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Elecciones en Ecuador: un polémico ‘votofinish’

La estrecha victoria oficial significa que el presidente electo, Lenín Moreno, se va a posesionar el próximo 24 de mayo como el líder de un país profundamente dividido.

3 de abril de 2017
| Foto: AFP

El ajustado resultado de las elecciones del domingo y la sospecha de la oposición de que en algunas actas hubo “manoseo” tienen a Ecuador a las puertas de un periodo de incertidumbre.

Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), el oficialista Lenín Moreno consiguió 51,16% frente al 48,84% del banquero Guillermo Lasso Lasso, que no ha aceptado el resultado.

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En el mejor de los casos, la estrecha victoria oficial significa que el presidente electo, Lenín Moreno, se va a posesionar el próximo 24 de mayo como el líder de un país profundamente dividido. De los 10 millones y medio de ecuatorianos que ayer acudieron a las urnas, menos de 115.000 le dieron el triunfo frente al opositor, Lasso.

Y lo cierto es que a Moreno le esperan desafíos de marca mayor, pues recibe una economía encarecida por el dólar, muy endeudada y también en recesión, que incluye un enorme déficit fiscal, un PBI que se contrajo un 1,7% el año pasado, y unas perspectivas retroceso mayor este año.

Esta coyuntura va a hacer que sea difícil cumplir con promesas como impulsar el gasto público en vivienda, lo que incluye triplicar el subsidio mensual para familias las pobres a 150 dólares y construir 40 nuevas universidades técnicas.

Sin embargo, la decisión de la oposición de no reconocer los resultados de la segunda ronda significa que la sombra va a acompañar al heredero de Rafael Correa hasta que no se realice un recuento de los votos.

“Vamos a defender la voluntad del pueblo ecuatoriano frente a la pretensiones de un fraude que tiene por objetivo instalar un Gobierno que desde ya sería ilegítimo”, dijo el candidato opositor Guillermo Lasso.

En su cuenta de Twitter este ha aportado evidencias del supuesto fraude y ha invitado a sus seguidores a que se tomen de manera pacífica las calles para ejercer la resistencia civil. También ha aportado evidencias de supuestos fraudes en algunas mesas de votación. 

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En América Latina

Antes de los comicios, Rafael Correa dijo que “la derecha se juega la vida en esta elección y no aceptará su derrota”. Pero lo cierto es que lo que estaba en juego era sobre todo su legado. Y eso incluye las alianzas internacionales que ha forjado en sus diez años en el poder.

El resultado de las elecciones Ecuador es crucial para la izquierda, pues la permanencia en el poder del candidato de Alianza País (el partido de Rafael Correa) significa la supervivencia a corto plazo del bloque bolivariano.

Tras el giro hacia la derecha de Argentina, Perú y Brasil y sobre todo con la crisis venezolana, esta se encuentra en estado crítico. Un cambio de gobierno en Ecuador habría significado el final de ese grupo que en su momento de mayor auge marcó la parada en América Latina de la mano de Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva.

En ese sentido, la victoria de Moreno es un triunfo agridulce para la izquierda latinoamericana. Por un lado el 2 % de la victoria de Moreno significa una derrota para la Revolución Ciudadana, que en tiempos de Rafael Correa lograba triunfos por una diferencia de entre el 15 y el 20 %

Pero por el otro, la continuidad en Quito significa que no va a haber grandes cambios en América Latina y que por lo menos a mediano plazo las alianzas regionales se mantendrán como están. Y eso incluye la relación con Colombia.

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¿Y qué con Venezuela?

Sin embargo, es claro que la gran papa caliente para Moreno será la relación con Venezuela, que se ha vuelto un aliado incómodo por Quito. Pues en vez del carismático Hugo Chávez y de sus petrodólares hoy tendrá que hacer contorsiones diplomáticas con el dictador Nicolás Maduro y la crisis social y humanitaria a las que este ha llevado a su pueblo.

De hecho, una de las razones por las que Lasso creció al final de la campaña hasta pisarle los talones fue el rechazo que muchos ecuatorianos sintieron hacia el golpe que dio Maduro la semana pasada al usar al Tribunal supremo de Justicia para destituir a la Asamblea.

“O vamos directo a Venezuela con el Nicolás Maduro de Ecuador (Moreno) o recuperamos la democracia y la libertad con el cambio”, dijo Lasso refiriéndose a Moreno y a lo que podía ser el país bajo su liderazgo.

“Ecuador no es Venezuela”, dijo el canciller de Ecuador, Guillaume Long, el viernes pasado. Demostrar eso va a ser el gran desafío de Moreno.

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Con un gobierno impugnado y una oposición marchando en las calles, ese objetivo le va a quedar más difícil que antes de las elecciones.

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