Venezuela
La pandemia en Venezuela, una crisis que Nicolás Maduro no quiere ver
Las cifras de Maduro posicionan a Venezuela como uno de los grandes vencedores de la pandemia en Latinoamérica. Pero el registro oficial dista mucho de la situación real en el país vecino.
Desde que inició la crisis sanitaria, los ojos del mundo se posaron sobre Venezuela. Sumergido en una profunda crisis económica, social y política desde hace años, la tragedia parecía inevitable en el país vecino. Pero casi un año después de que la pandemia colapsara al planeta, los números parecen ser muy buenos. En una nación de casi 30 millones de personas, se han reportado 131.000 casos positivos y 1.252 muertos, una cifra baja en comparación con el número de casos en el resto de Latinoamérica. No obstante, como se ha vuelto norma durante el chavismo, es mejor dudar en lo que dice el Gobierno venezolano.
Como reza el adagio popular, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Los datos suministrados por el Gobierno del presidente Nicolás Maduro posicionan a Venezuela como uno de los países menos afectados en América Latina, pero la realidad es otra. Los hospitales están colapsados, los insumos son escasos y no existe un protocolo eficiente de registro de muertes por covid-19. De acuerdo con aquellos que están al pie del cañón en los centros hospitalarios, las muertes se han desbordado.
José Manuel Olivares, comisionado para la salud y la atención sanitaria nombrado por el líder opositor Juan Guaidó, alertó varias veces acerca del pésimo manejo de la pandemia en Venezuela, según él, llena de mentiras e improvisación. Para los expertos, el número de casos positivos y muertes en esa nación ha sido subestimado por la insuficiencia de pruebas PCR y una dependencia de pruebas rápidas de anticuerpos. “Miraflores informa un número de fallecidos bajo el esquema de ‘resultados de la prueba del PCR’, sin embargo, muchas personas han muerto y nunca recibieron la confirmación de ser positivos. Es por ello que no se contabilizan como casos de muerte por coronavirus”, dice Antonio Barreto, gobernador del estado de Anzoátegui, a SEMANA.
La crisis ha expuesto al personal médico a un virus que no da tregua. La falta de herramientas y el retraso de los resultados detonaron una bomba de tiempo en Venezuela, pero de la que no se conoce el impacto real. Así lo expresa Óscar Noguera, médico en Maracay, quien le dijo a esta revista: en Venezuela “tenemos una gran oscuridad epidemiológica. El control de la información sanitaria está en manos de la política, y sabemos, gracias a las redes sociales, que varias clínicas privadas han colapsado durante la pandemia”.
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El retraso de semanas en la detección del virus se debe a la centralización de los laboratorios autorizados. Como lo explica Barreto, “las PCR estaban centralizadas en el Instituto Nacional de Higiene, instancia que recibía a todo el país, por lo tanto colapsó. Ahora se ha entendido la necesidad de descentralizar las pruebas para acelerar la detección del virus”. Además de la ineficacia de las medidas tomadas para contrarrestar la covid, “no ha existido una política coherente. La cuarentena es decretada y en gran medida no es respetada; cada vez más personas se movilizan en semanas de restricción y el uso de tapabocas es cada día menos obligatorio y, por ende, menos acatado”, señala el experto.
El alcalde de San Cristóbal, Táchira, reportó el 7 de febrero el fallecimiento de 357 personas en la zona, cifra que representa casi un tercio de todas las muertes confirmadas por el régimen desde el inicio de la pandemia, hace ya casi un año. En la perspectiva de Maduro, los datos sí cuadran, por lo que se ha dado el lujo de criticar públicamente a Estados Unidos, Brasil y Colombia por su manejo de la crisis sanitaria, mientras que enaltece a su país. No obstante, la realidad es otra. Los médicos luchan en la precariedad para combatir el virus, pero han pagado un precio muy alto. Cerca de 300 doctores han fallecido, según cifras de la oenegé Médicos Unidos, la tasa más alta del mundo. “La escasez de insumos, equipos de bioseguridad e incluso la inconsistencia en el suministro de agua afectan la ejecución de la más básica de las medidas de prevención como es el lavado permanente de las manos”, concluye Barreto.
Mientras tanto, Maduro informó que llegarán 100.000 vacunas Sputnik V a la nación, aunque la pregunta generalizada tiene que ver con quiénes serán los 50.000 afortunados que la recibirán, en un país en donde las cifras maquillan una verdad a voces.