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Ian MacLachlan, el héroe olvidado de la vacuna de la covid que no gana un centavo por esa proeza
Una investigación de Forbes de un mes de duración revela que el científico más responsable de este método crítico de administración es un bioquímico canadiense poco conocido de 57 años al que nadie le ha pagado por usar su descubrimiento.
En todas las tragedias siempre hay héroes y villanos. Pero en la lucha contra el coronavirus ha habido mucho más de lo primero que de lo segundo. El esfuerzo del personal médico y de los científicos en la pandemia ha sido destacado por el mundo entero. Sin embargo, hay un personaje al que el mundo no le reconoce el haber hecho uno de los aportes más fundamentales a esta crisis planetaria: Ian MacLachlan.
Se trata de un bioquimico canadiense que hizo un aporte fundamental a la vacuna de Covid y cuyo perfil fue exaltado por la prestigiosa revista Forbes. El medio cuenta como el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, y el director ejecutivo de BioNTech, Uğur Şahin, tomaron un jet ejecutivo en ruta hacia la campiña montañosa de Klosterneuburg, en Austria.
Su destino era una pequeña planta de fabricación ubicada en la orilla occidental del río Danubio llamada Polymun Scientific Immunbiologische Forschung. “Bourla y Şahin tenían la misión de lograr que la compañía fabricara la mayor cantidad posible de nanopartículas de lípidos para su nueva vacuna Covid-19, que estaba en una vía rápida para recibir la autorización de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU”, relata el medio.
Lograr utilizar la tecnología RNA era muy importante para la inmunización contra la Covid. Las vacunas convencionales se pueden elaborar a partir de virus inactivos, como polio o la gripe, atenuados (por ejemplo, el sarampión y la fiebre amarilla) o simplemente proteínas llamadas antígenos (hepatitis B). La de Pfizer, elaborada en conjunto con la alemana BioNTech, se basa en una nueva tecnología llamada ARN mensajero.
Por medio de esta técnica se inyectan en el cuerpo hebras de instrucciones genéticas bautizadas ARN mensajero, es decir, la molécula que le dice a nuestras células qué hacer. Cada célula es una minifábrica de proteínas, según las instrucciones genéticas contenidas en su núcleo.
Hasta ahora, se creía que esa búsqueda científica había sido pacífica. Pero una investigación de Forbes descubrió que existe una trama de conspiraciones detrás de ese éxito.
“Una investigación de Forbes de un mes de duración revela que el científico más responsable de este método crítico de administración es un bioquímico canadiense poco conocido de 57 años llamado Ian MacLachlan”, señaló la publicación.
Según su artículo, “como director científico de dos pequeñas empresas, Protiva Biotherapeutics y Tekmira Pharmaceuticals, MacLachlan dirigió el equipo que desarrolló esta tecnología crucial. Hoy, sin embargo, pocas personas, y ninguna de las grandes compañías farmacéuticas, reconocen abiertamente su trabajo pionero, y MacLachlan no gana nada con la tecnología en la que fue pionero”.
Esa revista habló con MacLachlan y el científico aceptó que sabe que su trabajo está siendo utilizado en las farmacéuticas que han asegurado usar RNA. “Abro mi navegador por la mañana y miro las noticias, y el 50% son vacunas, está en todas partes, y no tengo ninguna duda de que las vacunas utilizan la tecnología que desarrollamos”, le dijo a Forbes.
“No le pagan ni un centavo”, destaca el medio, que recuerda que Moderna, BioNTech y Pfizer han tenido ventas por 45 billones de dólares en vacunas en 2021. Mientras tanto, ya se advierte que al menos en el caso de Pfizer será imprescindible una tercera dosis, con lo cual esos ingresos solo crecerán más y más.
El caso está en un pleito judicial. Moderna ha alegado que ellos usan otro tipo de tecnología, pero cuando tuvieron que ir a probarlo, según Forbes, utilizaron el mismo sistema de cuatro lípidos que MacLachlan. Documentos encontrados en la FDA también demuestran que la de Pfizer utiliza exactamente lo mismo.
Al final el científico se lamenta: “Hay un equipo de personas que dieron gran parte de su vida al desarrollo de esta tecnología. Ellos dieron su corazón y su alma...Estas personas trabajaron como burros y dieron lo mejor de sí mismos para desarrollarlo”.
*Con información de AFP.