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La Otan, una amenaza sustancial para la Rusia de Putin
La alianza militar internacional ha prometido invitar a Ucrania a ser parte de la asociación una vez “se cumplan las condiciones”.
La Otan, que desde la desaparición de la Unión Soviética ha integrado a 15 países europeos, es considerada una amenaza existencial para Rusia, hasta el punto de servir de justificación de su ofensiva contra Ucrania. La pesadilla de Moscú –que Ucrania, el antiguo “país hermano”, se una a la Alianza– podría hacerse realidad.
Kiev reclama un “mensaje claro y positivo” sobre sus perspectivas de adhesión en la cumbre de la Otan que se celebra este martes y miércoles en Vilna (Lituania). Si Rusia lanzó una ofensiva en Ucrania, en febrero de 2022, fue en parte para evitar que el país acabe formando parte de la organización.
Desde 2014, la ampliación de la Otan se encuentra entre las “principales amenazas externas” de la doctrina militar rusa, un documento que determina la política de defensa del país. “El despliegue de infraestructuras militares de la Otan cerca de las fronteras rusas se percibe en Moscú como una amenaza real para la seguridad del país”, dice a la AFP el politólogo Georgi Bovt.
El punto de inflexión en la relación de Rusia con la Otan fue la intervención de la Alianza en el conflicto de Yugoslavia en 1999, que llevó al Kremlin a pensar que “si ayer bombardearon Belgrado, mañana pueden bombardear Smolensk”, apunta el experto en medio de la entrevista.
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Sin embargo, las relaciones habían empezado de manera distendida, cuando después del final de la Guerra Fría Rusia se unió en 1994 a la llamada Asociación para la Paz, un programa de la Otan que ofrece colaboración militar a los antiguos países del bloque del este de Europa, en los cuales eran muchos antiguos pertenecientes a la Unión Soviética.
Contingentes en ocho países del Este
Casi tres décadas después, la Alianza tiene contingentes militares en ocho países de Europa del Este, cuatro de ellos fronterizos con Rusia. Moscú considera esta ampliación una traición a la promesa que tras la caída de la URSS le hicieron los países occidentales de no expandir la Alianza, algo que durante años ha repetido el presidente ruso Vladimir Putin.
Moscú sigue muy de cerca la posible adhesión de Ucrania a la Otan. Incluso si la reunión en Lituania no conduce a una integración acelerada “se dará un nuevo paso hacia la adhesión”, apunta Georgi Bovt. Según el experto, Rusia “ya no tiene ninguna razón para poner fin a sus operaciones militares” y, en sentido contrario, “mientras la guerra continúe, Ucrania no será aceptada en la Otan”.
Finlandia entró en la Otan en abril, con lo que ahora la frontera común de Rusia con la Alianza es de más de 2.500 kilómetros, casi el doble. Por su parte, Suecia debería unirse pronto a la Alianza después de la luz verde de Hungría y Turquía, cercana a Rusia, una decisión que podría complicar las relaciones de Ankara con Moscú.
El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, señaló el martes que Turquía está “más orientada hacia Occidente que hacia Rusia” y pidió a las autoridades turcas que se quiten “las gafas de color rosa” porque según él “nadie quiere a Turquía en Europa”.
La adhesión de Ucrania a la Otan es la principal preocupación en Moscú, que vio con buenos ojos el hecho de que su vecino no recibiera una invitación oficial ni un calendario preciso para entrar en la Alianza durante la cumbre en Lituania.
La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, dijo irónicamente que la cumbre de la Otan en Lituania es un “espectáculo pintoresco” donde se oirán “solos de violonchelo para apoyar a Ucrania”, pero sin ofrecer a Kiev ninguna perspectiva real de integración.
*Con información de la AFP.