La muerte de Fernando Villavicencio en Ecuador y otros candidatos presidenciales asesinados en Latinoamérica

La historia de América Latina ha estado marcada por asesinatos contra candidatos presidenciales y hasta jefes de Estados ya electos. El hecho más reciente ocurrió en Ecuador, donde fue acribillado con tres disparos en la cabeza el presidenciable Fernando Villavicencio. Un crimen que abre la puerta para recordar otros casos similares en la región.

Aunque la lista es larga, SEMANA clasificó los cinco casos más recordados y que impactaron al mundo por la manera en que trascendieron durante sus campañas y aspiraciones como por su papel dentro de la política. Colombia, Brasil, México y Ecuador son algunos de los países donde ocurrieron asesinatos contra candidatos presidenciales.

En Colombia, por ejemplo, la violencia cobró la vida de varios candidatos presidenciales que tenían alta probabilidad de llegar a la Casa de Nariño, entre ellos Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado.

Jorge Eliecer Gaitán

Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado el 8 de abril de 1948, cuyo homicidio desencadenó el movimiento popular conocido como el Bogotazo. El candidato del Partido Liberal fue acribillado en la carrera 7a con la calle 14, lo que desató una ola de ira e indignación con protestas violentas, la muerte del presunto asesino y la destrucción de buena parte de la capital colombiana.

Luis Carlos Galán

La época del narcotráfico en los años 80 cobró la vida de varias figuras políticas y entre ellas la de Luis Carlos Galán Sarmiento, otro líder Liberal, asesinado durante su campaña electoral para llegar a la presidencia de Colombia.

Las encuestas apuntaban a que Galán sería el jefe de Estado colombiano en 1990. Sin embargo, el 18 de agosto de 1989, lo mataron durante el cierre de campaña en Soacha, Cundinamarca. El crimen de Galán fue atribuido al narcotraficante Pablo Escobar, lo que mostró cómo aquellos políticos que le declaraban la guerra al narcotráfico se convertían en objetivos de las carteles de la droga.

Un magnicidio que hasta el día de hoy todavía genera indignación y es uno de los puntos de inflexión más grandes de la historia de Colombia. Tras su asesinato, el país vivió múltiples transformaciones: la marcha del silencio, el inicio de la séptima papeleta y el proceso constituyente que llevó a la nueva carta magna que hace pocas semanas cumplió 30 años. 

Con su muerte se dio también un golpe mortal al Nuevo Liberalismo, el movimiento político que en 2021 revivió jurídicamente la Corte Constitucional.

Álvaro Gómez Hurtado

El 2 de noviembre de 1995 la política colombiana volvió a sufrir los embates de la violencia. Ese día, asesinaron al candidato presidencial del Partido Conservador, Álvaro Gómez Hurtado. A raíz del crimen, el presidente Ernesto Samper decretó el Estado de Conmoción interior durante ocho meses.

Un caso que hasta el día de hoy tiene múltiples aristas y donde no es claro aún quién dio la orden para matarlo. La Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP ordenó, el pasado mes de noviembre, a los comparecientes Rodrigo Granda y Miltón de Jesús Toncel Redondo (más conocido como Joaquín Gómez) presentar por escrito su aporte a la verdad en el marco de la investigación de competencia de la JEP sobre el asesinato del excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado. Lo mismo se les exige en el caso del asesinato del general Fernando Landazábal Reyes.

En el caso de Gómez Hurtado ya habló Carlos Lozada, señalando que, efectivamente, fueron las Farc quienes ordenaron el crimen que habría sido ejecutado por una red urbana. Esta versión a la familia Gómez Hurtado poco o nada le cuadra.

Durante más de 25 años la Fiscalía General de la Nación no logró dar con los responsables. Sin embargo, solo hasta octubre de 2020 las FARC-EP reconocieron públicamente haber matado a Gómez. “Los exguerrilleros insistieron en que su asesinato estaba ordenado desde hace varias décadas y que era un cobro por sus posiciones política en los años 60, en torno a las repúblicas independientes y la acción militar sobre Marquetalia”, detalló la Comisión de la Verdad en un documento.

Luis Donaldo Colosio

México otro país golpeado por la violencia y en el que los políticos han sido blanco de ataques criminales. Uno de los casos más recordados es el de Luis Donaldo Colosio, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México, quien fue asesinado el 23 de marzo de 1994 en plena campaña presidencial en Tijuana.

Colosio llegó el 23 de marzo de 1994 se encontraba en un mitin de camapaña en la colonia Lomas Taurinas en Baja California, y luego de dar un discurso en el “Acto de Unidad”, se dirigía a su camioneta y en medio de la tribuna un sujeto le disparó en la cabeza y abdomen, dejándolo inconsciente.

Pese a que no había sido elegido presidente, la Procuraduría General de México calificó este hecho como un “magnicidio”.

Arnulfo R. Gómez

Arnulfo R. Gómez fue candidato presidencial en México por el Partido Nacional Antirreeleccionista en las elecciones de 1928. Sin embargo, el 4 de noviembre de 1927 fue fusilado en una de las paredes del Panteón Municipal de Coatepec.

Fernando Villavicencio

El asesinato de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia de Ecuador, no solo tiene consternados a los habitantes de ese país, sino a la comunidad internacional, que ya comienza a hacer eco del suceso.

El aspirante a primer mandatario del vecino país y exsenador fue víctima de un ataque de sicariato, mientras visitaba un colegio en el norte de Quito.

Galo Valencia, tío del candidato, narró el momento de terror que se vivió por cuenta de las ráfagas de disparos. El medio de comunicación ecuatoriano Expreso recogió su testimonio.

“Saliendo recibimos un ráfaga de 40 disparos, Fernando desafortunadamente recibió disparos al parecer en la cabeza, nos acaban de confirmar el equipo médico que ha fallecido. Es un dolor indescriptible”, afirmó.

Entretanto, algunos videos publicados en redes sociales dan cuenta del momento exacto en que Fernando Villavicencio y quienes lo acompañan reciben disparos mientras caminan para ingresar a una camioneta blindada, luego de salir del colegio.

Las grabaciones, incluso, evidencian el pánico de quienes presenciaron la manera en que se perpetró el crimen, que acudieron a ocultarse tras las paredes para evitar recibir impactos de bala.