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En esta ilustración fotográfica, los logotipos de Facebook y Twitter en la pantalla de un iPhone el 9 de marzo de 2021 en Kirchheim unter Teck, Alemania.
En esta ilustración fotográfica, los logotipos de Facebook y Twitter en la pantalla de un iPhone el 9 de marzo de 2021 en Kirchheim unter Teck, Alemania. (Foto de Tom Weller / DeFodi Images a través de Getty Images) | Foto: DeFodi Images via Getty Images

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La forma como el régimen chino utiliza Facebook y Twitter para dirigir

‘The New York Times’ tuvo acceso a varios documentos que explican la forma como el régimen chino utiliza las redes sociales para manipular.

21 de diciembre de 2021

El régimen chino decidió implementar una campaña en internet con el objetivo de mejorar las percepciones que el mundo tiene sobre el territorio asiático y reducir las acusaciones relacionadas con la violación de los derechos humanos. Por medio de bots se generan, de manera automática, diferentes publicaciones de la campaña.

El diario internacional The New York Times mostró, a través de una serie de documentos, la manera como varios funcionarios chinos se dirigen a organizaciones privadas para generar contenidos, atraer seguidores, rastrear críticos y proporcionar información de la campaña que se está dando en redes sociales como Facebook, ahora Meta, y Twitter, redes sociales que se encuentran bloqueadas en el país.

De acuerdo con el medio citado, desde el pasado 21 de mayo la Policía de Shanghái publicó un anuncio en internet en el que solicitaba ofertas de contratistas privados para gestionar la opinión pública, mantener informado al régimen y moldear la opinión con mensajes falsos.

En efecto, actualmente la Policía del país asiático intenta crear cuentas falsas en las redes sociales mencionadas y otras plataformas de influencia digital y local. Los bots, encargados de realizar las publicaciones han aumentado el tráfico digital de China en los últimos dos años, donde con “me gusta” y reacciones le responden a los usuarios que critican las políticas del régimen de Xi Jinping.

Hace poco, Facebook eliminó 500 cuentas que fueron utilizadas para transmitir comentarios del supuesto biólogo Wilson Edwards, quien había expresado que Estados Unidos estaba interfiriendo en los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para rastrear los orígenes de la pandemia de coronavirus. Las acusaciones del falso científico ya habían sido citadas por los medios estatales chinos, según The New York Times.

En efecto, el mismo diario menciona que la Policía de Shanghái se ha puesto en la tarea de buscar seguidores orgánicos, pues cada vez más la redes sociales eliminan cuentas falsas, no comprobables de identidad propia.

Para los expertos, las cuentas que están manejando los bots para el régimen chino no tienen interacción viable con otras cuentas; además, mencionan que presentan poca influencia individual porque tienen una baja cantidad de seguidores.

La campaña se ha extendido a los chinos que viven fuera del país asiático. Desde luego, con los documentos compartidos por The New York Times se pudo establecer la forma como la Policía de Shanghái pretende descubrir la identidad de las personas que están detrás de determinadas cuentas y rastrear las conexiones de sus usuarios. Los agentes pueden entonces amenazar a los miembros de la familia en China o detener a los titulares de las cuentas cuando regresen al país, obligándolos a borrar los mensajes o, a mayores rasgos, eliminar sus perfiles.

Por otro lado, el medio citado también tuvo acceso a otro documento que da sustento a una compra que realizó la entidad de Policía en relación con servicios de creación de videos a una empresa el pasado mes de noviembre. Veinte videos por mes es la cantidad requerida por las autoridades para que sean creados y distribuidos en las redes sociales a nivel nacional e internacional.

China busca mejorar las percepciones de su mandado a como dé lugar y por eso los contratistas tecnológicos tratan de vender a las autoridades chinas el hardware y el software en su totalidad con el objetivo de evitar futuros problemas y no volverse responsables de la información compartida, a través de ‘campañas’ en redes de gran influencia como los son Meta y Twitter.