ONU
La ‘cantada de tabla’ del presidente Nayib Bukele a la ONU y en su propia casa
El presidente de El Salvador se refirió a la necesidad de que los ‘poderosos’ respeten la autodeterminación de los pueblos, y advirtió que “si no nos quieren ayudar, que por lo menos no estorben”.
En medio de la edición número 77 de la Asamblea General de Naciones Unida, este miércoles, durante su turno de intervención, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, envió un mensaje contundente a sus homólogos de todo el mundo, haciendo una reflexión sobre la forma en la que actualmente se ‘maneja el mundo’, y cómo la ONU no está cumpliendo con la función original para la que fue creada.
Bukele, uno de los mandatarios más polémicos del continente americano, quien recientemente anunció su intención de reelegirse en el poder –pese a que las leyes de su país actualmente no lo permiten–, se refirió al discurso que él mismo presentó ante la Asamblea General de la ONU tres años atrás, en el que señaló que el escenario debería evolucionar de acuerdo con el avance del mundo, y la tecnología, para ser realmente más efectivo, con relevancia mundial, y no un simple cúmulo de discursos.
En ese sentido, Bukele afirmó que este año, tras dos años en los que la Asamblea tuvo que realizarse de manera virtual debido a la pandemia de covid-19, y volvió a ser netamente presencial, su discurso debe apuntar nuevamente a hacer la misma crítica: es un escenario obsoleto.
No obstante, el presidente de El Salvador advirtió que, aunque el espacio sigue pareciendo un lugar obsoleto, en esta ocasión sirve para algo: “para que este representante les recuerde que las Naciones Unidas no se crearon para dividir, para destruir o para someter, sino para relacionarnos, para trabajar juntos y crear una mejor comunidad de países, y para buscar soluciones a los problemas del mundo”.
Tendencias
En ese sentido, el mandatario centroamericano refirió la necesidad de que la ONU respete sus propios principios, recordando que en este se concibe a Naciones Unidas como un escenario de “respeto a la soberanía y autodeterminación de cada país”, citando el primero de los artículos de su carta constitutiva, donde el respeto de los diferentes estados miembros, está dado por el “principio basado en la igualdad soberana de todos los pueblos”.
Así, el mandatario cuestionó si realmente la ONU está cumpliendo con el objetivo de “fomentar relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos”, e invitó a sus homólogos a reflexionar sobre la coyuntura en la que se desarrolla este año la Asamblea, en un mundo dividido en torno a la guerra en Ucrania, y las tensiones entre las superpotencias, donde los países que están en medio no desempeñan papeles más que de víctimas de las decisiones e intereses de los “poderosos”.
Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas https://t.co/JRV8U6AIOw
— Nayib Bukele (@nayibbukele) September 21, 2022
Por lo anterior, Bukele cuestionó si, en vez de concebir el mundo como un escenario que va pasando del contexto unipolar a multipolar, se debería abogar por “un mundo donde cada pueblo es verdaderamente libre de construir su propio camino”.
En su advertencia, Bukele afirmó que en vez de un mundo que se debate en torno a la existencia de varias potencias, se deba construir un escenario en el que los distintos miembros puedan aportar para la construcción colectiva, sin importar si se trata de Estados grandes o pequeños, respetando lo que cada cual pueda aportar desde sus “experiencias y capacidades”, para solucionar los problemas y retos que enfrenta hoy en día la humanidad.
Sin embargo, en medio de su discurso de jalón de orejas a los distintos estados, el presidente Bukele se reconoció como ‘idealista’, afirmando que es “fácil es decirlo, pero lo difícil es que se haga realidad”.
Bukele afirmó que no es concebible que países que cuentan con mayor territorio, poder y dinero que otros se crean con derecho de ejercer poder e influencia sobre otros, solo por ser más grandes, privando a los ciudadanos de esos pueblos de poder autodeterminarse.
“Un grupo de países poderosos no solo tienen mucho más que todos los demás, sino que también se creen dueños de los poco que tenemos los países que no somos poderosos”, sentenció Bukele, haciendo una analogía con un pequeño dueño de una casa, ubicada al lado de una mansión, que pese a respetar y admirar a su vecino, sufre los improperios de este, solo porque ha decidido pintar y mejorar su humilde propiedad en la medida de sus posibilidades, teniendo que subyugarse a quien tiene más, incluso si este determina que el pobre no solo no tiene derecho a progresar, sino que también debe quedarse quieto, ordenando que “todo tiene que seguir mal, como estaba antes… los arreglos no están autorizados”.
En ese sentido, Bukele advierte que, si bien el vecino pobre no tiene derecho a ir a la casa del rico a dar órdenes, por lo menos debería tener el derecho de tomar decisiones en su casa, y velar porque todo pueda ir lo mejor posible. Para Bukele, el vecino pobre no tiene por qué hacer caso al rico, más aún cuando en el pasado ya lo ha hecho y le ha ido mal, y ahora que toma su autonomía, ha comenzado a irle mejor.
Con la analogía, Bukele refirió cómo su país ha comenzado a salir adelante, y lucha por dejar de ser el país más peligroso de América, para encaminarse a ser el más seguro. “Pasamos de ser un país desconocido a comenzar a ser reconocido”, afirmó el presidente de El Salvador, quien recordó que otrora, su país era solo visto por la existencia de las maras, peligrosas pandillas, por los muertos y por la guerra, a comenzar a ser valorado por su riqueza turística, “sus volcanes, el surf, su libertad financiera y haber acabado con el crimen organizado”.
Para Bukele, si bien los logros de su gobierno pueden ser vistos como pocos al lado de otros países, tiene derecho a seguir mejorando, porque para ellos son ‘inmensos’, afirmando que esa senda es la deseada también por otros países, señalando que, “si los países poderosos no nos quieren ayudar, que por lo menos no estorben”.