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Hunter Biden, el hijo del presidente de EE.UU. que se declaró culpable ante la justicia. Los detalles de su vida de excesos son escabrosos
Hunter Biden, el hijo problemático del presidente de los Estados Unidos, enfrenta un nuevo juicio. Los detalles que se han revelado sobre su vida de sexo y drogas son escabrosos.
La vida del presidente Joe Biden ha estado llena de dolores y de tragedias. El primer mandatario ha perdido a quienes más ama. Tras ganar su primera campaña electoral al Senado, en 1972, un catastrófico accidente estremeció a su familia. Su esposa fue con sus tres pequeños hijos a comprar un árbol de Navidad.
En la vía, un camión que transportaba mazorcas estrelló el auto y apagó el corazón de las dos mujeres de su vida: Neilla, que iba manejando y apenas tenía 30 años, y su bebé Naomi, de 13 meses. Sus otros dos hijos, Joseph ‘Beau’ y Hunter, de 3 y 2 años, respectivamente, sobrevivieron de milagro. Pero la vida de ambos tampoco ha tenido un final feliz. Beau siempre fue el hijo perfecto.
Se graduó con honores, fue fiscal general de Delaware y veterano de la guerra en Irak. Era una estrella de la política, pero un agresivo cáncer cerebral irrumpió ese camino. Falleció en 2015. “Fue el hombre más fino que cualquiera de nosotros haya conocido”, escribió Biden sobre él. El presidente narró que el dolor de su muerte “nunca se va” y que siempre se levantaba preguntándose si sus hijos fallecidos estarían orgullosos de él. Hunter, en cambio, siempre ha tenido una vida llena de escándalos y, por eso, los medios suelen llamarlo la “oveja negra” de los Biden.
Este jueves comenzó un nuevo juicio en su contra, ahora por evasión de impuestos. La cifra asciende a 1,4 millones de dólares en diez años. La defensa de Hunter ha expuesto sus vergüenzas y sus pesares. Aunque se declaró culpable, sus abogados intentaron probar que no pudo pagar impuestos, pues había caído en un hoyo negro de adicción a las drogas, al alcohol y al sexo, tras la pena de perder a su hermano.
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El hijo del mandatario ya fue condenado el año pasado por comprar ilegalmente un arma en esos años de drogadicción. Los juicios contra Hunter Biden han expuesto temas escabrosos de su vida. En los últimos meses, han pasado por los estrados sus exparejas para narrar cómo el crack les arruinó la vida. Incluso habló Hallie, la exesposa de su hermano Beau, con quien Hunter también tuvo una relación después de su fallecimiento.
“Me arrepiento de ese periodo de mi vida”, contó ella tras detallar cómo encontraba la droga en el carro del hijo del presidente y cómo, tras ver el arma, le dio pánico pensar que él pudiera atentar contra su propia vida. Otra mujer, Zoe Kestan narró que lo conoció en un bar de streptease y que consumía tanto que no pasaban 20 minutos entre una y otra dosis de crack. El abogado de Hunter, Mark Geragos, ha dicho que la justicia norteamericana está ejerciendo “un asesinato moral” contra el hijo del presidente.
El primer mandatario ha sido prudente con el caso de su hijo y dejó claro que de ser condenado no lo indultaría. Por este último expediente, se expone a una pena de 17 años de cárcel. Hunter hoy es pintor y asegura que no ha probado la droga desde 2019. Pero desde que ha estado “limpio”, ha sido señalado de usar el cargo de su papá para hacer tráfico de influencias por el mundo.
Por este controvertido trabajo ha tenido que ir a testificar al Congreso. Ucrania, China, Rumania y hasta Colombia han sido objeto de sus negocios. Durante los años que ha estado en el poder, Hunter ha sido el talón de Aquiles de su padre.
La posibilidad de ir a la cárcel habría sido una bomba política y un manjar para la campaña de Donald Trump. Ahora, al declararse culpable, habría sido visto como un favor impresentable para un presidente en busca de la reelección. El patito feo de los Biden sigue haciendo estragos.