Ucrania

La moral del Ejército ucraniano se desmorona en el frente oriental

Desde que Rusia anunció que centraría sus operaciones en esa parte de Ucrania, las tropas del país invadido han tenido que soportar un duro y constante asedio ruso.

27 de abril de 2022
Las fuerzas ucranianas oponen resistencia actualmente en esa región del este del país.
Las fuerzas ucranianas oponen resistencia actualmente en esa región del este del país. | Foto: AP

El primer obús ruso lanzado desde una colina cayó en un campo cercano. “Ahora corrigen, esto llevará algunos minutos y luego caerá por todos lados encima nuestro y de la ciudad”, advierte Yegor, un soldado de 34 años. En la caótica batalla por Barvinkove, en el frente este de Ucrania, aparece con tejanos y chaleco antibalas Sviatoslav Vakarchuk, el cantante más famoso de Ucrania, del grupo de rock “Okean Elzy”. Un soldado corre hacia él para tomarse un selfi.

“Hemos venido a levantar la moral de las tropas, ver a los chicos, les cantaré alguna cosita”, dice a la AFP la estrella de 46 años, llegando con su guitarra. “Su moral es fenomenal”, asegura, sin apartarse de su misión. “Bueno, no están contentos de estar aquí (...) Pero están muy determinados y decididos por la victoria. Es por eso también que venimos, para que comprendan que irá bien”, añade.

Pero después de dos meses en este frente caliente de la guerra y de dos duras semanas tratando contener la ofensiva ordenada por el Kremlin en esta región ahora prioritaria, las cosas no van tan bien. “En el plano de la moral, la situación es complicada. No es todo rosa”, confirma a la AFP Irina Ribakova, oficial de prensa de la 93.ª brigada.

“Por supuesto, estábamos preparados para esta guerra, sobre todo para el Ejército profesional, pero para los reclutas es más complicado”, explica la militar, mientras se oye el estruendo de un ataque de represalia ruso.

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El ataúd del sargento mayor de policía Roman Rushchyshyn se baja durante su funeral en el pueblo de Soposhyn, en las afueras de Lviv. | Foto: AP

“Guerra psicológica”

En la entrada a Barvinkove, a unos 5 km de las líneas rusas, seis movilizados que vigilan un punto de control están preparados para lanzarse en cualquier momento a su trinchera, que cavan a diario con la pala. “Si no, estamos muertos”, resume Vasil, de 51 años, alistado con su hijo Denis, de 22.

Un fuego de leña calienta una marmita hecha con chatarra militar, donde flotan algunas zanahorias sin pelar, patatas y cebollas. Los suministros, con el respaldo de la población local, han ido bien “a excepción de los cigarrillos”. Y, oficialmente, en el frente no se bebe ni una gota de alcohol.

En el búnker, cavado bajo un relieve, los seis soldados duermen apretados en jergones entre dos turnos de guardia. En el frente del Donbás, la noche es todavía peor que el día. “Para la guerra psicológica”, el ejército ruso escoge la oscuridad para disparar sus armas de mayor calibre, afirma la portavoz de la brigada haciendo de guía por una carretera cercana a esta pequeña localidad.

Plantado en medio del campo se ve un cilindro de tres metros de altura. Es el propulsor de un Tochka, un inmenso misil balístico de corto alcance de fabricación soviética. Su carga estalló en la noche del viernes al sábado cerca de una escuela abandonada que sirve de base a los soldados donde dejó un cráter de 15 metros de diámetro.

Invasión a Ucrania
Un soldado ucraniano protege un puente volado en el frente norte de Kiev. | Foto: AFP

Un frente “como un ajedrez”

Moscú anunció el viernes que quería establecer un control total sobre el Donbás y el sur de Ucrania para “garantizar un corredor terrestre hacia Crimea”, anexionada con Rusia en marzo de 2014. Varias localidades como Izium o Kreminna cayeron estas dos últimas semanas y Rusia sigue arañando nuevas posiciones mientras que los ucranianos se limitan desde hace días a contener.

“Tenemos una línea de frente muy fragmentada, que no sigue un río, una carretera o una autopista. Ahora es un pueblo para nosotros, uno para ellos, uno para nosotros, como un ajedrez”, dice la militar de la 93.ª brigada.

La región por completa se ha remodelado para frenar la llegada del enemigo: hueco en las vías ferroviarias, kilómetros de trincheras, puentes volados, cuadrados de hormigón retirados de las carreteras, preparados para acoger minas que exploten cuando pasen los blindados rusos. En la batalla por el Donbás, las pérdidas son ya elevadas, reconocen los soldados encontrados por la AFP. La administración militar local se niega a dar una cifra.

Al ser preguntado por ello, un soldado se desahoga en un torrente de insultos contra los rusos y luego en un mar de lágrimas que no puede contener. Su brigada, la 25.ª, ha sido “la más duramente tocada” estas tres últimas semanas, dice. “He perdido un muy buen camarada. Su mujer debe dar a luz en algunos días, preferimos no decir nada”, explica.

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