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Italia podría recibir a la derecha extrema después de las elecciones a primer ministro
Si este movimiento político llega al poder este domingo 25 de septiembre, se pueden ver afectadas las ayudas de Italia hacia Ucrania.
Las legislativas del domingo en Italia plantearon una serie de retos en materia económica y política. ¿Qué pasará con los miles de millones de euros del fondo de recuperación poscovid concedidos a Italia por la Unión Europea? ¿Se mantendrá el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa?
La coalición derechista formada por el partido posfascista Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia, FDI) de Giorgia Meloni, la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia (FI) del magnate Silvio Berlusconi lidera todas las encuestas que divulgaron dos semanas antes del sufragio, con alrededor del 45 al 47 % de las intenciones de voto, frente al 22% de la coalición de izquierda encabezada por el Partido Democrático (PD, centro-izquierda).
Según el acuerdo vigente desde hace años entre los líderes de los partidos de derecha, la formación más votada será la que designe al candidato a jefe de gobierno, es decir, que al cargo de primer ministro podría llegar Giorgia Meloni.
FDI iba por delante de sus aliados, con cerca del 24% de las intenciones de voto, frente al 12 % de la Liga y el 8 % de Forza Italia, según los sondeos.
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Si las urnas confirman los sondeos, significa que por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial Italia, la tercera economía de la zona euro y uno de los países fundadores de la Unión Europea (UE) estará gobernada por un primer ministro que pertenece a un partido posfascista y euroescéptico.
Meloni y su partido son los herederos del Movimiento Social Italiano (MSI), un partido neofascista creado en 1946 tras la Segunda Guerra Mundial por dirigentes que habían formado parte de la República de Saló, un estado títere de la Alemania nazi.
Sus principales aliados en Europa son el partido de extrema derecha español Vox y el conservador y nacionalista polaco Ley y Justicia, que junto con FDI forman parte del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) en la Eurocámara.
Cabe resaltar que debido a la pandemia y a la crisis económica, Italia fue el país más beneficiado por el plan de recuperación europeo, con un paquete de unos 200.000 millones de euros para financiar proyectos y estimular el crecimiento. Pero para obtener esos fondos, Roma debe implementar una serie de complejas reformas previamente negociadas por el primer ministro saliente Mario Draghi.
Meloni ha advertido en numerosas ocasiones durante la campaña electoral que quiere volver a negociar con la Comisión Europea las condiciones relativas a la concesión de esos fondos.
La Comisión no ha reaccionado, como es habitual, cuando se está en plena campaña electoral. Sin embargo, la posición euroescéptica de su partido, tendente al soberanismo, desata muchas incógnitas. Si se dejan de respetar los plazos y las condiciones negociadas, el desembolso del dinero corre el riesgo de sufrir importantes retrasos.
Ahora, si la derecha llega al poder, la posición italiana sobre la guerra en Ucrania, la ayuda a ese país y las sanciones internacionales contra Rusia podrían ponerse en entredicho.
Draghi encarnó la línea firme de una Italia europeísta y atlantista, que envió armas, apoyó a Ucrania y aplicó rigurosamente las sanciones contra Rusia.
Meloni apoyó también esa línea, pero su aliado, Matteo Salvini, ferviente admirador de Vladimir Putin y segundo líder de peso de la coalición de derechas, no está de acuerdo.
“Las sanciones no van a debilitar a Rusia. Al contrario, corren el riesgo de poner de rodillas a Italia y a los países europeos”, sostuvo recientemente.
Salvini también se opone al envío de más armas a Ucrania y está a favor de negociaciones, sin especificar cómo.
*Con información de AFP.