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Inhalar el mal olor de otra persona, la reconocida ‘chucha’, reduce la ansiedad social, según investigación
Aunque parezca poco creíble, hay datos que lo confirman.
Tener mal olor en el cuerpo parece no ser del todo un factor negativo, ya que incluso podría ayudar a otras personas que sufren de ansiedad.
Un estudio hecho por Investigadores del Instituto Karolinska en Suecia lograron descubrir que la denominada ‘chucha’ reduce la ansiedad social en casi un 40 %.
“Nuestro estado mental hace que produzcamos moléculas (o quimioseñales) por medio del sudor. Estas moléculas comunican nuestro estado emocional y producen respuestas en los receptores, o sea en quienes huelen ese sudor”, afirmó Elisa Vigna, líder de la investigación a SWNS.
¿Cómo se hizo el estudio?
Los especialistas detrás de este curioso estudio tenían muestras de sudor de voluntarios, las cuales fueron destapadas para que 48 mujeres de 15 a 35 años que padecían de ansiedad social pudieran inhalarlas.
Las muestras de sudor tenían una particularidad. Algunas habían sido sacadas mientras quienes donaban su olor eran expuestos a diferentes sensaciones. Por ejemplo, algunas muestras de sudor se tomaron mientras unos donantes veían películas de terror y otras mientras veían películas de comedia.
Con las diferentes muestras, las mujeres participantes con ansiedad social se dividieron en tres grupos y se sometieron al tratamiento de aroma durante dos días. Uno de los grupos estuvo expuesto al aire libre, sin contacto con el olor del sudor.
El equipo logró determinar luego del tiempo del estudio que después de someterse a una sesión de terapia de atención plena con estos olores, la ansiedad social se redujo en aproximadamente un 39 %.
“Descubrimos que las mujeres del grupo expuestas al sudor de personas que habían estado viendo películas divertidas o aterradoras respondieron mejor a la terapia que aquellas que no habían estado expuestas”, afirmó Vigna.
¿Qué es la ansiedad social?
La ansiedad social es el miedo a ser juzgado y evaluado negativamente por otras personas, lo que lleva a sentimientos de inadecuación, inferioridad, timidez, vergüenza, humillación y, en ocasiones, a depresión y consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
Existen dos tipos de ansiedad social. La específica, que es el miedo a hablar frente a un grupo, y la generalizada, en la que la persona está ansiosa, nerviosa e incómoda en casi todas las situaciones sociales.
Las personas con este trastorno suelen experimentar mucha angustia en las siguientes situaciones:
- Ser presentado a otras personas.
- Ser molestado o criticado.
- Ser el centro de atención.
- Ser observado mientras hace algo.
- Relacionarse con personas importantes.
- Los encuentros sociales, especialmente con extraños.
- Las relaciones interpersonales, ya sean amistosas o románticas
Las manifestaciones fisiológicas que acompañan a la ansiedad social incluyen aceleración del corazón, rubor, sudoración excesiva, sequedad de garganta y boca, temblor, tragar con dificultad y tensión muscular, especialmente en la cara y el cuello.
Este trastorno afecta aproximadamente a 15 millones de adultos estadounidenses. El trastorno de ansiedad social puede tener un impacto devastador en el desempeño académico, el éxito laboral, la independencia financiera o las relaciones personales y a menudo lleva a un estilo de vida aislado. Sin tratamiento adecuado, el trastorno de ansiedad social puede durar muchos años o toda la vida e impedir que una persona alcance su máximo potencial.