Estados Unidos
La desgarradora confrontación de los familiares de las víctimas de la sinagoga de Pittsburgh con el asesino condenado a muerte
Robert Bowers fue condenado por asesinar a 11 personas, lo que es considerado por la justicia como un crimen de odio y el peor crimen contra la comunidad judía en Estados Unidos.
El miércoles pasado 2 de agosto un jurado decidió que Robert Bowers debía ser sentenciado a muerte por el asesinato de 11 personas durante un ataque a bala en 2018 en Pittsburgh, pero este jueves se llevó a cabo la audiencia para anunciar formalmente ese veredicto por parte del juez.
El momento también sirvió para que los parientes de las víctimas le expresaran al asesino sus sentimientos por su acción, que les marcó la vida para siempre.
Antes de que el juez dictara la sentencia, los familiares fueron tomando la palabra, en testimonios que arrancaron lágrimas entre la concurrencia.
“Rich era la persona más importante en mi vida, toda mi vida. Su acto lleno de odio me alejó de mi alma gemela y me dejó completamente sola”, le expresó Peg Durachko, esposa de Rich Gottfried, uno de los muertos.
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Por su parte, el hijo de Rose Mallinger, Alan Mallinger, le manifestó que él y su familia debían preparar la fiesta de los 100 años de su madre, pero, por culpa de él, a cambio, se vieron alistando su funeral.
“Usted debe creer que acabó con nuestra lucha y determinación, pero solo la ha alimentado. Por mi madre, continuaremos nuestra batalla como pueblo judío”, expuso Mallinger.
Igualmente conmovedoras resultaron las palabras de Andrea Wedner, cuya madre, de 97 años también pereció en el tiroteo.
Ella se refirió al asesino en términos de “patético ser humano” y “despreciable”.
Carol Black gritó el nombre de su hermano Richard Gottfried en la sala y afirmó que sentía remordimientos porque ella se salvó del ataque escondida en un closet.
Mark Simon perdió a sus padres en la sinagoga y le manifestó a Bowers el horror que siente al recordar las perlas de bodas de su madre manchadas de sangre en el asalto, pero que, aún así, es incapaz de deshacerse de ellas.
“Su acto enfermo, vil y despreciable lo ha borrado de la humanidad y la sociedad”, declaró Simon.
Los hechos tuvieron lugar el 27 de octubre de 2018 en la sinagoga Árbol de la Vida de Pittsburgh, Pensilvania, cuando Bowers les disparó indiscriminadamente a los asistentes con una rifle AR-15.
Además de los 11 muertos, también resultaron heridas otras seis personas, entre ellos cuatro policías que acudieron a atender la emergencia.
De acuerdo con los fiscales, motivado por el odio hacia los judíos, Bowers planeó deliberadamente su carnicería y lo primero que hizo fue perfilar a las víctimas para luego preparar el ataque hasta llevarlo a cabo.
Así mismo, no dudaron en calificar este como el peor ataque contra la comunidad judía en Estados Unidos.
La defensa de Bowers trató de contrarrestar ese argumento con la versión de que él sufre de problemas mentales y alucinaciones, pero el jurado la desechó a la hora de tomar su decisión.
La sentencia a muerte de Bowers también suscitó reflexiones por parte de familiares y miembros de la comunidad que se congrega en la sinagoga.
Audrey Glickman, quien dirigía un servicio religioso en el momento en que Bowers irrumpió en la sinagoga, consideró que la sentencia le pone un cierre a un largo proceso legal.
“Aquí no ha pasado nada alegre. Se cometió un crimen y un criminal fue sentenciado. No hay felicidad en esas dos cosas negativas, pero el capítulo está cerrado”, le declaró Glickman al periodista Danny Freeman, de CNN.