Juanita Gómez consulta con un experto sobre las medidas “punitivas” adoptadas por Nayib Bukele para destruir “los símbolos y la memoria” de los pandilleros

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, vuelve a tener revuelo en las redes sociales luego de que publicara otra medida para combatir el crimen en su país. Por esto, Juanita Gómez habla con Mauricio Jaramillo, experto en temas internacionales, sobre cómo estas decisiones tienen sus pros y sus contras en los derechos humanos.

Es de recordar la reunión que tuvo el presidente Bukele con su gabinete de Seguridad en el mes de octubre, donde resaltó la labor de la Procuraduría, pero hizo énfasis en que “no han defendido los derechos humanos de la gente honrada. Generalmente, defienden (...) los derechos de los delincuentes”. Destacando cómo su gobierno trabaja en una guerra contra las pandillas.

“¿Que tienen derechos? Nadie dice que los delincuentes no tienen derecho, pero por qué el enfoque es siempre a los derechos de los delincuentes y la gran mayoría de gente honrada a nadie le importa sus derechos”, precisó. “En este país pasamos 30 años acribillados, asesinados, rentados, violados, extorsionados, amenazados, viviendo en zozobra y nadie dijo nada”.

Destrucción de las tumbas

En los últimos días, a través de su cuenta oficial de Twitter, dio a conocer cómo algunos prisioneros con martillo en mano rompían lápidas de quienes hacían parte de la Mara y habían muerto, porque según él, con este acto están “resarciendo un poco del daño que le hicieron a la sociedad”.

“Destruir a las pandillas que estaban tan enraizadas en la sociedad salvadoreña, no es un trabajo fácil; de hecho, siempre se creyó que era imposible. Lograrlo requiere de muchas acciones simultáneas. Una de ellas es destruir sus símbolos, su sentido de pertenencia, su memoria”, es el texto que acompaña el video que publicó.

Es de mencionar que la Mara en El Salvador es uno de los grupos criminales con mayor impacto en la sociedad que tiene actividades ilícitas, como narcotráfico y extorsión, por ejemplo.

Juanita Gómez habla con un experto

Para Bukele y su lucha contra las pandillas ha tenido un resultado que lo posiciona con un 86% de favorabilidad por lo que en el mes de octubre tuvo “0 homicidios. Hasta hace unos años, nuestro país era literalmente el país más peligroso del mundo. Mírenlo ahora, el país más seguro en América Latina Gracias a Dios. Seguimos#GuerraContraPandillas”, dijo.

Pero entre tanto, y tal como lo explica Mauricio Jaramillo, muchas son las críticas y los aplausos que ha recibido por dichas medidas.

“Para algunos de los detractores de Nayib Bukele, medidas como la destrucción de las tumbas para acabar con la simbología de las pandillas son una muestra de populismo punitivo en un país que se están degradando los derechos humanos, se está degradando la autonomía y la dependencia de las ramas del poder público”, aseveró.

“Pero para los defensores de Nayib Bukele, pues básicamente este sería el primer presidente en muchos años que ha conseguido contrarrestar el poder de las Maras”, concluyó.

Es así como el presidente salvadoreño constantemente da cuenta de lo que vive su país en temas de criminalidad y cómo su gobierno lo contrarresta. Además, critica las funciones de algunas entidades sociales que para él no se pronuncian ante hechos violentos que aquejan la población.

“Es increíble cómo las ‘organizaciones de derechos humanos’ atacan esta nueva realidad en El Salvador, al mismo tiempo que callan ante las masacres que los criminales continúan perpetrando en casi toda Latinoamérica”, puntualizó.

Por ejemplo, es el caso de Medardo Eugenio Melgar Martínez, alias “el Morro”, integrante de la MS 13, que de las 24 oportunidades que fue arrestado, el mismo número de veces fue liberado.

“Este terrorista fue encarcelado 24 veces. ¡24 veces! Y 24 veces fue liberado por el sistema judicial corrupto que estamos reformando. Quiénes exigen que regresemos a ese sistema judicial, son los que quieren que “El Morro”, y muchos más, sigan asesinando a nuestro pueblo”, escribió el presidente del El Salvador de Nayib Bukele.