ESTADOS UNIDOS

La magistrada del Bronx

Barack Obama demostró su habilidad política al designar a la primera hispana en la Corte Suprema

30 de mayo de 2009
El presidente Barack Obama junto a Sonia Sotomayor en el momento en que anunció el nombramiento de esta mujer de origen puertorriqueño en la Corte Suprema

Al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le gusta hacer historia. El martes anunció el nombramiento como magistrada de la Corte Suprema de Sonia Sotomayor. Si el Senado confirma la decisión, Sotomayor, de 54 años, se convertirá en la primera persona de origen hispano que llega a la Corte y en la tercera mujer que alcanza semejante honor. El anuncio generó una interesante controversia.

Obama dijo que había optado por esa magistrada, pues posee "un intelecto riguroso, reconoce los límites del papel de los jueces y tiene mucha experiencia en lo que es superar barreras y entender cómo vive la gente común y corriente".

Sotomayor, criada en el humilde Bronx de Nueva York, perdió a los 9 años a su padre, un obrero puertorriqueño que nunca habló inglés. Su madre, una enfermera nacida en Puerto Rico, la matriculó en un colegio católico y debió aceptar dos empleos para pagar la pensión y sacarla adelante. Y lo logró. Sonia estudió luego en dos de las mejores universidades del país: Princeton y Yale. Más tarde, en 1992, fue nombrada en una Corte neoyorquina por el presidente George Bush padre y, seis años después, ascendida por Bill Clinton a la Corte de Apelaciones.

A pesar de esos éxitos, varios conservadores no tardaron en criticarle unas declaraciones hace cuatro años en la Universidad de Duke cuando dijo que "en la Corte de apelaciones es donde se hace la política". Y Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes y ex precandidato republicano, se fue lanza en ristre por otras palabras que pronunció en 2002 en la Universidad de Berkeley, cuando señaló: "Con la riqueza de su experiencia, una brillante mujer latina puede la mayoría de las veces llegar a una conclusión mejor que un hombre blanco que no ha vivido esa vida". Según Gingrich, eso es "racismo al revés". La derecha también la cuestiona por una sentencia que dictó recientemente en la que impidió el ascenso de 18 bomberos de New Haven, Connecticut, porque la promoción no cobijaba hombres de distintas minorías.

Todo indica que el nombramiento de Sotomayor será bendecido por el Senado controlado por los demócratas. Obama ha dado en el clavo. Políticamente, porque Sotomayor, cuyo nombramiento es vitalicio, le hará contrapeso a la mayoría conservadora de la Corte, un tribunal que reglamenta muchos aspectos de la vida social como la discriminación racial, el aborto y los derechos individuales. Y electoralmente porque se ha echado al bolsillo a la población hispana, el 60 por ciento de la cual votó por él en noviembre. Ahora, con una voz en la Corte, parece haberle hecho justicia a una minoría de 27 millones de habitantes en un país con 300 millones de personas.