Entrevista
Javier Milei, el polémico candidato popular que quiere ser presidente de Argentina
El político de derecha libertaria Javier Milei se propone ser presidente de Argentina con su discurso antiizquierda. En su visita a Colombia, opinó sobre lo que pasa en la región.
Javier Milei se ha vuelto el nombre de moda en Argentina. Sus apasionantes discursos y carácter único lo tienen como uno de los grandes favoritos para ocupar la presidencia en las elecciones del próximo año en dicho país. Esta semana estuvo en Colombia en una serie de conferencias sobre sus perspectivas para la región y habló de estas en exclusiva para SEMANA.
SEMANA: ¿Por qué decide dar ese salto a la política en Argentina, que lo ha convertido en un fenómeno popular?
Javier Milei: En principio, porque lo que uno observa es que en Argentina, del mismo modo que en todo el mundo, el statu quo se volvió de izquierda, entonces hay toda una rebelión natural. El inicio fue precisamente con los jóvenes, porque, primero, son naturalmente rebeldes al statu quo y, segundo, porque tienen menos tiempo de adoctrinamiento en la educación pública. Después, por el rol fundamental que tienen las redes sociales. Hoy, cuando un profesor intenta adoctrinar a un alumno, lo que hacen los chicos es ir y chequear en internet. Y después hubo toda una revalorización de la libertad a partir de las cuarentenas cavernícolas de la pandemia. Nosotros no nos presentamos como antisistema porque nosotros estamos compitiendo dentro de las reglas del sistema, pero lo que venimos es a barrer con el statu quo, esos políticos ladrones que se aprovechan de las personas para ellos llevar una vida fabulosa.
SEMANA: ¿Qué lo trae a Colombia? Aquí no hay un movimiento libertario como tal.
Lo más leído
J.M.: Lo que estoy haciendo en Colombia, básicamente, es venir y explicarles los riesgos que conlleva abrazar las ideas del socialismo del siglo XXI. Justamente, Petro representa eso, esas ideas que están sembrando la pobreza, el horror y la miseria en América Latina. Esto en Argentina lo hemos padecido con tres gobiernos de los Kirchner, uno de Néstor Kirchner y otros dos de Cristina Fernández de Kirchner. Después de hecho, ellos se impusieron tanto en el relato y le lavaron tanto la cabeza a la gente que después vino Macri y terminó haciendo socialismo de buenos modales, y lo que hizo nos trajo de vuelta al kirchnerismo, que es el Gobierno de Alberto Fernández. Por lo tanto, lo que yo vengo a hacer es alertar sobre esos riesgos porque una vez que pierden la libertad es muy difícil recuperarla.
SEMANA: ¿Considera, entonces, que Colombia debe elegir a Rodolfo Hernández en lugar de a Gustavo Petro?
J.M.: Yo considero que de ninguna manera deben votar a Petro, no tienen que permitir que llegue el socialismo del siglo XXI al poder, eso es lo que ustedes tienen que lograr. Si el vehículo es Hernández, que sea Hernández.
SEMANA: ¿Cómo ve sus opciones para llegar a la Casa Rosada en las elecciones de octubre del próximo año?
J.M.: Estamos muy contentos con el trabajo que estamos haciendo, cada vez más personas se acercan a nuestro movimiento, que se llama La Libertad Avanza. Ya no es solo una expresión que contiene a jóvenes, sino que ya, por ejemplo, dos cuartos de la población, o sea, el segmento más joven muestra que lo lideramos ampliamente con 60 por ciento de imagen positiva. Mientras que el candidato o la persona que sigue más cerca está 30 puntos abajo nuestro. Pero no solo tenemos una alta imagen positiva. Tenemos también una situación de alta intención de voto. En este momento seríamos, en términos individuales, la posición más elegida por los argentinos, lo que implica que, si llegamos a la segunda vuelta, no hay ninguna duda de que yo voy a ser el próximo presidente del país.
SEMANA: ¿Cuáles son las causas para los problemas económicos que tiene Argentina?
J.M.: Si bien los Kirchner hicieron un trabajo enorme para hundir a este país, esta decadencia argentina arrancó hace poco más de 100 años cuando llegó la Unión Cívica Radical al poder, que empezó a impregnar a la sociedad con las nefastas ideas del socialismo y eso generó un círculo vicioso. Desde el siglo XX en adelante, Argentina tuvo 17 crisis, 15 son de origen fiscal y además, a partir de la segunda mitad del siglo XX en adelante, la mitad del tiempo Argentina está en recesión. Y todo eso tiene que ver con lo que yo llamo el modelo de la casta, que está edificado sobre esa idea nefasta que es la justicia social y cuyo eslogan es que donde hay una necesidad nace un derecho. Y el problema con eso es que las necesidades son infinitas y, como los derechos alguien los tiene que pagar y los recursos son finitos, hay una inconsistencia.
SEMANA: En caso de que sea elegido, ¿qué puede ser distinto con usted a diferencia de un gobernante como Mauricio Macri, que tampoco era cercano a los Kirchner?
J.M.: Macri terminó haciendo kirchnerismo de buenos modales, optó por el gradualismo. Esto no es para soluciones tibias, esto no es para soluciones intermedias al socialismo, hay que enfrentarlo, digamos, duramente y de frente y sin darle ninguna concesión. Si hay algo por lo que se va a caracterizar mi gobierno es por ser un gobierno que va a ir de frente, va a atacar desde el primer día a estas posiciones empobrecedoras, vamos a hacer una reforma del Estado para bajar el gasto público, para bajar impuestos, vamos a flexibilizar el mercado laboral hacia adelante, vamos a abrir la economía y vamos a avanzar en una reforma bancaria monetaria, que a la postre termine con la eliminación del peso argentino.
SEMANA: ¿Con qué gobernantes del mundo se siente identificado o considera que tiene puntos en común?
J.M.: Yo me siento muy identificado, en términos históricos, básicamente con Churchill, con Reagan y con Margaret Thatcher.
SEMANA: En caso de ser presidente, ¿cómo serán las relaciones con los gobiernos de izquierda?
J.M.: Si fuera elegido presidente, yo no voy a impulsar ni voy a promover el comercio y las relaciones con gobiernos de izquierda. Si la decisión del sector privado es comercializar y tener lazos con ellos, es un problema de ellos, yo con los mamertos no transo.