Venezuela
Las empresas de Alex Saab y Álvaro Pulido se habrían quedado con 1.500 millones de dólares de PDVSA
El barranquillero y su socio aparecen ahora como protagonistas del millonario desfalco a la estatal petrolera. Esta es la historia de cómo llegaron al corazón de Maduro y las cuentas que tienen pendientes hoy con el regimen.
Esta semana, mientras la justicia venezolana se alistaba para echarle mano a Álvaro Pulido, el socio y amigo entrañable de Álex Saab, un comunicado salía con vehemencia de la Cancillería de ese país. No había cambiado un ápice la línea de defensa de quien es supuestamente el testaferro de Nicolás Maduro. “Una vez más, exigimos la liberación del diplomático venezolano Álex Saab, secuestrado ilegalmente por el Gobierno de EE. UU. en violación de sus DD. HH. (Derechos Humanos) y del derecho internacional”, decía el texto.
La coincidencia de ambas situaciones llamó la atención de quienes han seguido la novela del empresario barranquillero, que terminó preso en Cabo Verde y extraditado a los Estados Unidos, donde guarda silenciosamente en una cárcel los secretos de la plata del régimen venezolano. Esa era la razón por la que nadie creía que en el escándalo del robo a PDVSA pudiera caer Álvaro Pulido, como sucedió finalmente.
A diferencia de los demás capturados en este escándalo, con el colombiano no hubo ningún show. Apareció esposado con otros seis capturados en una audiencia realizada el jueves a medianoche. No hubo declaraciones. El fiscal Tarek William Saab ha evitado hablar del tema, a pesar de que a los otros detenidos siempre los ha presentado en multitudinarias ruedas de prensa. Apenas se dijo que Saab fue capturado en calidad de “agente financiero”.
La razón de esa diferencia es clara. “El tema ahora es cómo van a sostener que Álex Saab es un héroe y su socio un bandido”, afirma el periodista venezolano Roberto Deniz, fundador de Armando.info y uno de los mayores conocedores de Álex Saab.
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Deniz y su medio le han seguido la pista a Saab desde hace años y han develado cómo el barranquillero ha estado en casi todos los grandes entramados de dinero que maneja Nicolás Maduro, desde la alimentación escolar hasta la crisis que vive hoy PDVSA. Desde el año pasado, habían mostrado cómo mientras Saab estaba preso en una cárcel de la Florida, su socio Álvaro Pulido era un protegido del régimen que tenía una vida envidiable en lo que queda del lujoso Caracas.
Lo que salió a la luz la semana pasada, sin embargo, sorprendió. En todo el enredo de PDVSA, en el que se asegura se pueden haber perdido más de 8.400 millones de dólares, Pulido parece ser una pieza fundamental. El robo a PDVSA se dio de manera escalonada, en parte, gracias al bloqueo que tiene el régimen venezolano, que no permite que el dinero del Gobierno de ese país pase por el sistema financiero de occidente. Por cuenta de eso, los millones que le entran a PDVSA por el petróleo se han movido durante años con pagos en especie, criptomonedas o efectivo, lo cual permitió que no existiera trazabilidad del dinero como sería en una empresa en condiciones regulares.
Hoy se sabe que el desfalco a PDVSA se dio por medio de envíos de barriles de petróleo sobre pagos que nunca se hicieron y quedaron por años en cuentas por cobrar. La deuda que, según Armando.info, le atribuyen a la dupla de Pulido y Saab es monumental: 1.500 millones de dólares.
A pesar de que hoy Maduro vende la historia al mundo como una purga liderada por él, no es claro que el presidente no conociera cómo se movía la caja mayor del Gobierno que guardaba celosamente la plata del oro negro venezolano. Armando.info habla de un informe confidencial del vicepresidente de la empresa, hoy detenido, que el año pasado dejó claro que se hacían “embarques entregados a terceros por instrucciones del Ejecutivo nacional”.
