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J.D. Vance: en el pasado dijo “never Trump”, pero ahora llegará a la Casa Blanca como vicepresidente; esta es su historia
Vance llegó a referirse al electo presidente como “mal candidato y, francamente, una persona realmente mala”.
Cuando muchos en el partido republicano esperaban a un veterano político o incluso a una mujer para sumar votos en la reñida campaña por la presidencia, Donald Trump apostó para su fórmula vicepresidencial por una figura joven que en el pasado había sido uno de sus más grandes críticos: J.D. Vance.
Nacido el 2 de agosto de 1984 en Middletown, Ohio, y familia de origen campesino, James David Bowman, de apenas 40 años, hasta hace poco era reconocido como un inversor de capital de riesgo y veterano de guerra que hizo parte de los infantes de marina en la guerra de Irak. Además, un opositor férreo del líder republicano a quien tildó de “mal candidato y, francamente, una persona realmente mala”.
Vance, licenciado en Ciencias Políticas y Filosofía de la Universidad Estatal de Ohio y que estudió Derecho en Yale, mucho antes de ser candidato junto a Trump había publicado unas memorias que llegaron a ser best seller e incluso inspiraron una película: Hillbilly, una elegía rural, estelarizada por las actrices Amy Adams y Glenn Close.
En ellas narraba con detalle cómo, producto de las constantes peleas entre sus padres, además de los problemas de adicción de su mamá y la ausencia de su papá, terminó siendo criado por sus abuelos maternos. En ese entorno, su abuela, a quien llamaba Mamaw, lo crio con férreos principios cristianos y bajo la idea de que a la familia hay que quererla, aunque sus integrantes no se lleven de la mejor manera.
Sería entonces de la mano de su abuela, que el futuro vicepresidente adoptaría una vida ultraconservadora. Se cambió su apellido y comenzó a usar el materno (Vance). Y pronto sintió el llamado para enfilarse en la marina que lo llevaría al campo de batalla en Irak dos décadas atrás. Un destino como militar que solo logró torcer la muerte de su amada abuela, en 2005.
Pero no solo su abuela ha sido una mujer determinante en su vida. James se casó en 2014 con Usha Vance, hija de inmigrantes (una de las poblaciones que más ha sufrido los ataques de Trump) y proveniente de una familiar que pertenece a la religión hindú. De hecho, en el pasado Usha llegó a comentar que estaba “horrorizada” por el ahora nuevo presidente de Estados Unidos.
De acuerdo con un informe del Washington Post, Usha había compartido en privado con sus amigos sus profundas preocupaciones sobre los disturbios del Capitolio. Una fuente cercana, que habló de forma anónima, reveló que estaba “indignada por la incitación de Trump al motín mortal en el Capitolio de Estados Unidos y lamentó el colapso social que alimentó su apoyo político”.
La misma amiga afirmó al diario estadounidense que Usha estaba “en general consternada por Trump, desde el momento de su primera elección”.
Pero la foto cambió durante la más reciente Convención Nacional Republicana, donde Donald Trump anunció a J.D. Vance como su compañero de fórmula. En ese momento, se vio a Usha Vance apoyando a su marido y al ahora nuevo presidente. Y aunque antes estaba registrada como demócrata, desde entonces se ha alineado con el Partido Republicano.
De la unión entre Vance y la destacada abogada, que obtuvo una licenciatura en Yale y un máster en la Universidad de Cambridge, hay tres hijos: Ewan, de seis años; Vivek, de cuatro; y Mirabel, de dos. La ceremonia interreligiosa de la pareja tuvo lugar en Kentuchy.
En campaña, Vance se despachó contra la política exterior del gobierno de Joe Biden y aseguró que los norteamericanos están preocupados por “el caos en el mundo” y “la sensación de que el sueño americano es inalcanzable”. Agregó que Donald Trump “consistentemente hizo que el mundo fuera más seguro”.