MUNDO
La guerra en Ucrania y el miedo a la tercera guerra mundial
El ataque ruso a Ucrania despertó en todo el mundo miedos a un conflicto global. ¿Qué tan real es esa posibilidad? DW habló con expertos sobre este tema que preocupa a muchos.
Cuando misiles rusos cayeron en un centro de capacitación cercano a la ciudad ucraniana de Lviv (Leópolis), hace unos diez días, matando a 35 personas, la conmoción se hizo sentir también en Polonia. Si los misiles hubieran caído solo 20 kilómetros más al oeste, hubieran tocado territorio polaco, es decir, un país de la Otan. Un ataque contra un miembro de la alianza se considera un ataque contra todos los miembros, según lo acordado por los socios de la Otan. Jake Sullivan, el asesor de seguridad del presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió entonces que Estados Unidos “defendería cada centímetro del territorio de la Otan”.
El miedo a las armas nucleares
Hoy en día, los expertos todavía no hablan de una tercera guerra mundial, pero el miedo a una escalada ya se hace sentir. “La idea de enviar ahora nuestra maquinaria de guerra, nuestras tropas, aviones, pilotos y tanques -no nos engañemos- eso es la tercera guerra mundial”, dijo recientemente Biden. Por eso, es poca la disposición de la Otan a intervenir directamente en Ucrania, ya que el riesgo de una confrontación con Rusia sería demasiado grande.
¿Pero qué pasaría si se llega a eso? Una guerra mundial de ese tipo podría llevarse a cabo de manera “convencional”, o sea, sin armas nucleares. Sin embargo, habría un gran peligro de que también se usaran ojivas nucleares. La alianza occidental reaccionaría de otro modo a las llamadas “armas nucleares tácticas”, con un poder explosivo medio, que se lanzarían en escenarios de guerra limitados territorialmente, fuera de la Otan, que si se desplegaran los llamados “misiles nucleares estratégicos”, que tienen el potencial de reducir al mundo tal como lo conocemos a escombros.
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La ruleta rusa de Putin
¿Llegaría Putin tan lejos? Mientras algunos expertos creen que las amenazas nucleares son un montaje, otros piensan que Putin, exagente de la KGB, sería capaz de provocar un apocalipsis nuclear. “Putin no debe olvidar que la Otan también es una alianza nuclear”, explica a DW el exministro de Exteriores y de Defensa polaco Radek Sikorski. “Él sabe que es imposible sobrevivir a una guerra nuclear. El día en que Putin use armas nucleares, será el último día de su vida”, argumenta.
El historiador alemán-estadounidense Conrad Jarausch compara la estrategia de Putin con la de Adolf Hitler en 1939. Putin urdió un conflicto regional y advierte a Occidente que “si reacciona masivamente, estallaría la tercera guerra mundial”.
Pero no existe tal automatismo, opina Stefan Garsztecki, politólogo e historiador de la Universidad Tecnológica de Chemnitz. “No tienen que producirse más niveles de escalada, como en 1939, siempre y cuando se tomen contramedidas masivas”, explica. Eso también se observa en los “conflictos congelados” en Georgia y en Moldavia. El experto cree que la Otan debería definir las líneas rojas con más claridad. “Si existe el peligro de que Kiev y Odessa se conviertan en una Alepo europea, entonces tendremos que hablar más intensivamente sobre una zona de exclusión aérea”.
El papel crucial de China
Un conflicto de origen regional que hace estallar un conflicto global: eso es algo que se ha visto a menudo en la historia, dice, por su parte, Sven Lange, comandante del Centro de Historia Militar del Ejército Alemán, en Potsdam. La Primera Guerra Mundial es el mejor ejemplo de ello, indica.
Pero para una guerra mundial, “la contribución de Rusia no es decisiva”, opina Lange, sino cómo se posicionan “las dos potencias globales, es decir, Estados Unidos y China”. Según el experto, Pekín podría no tener actualmente ningún interés en eso. “Creo que China apoyará a Rusia, pero ese apoyo no será tan masivo como para que conduzca a un conflicto inmediato con Estados Unidos”. En Europa del Este, entretanto, crece el nerviosismo porque la guerra se acerca cada vez más, con ataques aéreos rusos también en el oeste de Ucrania. A pesar de que el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, afirma: “Uno para todos, todos para uno”, los impactos de los misiles hipersónicos, no lejos de la frontera de la Otan, despiertan grandes temores. La visita del presidente de EE. UU., Joe Biden, a Polonia, esta semana, tiene como objetivo calmar al flanco oriental de la alianza.
Limitar el conflicto
En el este europeo se multiplican las voces que piden a la Otan que envíe aviones caza a Ucrania, que cierre el espacio aéreo ucraniano y que Alemania ponga fin a su abastecimiento energético de parte de Rusia para que a Putin se le acabe el dinero para esta guerra. Cuanto más al este se mira, mayor es el temor a una escalada. “Todos estamos ya en esta guerra”, dijo hace poco la escritora ucraniana Katja Petrovskaja en el canal alemán ZDF. “Si hemos aprendido algo de la historia, es que no hay ninguna posibilidad de parar esta guerra si no se actúa de manera radical”.
En Alemania, tales propuestas se topan mayormente con fríos análisis. Lo más importante es “limitar urgentemente el conflicto territorial y temporalmente para evitar que se extienda”, sostiene el politólogo Herfried Münkler, de la Universidad Humboldt, en Berlín. Katja Petrovskaja lo contradice: “Eso puede ser comprensible, en vista de los horrores en Ucrania, pero equivale en realidad a instigar una gran guerra”, afirma. Para Münkler, actualmente no existe una alternativa más responsable que la actual forma de actuar de la Otan.
Recuerdos de 1939
Algunos historiadores ya están haciendo analogías con la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en lo que respecta al proceder de Putin. Las asambleas nacionales con el fin de legitimar una anexión, o la invasión del Ejército Rojo en Polonia el 17 de septiembre de 1939 tienen “el mismo patrón que Putin repitió en Crimea y en el este de Ucrania”, señala Stefan Garsztecki. “Hitler llevó a cabo una política revisionista del orden de paz de París, y Putin está intentando, de manera similar, revisar las consecuencias del colapso de la URSS”, subraya Herfried Münkler.
El exministro polaco Sikorski incluso hace una comparación directa entre Putin y Hitler: “Putin es como Hitler antes del Holocausto, pero después de la invasión de Polonia en 1939″, dice. Münkler advierte contra esa comparación con el dictador nacionalsocialista, “porque crea certezas donde aún no las hay”. Según Münkler, Hitler fue impulsado por una ideología racial que actualmente no se observa en Putin.