Realeza
La historia de la pelea de la reina Letizia con la esposa de Pedro Sánchez por el protagonismo
Eran amigas, pero se distanciaron.
En una monarquía parlamentaria como la española, el rey es el jefe del Estado, y el presidente o primer ministro es el jefe del Gobierno.
Son papeles que están muy bien diferenciados: mientras que el presidente del Gobierno se mueve al vaivén de la política, el rey no puede implicarse en nada de eso, pues simboliza la unidad del país y es una figura moderadora.
¿Y qué pasa con sus esposas? En general, la reina es la llamada a ser la primera dama del país. Dicho de otras palabras, reina ‘mata’ a esposa de presidente y punto.
Es por eso que, mientras los presidentes españoles son muy conocidos, sus esposas casi siempre pasan inadvertidas, al contrario de lo que sucede en regímenes similares como el británico.
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De la esposa del exprimer ministro Boris Johnson, Carrie Johnson, se decía que era la que realmente gobernaba o, al menos, que tenía una influencia nunca antes vista en el número 10 de Downing Street.
Pues bien, en España, parece que una que no quiso quedar a la sombra real de Letizia fue Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, el emproblemado presidente del Gobierno, quien ha sido noticia por la catástrofe del PSOE, su partido, en las recientes elecciones españolas.
En principio, los reyes eran muy amigos de Sánchez y su pareja, de modo que, a menudo, salían los cuatro a cenar.
La verdad es que el origen de esa relación no fue propiamente la política, sino que la reina y Sánchez estudiaron el bachillerato en el mismo plantel público, el instituto Ramiro de Maétzu, aunque no compartían clases, pues ella iba por la mañana y él por la tarde.
El caso, contó recientemente la biógrafa de la realeza Pilar Eyre, es que se sentían muy a gusto de compartir el mismo pasado estudiantil y la formación.
Sin embargo, las cosas entre las dos parejas se enfriaron, dijo Eyre en su canal de YouTube, porque surgió un conflicto entre las dos mujeres por el protagonismo.
Un antecedente se vio en el la celebración del primer Día de la Hispanidad, la fiesta patria de España.
En el besamanos en el Palacio Real de Madrid, Sánchez y su esposa fueron acusados de querer ocupar el lugar de los reyes, al situarse a su lado para seguir dándoles la bienvenida a los invitados.
De inmediato, un encargado de protocolo del Palacio corrió a decirles que ese no era su lugar.
Ambos pasaron el “oso” de su vida y, en los días siguientes, Sánchez duró oyendo insultos como “plagiador” y “okupa” (así se les llama a los que ocupan arbitrariamente las viviendas de otros).
Luego, el conflicto se centró en las dos mujeres, a lo largo de una serie de incidentes que molestaron a colaboradores de la casa real y a la reina Letizia, quien no disimuló su enojo por eso.
El más significativo de ellos tuvo lugar solo una semana más tarde del Día de la Hispanidad, cuando se conmemoró en París la firma del Armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.
Felipe acudió sin la reina Letizia, mientras que Pedro Sánchez sí llevó a Begoña, quien quedaba fuera de lugar, porque la etiqueta no contemplaba la presencia de los cónyuges de los dignatarios.
En fin, “ella hizo saltar por los aires el protocolo”, según una revista española.
La misma situación se volvió a dar en la Cumbre Iberoamericana de Guatemala, cuando también se anunció con anterioridad que la reina no iba con Felipe.
Begoña, en cambio, sí lo hizo y, al verla posando en las fotos con los mandatarios y las primeras damas de los países participantes, le llovieron acusaciones de querer robarse el protagonismo.
Esos comentarios se acentuaron por un vestido rojo que la señora de Sánchez escogió para la cena en honor del líder chino Xi Jinping en el Palacio Real, que era mucho más llamativo que el de la reina.
Su intensa agenda internacional, que incluye actividades con instituciones como ACNUR, contribuyeron a agudizar los señalamientos en su contra. “Toda una hiperactividad e hiperpresencia que llama la atención. Hasta de la propia reina Letizia”, dijo el diario OK.
Eso sí, a Eyre no le queda duda por quién votaría la reina Letizia si se decidiera hacerlo (en España la familia real lo tiene permitido, pero optan por hacerlo solo en consultas populares), ahora que está tan revuelta la política en el país: por su viejo compañero de colegio Pedro Sánchez, el socialista, pues siempre ha tenido fama de “roja”.