Nicolás Maduro. La situación ha cambiado, pues la presidenta transitoria de Bolivia, Jeanine Áñez, se ha distanciado del gobierno venezolano encabezado por Maduro y ha reconocido el liderazgo de Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional reconocido como mandatario interino de Venezuela por medio centenar de países, entre ellos Estados Unidos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Gustavo Meza-Cuadra, expresó en una comunicación dirigida a la Cancillería boliviana "la satisfacción de incorporar a Bolivia en los trabajos del Grupo (de Lima)". Perú reiteró que el objetivo del Grupo de Lima es "contribuir a lograr una solución pacífica, democrática y constitucional a la crisis en Venezuela, conducida por los propios venezolanos, a través de elecciones presidenciales libres, justas y transparentes; así como a apoyar la urgente atención de la situación humanitaria".
Desde el 2017, el Grupo de Lima ha emitido una serie de declaraciones que apenas han tenido efecto en la situación interna venezolana, aunque sus impulsores consideran que principal logro es haber creado conciencia internacional sobre la gravedad de la crisis en Venezuela.