Biden perdió a su primera esposa, Neilia, y a su bebé, Nami, en 1972. Hoy está casado con Jill, que lo ha acompañado en toda su carrera.

PERFIL

Perfil de Joe Biden, un hombre marcado por las tragedias: así es el nuevo presidente de Estados Unidos

El demócrata ha tenido una vida marcada por el dolor y la pérdida de familiares cercanos. Esas experiencias forjaron su carácter.

7 de noviembre de 2020

Joe Biden llega a la Presidencia de su país a los 77 años, luego de una larga carrera política y de una vida llena de episodios desgarradores que lo han tenido al borde del precipicio, pero de los que siempre salió fortalecido. No en vano, ha marcado su vida una frase que su papá, un vendedor de botes que tuvo varias crisis económicas, solía repetirle: “Campeón, la medida de un hombre no es qué tan seguido lo noquean, sino qué tan rápido se levanta”.

Biden nació en 1942 en una familia trabajadora de Scranton, Pensilvania, un pueblo del llamado Cinturón del Óxido, la región de las industrias que impulsaron a Estados Unidos en el siglo XX y que fueron perdiendo fuerza con el paso del tiempo. Su papá quedó desempleado a comienzos de los cincuenta y la familia tuvo que mudarse a Clayton, Delaware, cuando el pequeño Joe solo tenía 10 años. Allí, su mamá, de origen irlandés, lo crio en la religión católica y estudió en un colegio privado en el que no se destacó por sus resultados académicos, sino por su liderazgo. Eso, a pesar de que sufría de tartamudez, lo que lo convertía en blanco de burlas y matoneo.

Aunque su familia había tenido problemas económicos, se dio cuenta de que no era pobre cuando trabajó en un barrio de mayorías negras y vio las desigualdades sociales y raciales. Una experiencia que, según ha confesado en varias entrevistas, moldeó su interés en la política. Más adelante, y a diferencia de tantos otros presidentes de su país, no estudió en las instituciones de élite, sino en la Universidad de Delaware, donde se graduó de Historia y Ciencias Políticas en 1965. Luego, en Derecho en la Universidad de Siracusa.

Comenzó en la política local, como consejero de su condado, y le fue tan bien que en 1972 sorprendió a todos cuando derrotó en la carrera por el Senado al experimentado republicano James Caleb Boggs. Pero con los primeros triunfos llegó la tragedia. Unas semanas antes de posesionarse, su joven esposa, Neilia Hunter, de 30 años, se accidentó cuando iba con sus hijos a comprar un árbol de Navidad. Ella y Nami, la niña de un año de nacida, murieron en el acto. Hunter, de 2, y Beau, de 3, sobrevivieron, luego de pasar varios días en un hospital, donde Biden tuvo que tomar el juramento de su nuevo cargo. El ahora presidente entró en una crisis profunda de la que solo pudo salir por sus hijos y durante la cual, según ha confesado, pensó en suicidarse.

Por esa época, tomaba todos los días el tren para ir a trabajar a Washington y regresar a casa, a 300 kilómetros del Capitolio, a fin de no perder el contacto con sus hijos. En 1977, se volvió a casar con Jill Tracy Jacobs, una maestra que conoció por su hermano y a la que casi no convence de contraer matrimonio, ya que ella no quería perder su anonimato al ser esposa de un senador. Aun así, ha estado con él desde entonces, tuvieron una hija (Ashley) y lo ha acompañado durante sus 36 años de senador y sus dos intentos previos de llegar a la Presidencia (1988 y 2008), en los que no alcanzó a superar la Convención Demócrata. También, durante sus primeros ocho años en la Casa Blanca, entre 2008 y 2016, cuando ejerció como vicepresidente de Barack Obama.

Para algunos, de hecho, era su sucesor natural como candidato demócrata por encima de Hillary Clinton, pero la tragedia nuevamente se interpuso en el camino: su hijo Beau, quien sufría de cáncer de cerebro, murió en junio de 2015, luego de varios meses de sufrimiento. “Prométeme que estarás bien, papá”, le había dicho unos días antes, previendo que entraría en una crisis como la que había vivido con la muerte de su primera esposa. Le costó un tiempo recuperarse, lo que le impidió participar en las elecciones de 2016, pero volvió a salir adelante. En ello no lo detuvieron la afición a las drogas ni las controversias de su otro hijo, Hunter.

Ahora, cuando muchos ya lo consideraban demasiado viejo, llega finalmente a la Presidencia como el hombre de mayor edad en alcanzar la Casa Blanca. No queda duda de que sabe levantarse, como le enseñó su papá hace tantos años.