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¿Joe Biden está enfermo? Preocupación por la persistente tos del presidente

El mandatario estadounidense continúa su recuperación de la covid-19, después de haber resultado negativo.

10 de agosto de 2022
Joe Biden, presidente de Estados Unidos
Secuelas del covid-19 serían las responsables de la persistente tos que Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha tenido en actos públicos. | Foto: Getty Images

Este martes 9 de agosto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tuvo que detener en varias oportunidades su discurso a las afueras de la Casa Blanca, durante la firma de una ley para la industria de microchips.

El motivo fue una constante tos del mandatario, quien en días anteriores dio negativo por covid-19, luego de varias semanas en que el resultado había sido positivo.

Luego de terminar su discurso, el jefe de Estado se sonó la nariz antes de que los integrantes del Congreso se juntaran para ver cómo sancionaba la ley que brindará un total de 280.000 millones de dólares a esa industria tecnológica.

Cabe mencionar que a Biden también se le vio tosiendo el pasado lunes 8 de agosto, durante la sesión informativa de los daños de la tormenta en el este de Kentucky.

Por ahora, la Casa Blanca se ha negado a que el doctor personal del presidente, Kevin O’Connor, responda a las preguntas de los periodistas sobre su estado de salud, pero específicamente de su contagio de coronavirus.

No obstante, Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en la sesión informativa de este martes, señaló que el mandatario está experimentado los efectos del virus y aseveró que no se necesita una actualización constante de su estado de salud por parte del doctor O’Connor.

Es de destacar que este tipo de secuelas, a veces denominado covid prolongado, es más común entre las personas de mayor edad, lo cual no es un motivo para alarmarse. Se espera en las semanas siguientes una mejoría en la salud del presidente Biden, indicó la Casa Blanca.

¿Qué incluye el proyecto de Joe Biden sobre el clima en Estados Unidos?

Luego de 18 meses de negociaciones, el Senado de Estados Unidos aprobó este domingo, 7 de agosto, un ambicioso plan de Joe Biden para el clima, ofreciendo una significativa victoria al presidente, a menos de 100 días de las cruciales elecciones.

Solo con sus votos, los demócratas adoptaron este programa de 430.000 millones de dólares de inversiones, que retornará a la Cámara de Representantes para una votación final, antes de ser promulgado por Biden. El mandatario celebró la decisión del Senado y reconoció que no todos están contentos con el resultado final.

“Ha requerido muchos acuerdos”, dijo Biden en un comunicado en el que agregó que “la Cámara de Representantes debería aprobarla lo antes posible y estoy deseando firmarla para que se convierta en ley”.

Cientos de miles de millones de dólares para proyectos de energía limpia, abaratamiento de los medicamentos recetados y nuevos impuestos a las empresas son algunas claves del plan de inversiones del presidente Biden, que el Senado trata desde este sábado.

Este proyecto supondrá la mayor inversión de la historia de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático. En lugar de intentar castigar a las empresas estadounidenses más contaminantes, el proyecto ofrece incentivos financieros para alejar a la mayor economía del mundo de los combustibles fósiles.

Para ello, se concederán créditos fiscales a productores y consumidores de energía eólica, solar y nuclear. Una vez en vigencia, la legislación asignaría hasta 7.500 dólares en créditos fiscales a cada estadounidense que compre un vehículo eléctrico. Quienes instalen paneles solares en sus tejados, tendrán un subsidio del 30 % del costo.

Unos 60.000 millones de dólares se destinarían a la fabricación de energías limpias, desde turbinas eólicas hasta el procesamiento de los minerales necesarios para las baterías de los coches eléctricos.

La misma cantidad se asignaría a impulsar la inversión en comunidades desfavorecidas, especialmente con subvenciones para la renovación de viviendas. El objetivo es mejorar la eficiencia energética y el acceso a medios de transporte menos contaminantes.

Grandes inversiones están previstas para proteger los bosques de los incendios y para las zonas costeras que sufren por las consecuencias de devastadores huracanes.

El proyecto pretende ayudar a Estados Unidos a reducir sus emisiones de carbono en un 40 % para 2030, en comparación con los niveles de 2005.

*Con información de la AFP.