El documento trae una bomba para Saab y Pulido. Asegura que hay un “impago a PDVSA de alrededor de 1.500 millones de dólares asociado a 19 de las compañías controladas entre 2019 y 2020 por Álex Saab Morán y Álvaro Pulido Vargas, los contratistas predilectos de Nicolás Maduro desde que llegó al poder”, relata el portal. “Justo antes de caer en manos de la justicia estadounidense, Saab se dedicaba a llevarse crudo venezolano que nunca pagó del todo”, agrega. Con esos montos, de ser cierta la información, los colombianos serían los mayores responsables del robo a la estatal petrolera de Venezuela.
Desde hace años, Álex Saab está siempre en el epicentro de las controversias en Venezuela. Pero quizás nunca habían coincidido tanto las piezas de este rompecabezas como en el escándalo de PDVSA. En su libro sobre Álex Saab, el periodista Gerardo Reyes cuenta cómo la llegada de Saab al corazón de Maduro se dio por medio del principal protagonista de este escándalo: el poderoso exministro de petróleo Tareck El Aissami. Maduro entregó su cabeza hace unas semanas y aseguró que haría todo lo posible para “desmembrar” a las “mafias de corrupción que se han enquistado en importantes sectores del aparato económico”.
Todo sucedió en una cita que pidió Piedad Córdoba en octubre de 2010, dos semanas después de que la Procuraduría la destituyó por sus supuestos vínculos con las Farc, y a la cual acudió con el barranquillero. La senadora llegó en un carro blindado que le puso el Gobierno de Maduro. Córdoba le dijo al presidente que quería presentarle a un “amigo palestino”. Y Maduro, según Reyes, lo habría saludado diciéndole: “A esta mujer hay que protegerla porque va a ser la próxima presidenta de Colombia”.
Reyes cuenta que, de inmediato, Maduro tomó el teléfono y llamó a Tareck El Aissami, el entonces ministro del Poder Popular del Interior y Justicia. El alto funcionario les dio una cita para los días siguientes. Según cuenta el periodista, Piedad entró a la oficina de El Aissami y “anunció que le quería presentar a un amigo palestino que estaba sufriendo por las demoras de Cadivi, el organismo encargado de administrar las divisas a los venezolanos”. Los dos hablaron emocionados del mundo árabe y de repente comenzaron incluso a comunicarse en este idioma. Y cuando terminaron se abrazaron con entusiasmo, aunque este era el primer día que se veían.
En el libro sobre Saab, ese momento se describe como el punto fundamental del ingreso del barranquillero al régimen y de su ascenso desmedido. “Fue un abrazo de náufragos. A partir de ese momento, Álex Saab, un empresario quebrado, por quien nadie daba un peso en Barranquilla, empezó una laboriosa conquista de un gobierno manirroto –también a la deriva– que delegaba en amigos y extraños –sin evaluar experiencia ni responsabilidad– casi todas sus operaciones de supervivencia inmediata. Con su paciencia de buey, testarudo como nadie, y fustigado por su propia adoración por el dinero rápido, el empresario colombiano logró que la revolución bolivariana le confiara la alimentación de los venezolanos, la construcción de vivienda popular, la búsqueda de combustible y medicinas, y la venta de lingotes de oro”.
Su “socio entrañable”, como lo llama Deniz, en todas esas gestas: Álvaro Pulido. Se sabe que antes de su detención, su residencia en el Country Club fue allanada y que él estuvo en interrogatorio en la Sebin varios días, pero solo fue capturado hasta esta semana.
El Gobierno de Maduro ha sabido administrar los amores y los intereses de Álex Saab en Caracas. No de otra manera se explica la protección que le ha brindado el mismo presidente venezolano a su esposa, la modelo Camilla Fabri, y a sus pequeñas hijas, que desde Caracas han apoyado la causa del supuesto secuestro hecho por el Tío Sam. ¿Qué gana Maduro con Pulido preso?, podría ser simple. Tener guardado a otro dueño de sus secretos.