Ucrania
La guerra mediática de Rusia en la crisis con Ucrania
Rusia lidera la estrategia mediática, que se basa en generar nervios y confusión en el pueblo ucraniano.
“¿Estás listo?”. El periodista ruso asiente con la cabeza. Se empieza a escuchar el silbido de las balas a lo lejos. El reportero, portando chaleco antibalas, corre y explica casi sin aliento que está presenciando un acto de “sabotaje” en vivo contra una posición prorrusa en el este de Ucrania.
“La propaganda rusa en plena acción ante sus ojos”, señala un canal en la red Telegram que cubre los acontecimientos en Ucrania, publicando un videoclip para intentar demostrar que dicho informe es una ficción.
En la “guerra híbrida” que Moscú despliega desde hace años contra su vecino, la batalla de la información se revela como un frente clave. En esta, todos los recursos son permitidos, inclusive las manipulaciones.
La campaña de desinformación se aceleró tras la concentración de 150.000 soldados rusos sobre sus fronteras este y norte con Ucrania.
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Tanto occidentales como ucranianos temen que la campaña sea utilizada para crear un pretexto que justifique una ofensiva rusa, sobre todo porque Moscú evoca un genocidio contra los rusohablantes en Ucrania.
Para Serguéi Kvit, exministro de Educación ucraniano y director de la escuela de periodismo Mohila, en Kiev, “la mayor parte de estas ‘fake news’ está destinada sobre todo a la diáspora rusa” en Ucrania.
El objetivo de dicha estrategia sería preparar a la opinión pública, tanto interior como exterior, para el estallido de un conflicto a gran escala.
Pero este operativo ruso en la red provoca una intensa contraofensiva. Con las herramientas de verificación online, que permiten autenticar imágenes, comparar mapas o extraer datos, utilizadas por un autoproclamado ejército de “reinformadores”.
‘Escenificación’
El viernes pasado, el inquietante video subido a internet por el líder separatista, Denis Pushilin, en el cual ordenaba la evacuación de los pobladores de la región de Donetsk con destino a Rusia ese mismo día, “viernes 18 de febrero”, perdió rápidamente credibilidad.
Los metadatos del archivo de video original revelaron que había sido prefilmado dos días atrás, el 16 de febrero.
“Lo que hubo ese día fue un montaje ficticio claro e inequívoco”, tuiteó por su parte el periodista de investigación Mark Krutov.
Bellingcat, plataforma especializada en investigación mediante herramientas digitales y que ha diseccionado supuestos operativos de la inteligencia rusa, como los envenenamientos del doble agente Serguéi Skripal y del opositor Alexéi Navalni, ha dedicado las ultimas semanas a ‘desminar’ el campo virtual del conflicto en torno a Ucrania.
Del lado ucraniano, medios de comunicación y redes sociales no están exentos de manipulaciones, como por ejemplo cuando difunden imágenes de manifestaciones en Moscú contra la guerra. Muchas de estas imágenes datan de 2014 y no períodos recientes.
Guerra de nervios
En este frente mediático, Moscú ya ha cobrado sus primeras víctimas.
Este bombardeo, que provoca mucha ansiedad, tiene efectos devastadores sobre la salud mental de los ucranianos, indica la psicóloga Katerina Goltsberg, presidenta de la Asociación de psicología infantil de este país.
“Durante los últimos dos meses hemos alcanzado un nivel de pánico particularmente elevado. Posiblemente esté vinculado a la intensidad de dichos ataques mediáticos”, analiza.
“La gente está realmente muy inquieta (...) por ella misma, sus hijos y seres queridos”, añade esta psicóloga.
La población ucraniana ya ha asumido un posible escenario de guerra a gran escala, e intensifica sus preparativos, desde planes de evacuación hasta el aprovisionamiento de alimentos básicos.
También es consciente de que es posible que esta guerra de nervios no ha hecho más que empezar.
“Una amenaza ‘existencial’ con la que tendremos que convivir en los próximos meses, quizás años”, resumió por su parte un editorialista del sitio ucraniano Pravda.
Estados Unidos y sus aliados también han sido participes de esta “guerra de nervios”, difundiendo noticias sobre la inminencia de una invasión sin entregar soportes claros a la prensa.
*Con información de la AFP.