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La capital de Brasil redobla la seguridad para contrarrestar protestas de los seguidores de Bolsonaro
Los seguidores del expresidente brasileño han protestado violentamente durante los últimos días.
El Gobierno brasileño redobló la seguridad en Brasilia este miércoles ante el anuncio de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro de regresar a las sedes de los poderes públicos tres días después de que violentas protestas arrasaran el Congreso, la corte suprema y la Presidencia. Policías, camiones antimotines y un helicóptero vigilaban el corazón del poder en la capital este miércoles, pero ningún manifestante se presentó en la primera hora de la convocatoria prevista para las 6:00 p. m.
El fuerte operativo de seguridad fue accionado para resguardar la Explanada de los Ministerios, una larga avenida que concentra los ministerios y que desemboca en el Congreso Nacional, el palacio presidencial de Planalto y la Corte Suprema.
El viceministro de Justicia, Ricardo Cappelli, anunció el estricto bloqueo de esta área neurálgica invadida por bolsonaristas el domingo. “No hay hipótesis de que se repitan en la capital federal los hechos inaceptables que ocurrieron el día 8 de enero”, dijo.
A pesar de que más de 600 personas continúan detenidas, fue convocada la “mega manifestación nacional para retomar el poder”, para este miércoles, en varias capitales. Pero en Río de Janeiro tampoco comparecieron manifestantes al Puesto 5 de Copacabana, resguardado por policías municipales.
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En Sao Paulo, solo dos jóvenes aparecieron en la Avenida Paulista vistiendo camisetas verde-amarillas, colores de la bandera nacional que se volvieron distintivos de las manifestaciones pro-Bolsonaro. “Vine para defender la libertad de expresión del pueblo brasileño”, dijo a la AFP Luis Augusto Machado, de 20 años.
A pesar de ser adverso al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Machado fue enfático en manifestar su “repudio” a las acciones del domingo que sacudieron a Brasilia. “Nosotros de una derecha más centrada, sin actos vandálicos, tenemos que hacer oposición fuerte, pero democrática”.
Una encuesta divulgada este miércoles por la empresa Atlas Intelligence arrojó que aunque la mayoría de los brasileños rechaza lo ocurrido, 18,4 % dice estar de acuerdo con la violenta manifestación que impactó a la capital, y 10,5 % cree que la invasión a las sedes de los poderes públicos era “totalmente justificada”.
Las autoridades investigan quién organizó y financió la invasión, así como a los responsables de garantizar la seguridad de la capital. El gobernador del Distrito Federal, Ibanéis Rocha, fue separado provisionalmente del cargo, y un ministro de la Corte Suprema ordenó la detención de Anderson Torres, exministro de Bolsonaro y quien fungía como secretario de Seguridad de la capital, por presunta “omisión y connivencia”.
Las imágenes de la violencia del domingo, que recordaron a los ataques del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos por partidarios del entonces presidente Donald Trump, muestran a los bolsonaristas arrasando todo a su paso.
Rompieron ventanas, rasgaron cuadros, destruyeron mobiliario e invadieron las oficinas de magistrados, diputados y del gabinete Ejecutivo. El daño al patrimonio nacional aún no ha sido cuantificado.
Las sedes se encontraban vacías, con Lula en el interior del país visitando una ciudad azotada por las lluvias, y los congresistas de receso parlamentario.
“Personas enloquecidas”
Lula, el político más popular de la historia reciente de Brasil, cuya imagen fue opacada por escándalos de corrupción, marcó su regreso a la escena política al asumir por tercera vez la Presidencia el 1 de enero. El líder izquierdista de 77 años derrotó a Bolsonaro en las presidenciales de octubre con menos de dos puntos de diferencia, un resultado que denotó la división política del país.
Cientos de bolsonaristas montaron campamentos frente a sedes militares, inconformes con el resultado electoral, protesta que devino en los actos del domingo.
En una situación sin precedentes en la historia reciente de Brasil, unas 1.500 personas fueron detenidas por las violentas manifestaciones, pero algunas fueron liberadas en las últimas horas. “Se trata de un grupo de personas enloquecidas que no entendieron aún que la elección terminó”, dijo Lula este miércoles, luego de reunirse con representantes del Congreso.
“No quiero ni pensar que se trata de un golpe (de Estado), es algo menor”, expresó Lula. “Lamentablemente, el presidente que dejó el poder el día 31 no quiere reconocer la derrota”, agregó refiriéndose a Bolsonaro, quien se negó a acudir a la ceremonia de traspaso de mando.
*Con información de AFP.