Estados Unidos
La pelea entre Joe Biden y Kamala Harris, ¿un divorcio anunciado?
Joe Biden y Kamala Harris viven uno de sus momentos más difíciles. La vicepresidenta habría manifestado su inconformidad con respecto a su papel en el Gobierno, en el que no se siente útil ni respaldada.
Cuando a principio de año Kamala Harris llegó a la vicepresidencia de Estados Unidos, lo hacía en medio de una gran expectativa no solo por ser la primera mujer vicepresidenta e hija de inmigrantes, sino por pertenecer a una parte del Partido Demócrata mucho más liberal que el promedio de los estadounidenses.
Sin embargo, la emoción suscitada por Harris se fue diluyendo casi que en un tiempo récord. Actualmente, la funcionaria tiene a duras penas el 28 por ciento de aprobación, según el USA Today. La situación migratoria que vive el país junto con la crisis política por la llegada de los talibanes al poder en Afganistán y la alta inflación, que alcanzó números históricos, le han pasado una dura cuenta de cobro a la actual administración.
Si bien Joe Biden también vive una época difícil con 48 por ciento de respaldo, las miradas han caído sobre Harris y su pobre gestión. Eso la ha llevado a poner el grito en el cielo pidiendo mejores tareas. Con esto no solo buscaría enmendar su imagen, sino obtener el impulso suficiente para las elecciones de 2024.
Harris estaría buscando ser la fórmula presidencial demócrata en caso de que Biden no pueda o no quiera aspirar, algo que, aun cuando por ahora parece improbable, no es imposible. Pero la vicepresidenta sabe que poco podrá hacer si no mejora su imagen de alguna manera.
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Por eso, varios medios de comunicación allegados al entorno político de Washington filtraron que la relación entre Biden y Harris se ha deteriorado con el pasar de los días. El enojo de la vice sería por sus tareas asignadas, poco relacionadas con su experiencia como fiscal y senadora, por lo que se dice que la segunda a bordo se siente infravalorada o subutilizada.
También se menciona que Harris estaría ofendida con la administración de Biden, ya que no ha podido tomar las banderas a favor de los migrantes ilegales; y, si bien se le asignaron tareas en este tema, han sido más desde un rol diplomático, lo cual ha afectado su popularidad entre sus seguidores más cercanos. Se presume que ellos se sentirían traicionados por la falta de trabajo de la vicepresidenta.
La gran preocupación de Harris es que su nombre termine siendo irrelevante en las tareas claves del Gobierno, y que otros demócratas cuenten con mucha más exposición que la misma vicepresidenta, pues es costumbre que los presidentes entrenen a sus segundos al mando para que algún día ocupen el máximo puesto democrático de la nación.
Nombres como los de Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Elizabeth Warren y Cory Booker se han puesto en consideración para las primarias demócratas, de cara a los comicios de 2024, en las cuales podría participar Harris si finalmente decide (y puede) lanzarse a la presidencia para reemplazar a Biden.
El desespero de Harris por renovar su imagen pública y ganar adeptos para la próxima elección es tal que se dice que las alas este y oeste de la Casa Blanca parecen, por ratos, estar totalmente enemistadas por las tensiones de la vicepresidencia con Biden. “Les ha dicho a varios confidentes que se siente limitada en lo que puede hacer políticamente”, filtró CNN.
Cada parte tiene sus aliados en una guerra fría que se vive entre ambas oficinas de la administración. Aunque cada quien jala por su lado, intentan hacerlo sin un combate de frente para no debilitar aún más la imagen del Gobierno de por sí ya golpeada. “Es natural que quienes la conocemos sepamos cuánto más útil puede ser de lo que se le pide actualmente”, afirmó en Vanity Fair la vicegobernadora de California y persona muy cercana a Harris, Eleni Kounalakis.
Sin embargo, Kounalakis moderó su discurso haciendo énfasis en la importancia que tiene el cargo para Harris. “Ella se siente muy honrada y muy orgullosa de ser vicepresidenta de Estados Unidos. Su trabajo como la número dos es ayudar y apoyar al presidente, y asumir el trabajo que él le pide que haga”.
Asimismo, las quejas de la vicepresidenta también pasarían por la poca cantidad de tareas que le asignan. Según ha trascendido, hay días completos en los que Harris se la pasa frente a su escritorio toda la jornada únicamente respondiendo correos electrónicos, sintiéndose infravalorada y un poco inútil en un Gobierno que mucho tiene que hacer para solucionar los grandes problemas que aquejan a los estadounidenses y a buena parte del mundo.
Pero, según estas mismas filtraciones, es la oficina de Biden la que desconfía de la vicepresidencia, no por Kamala Harris, sino por su equipo de trabajo, que ha tenido múltiples fallos que no han sabido solucionar. “Le han fallado repetidamente y la han dejado expuesta”, dijeron fuentes dentro de la oficina de Biden a CNN; aseguraron que el gran problema está en su equipo, especialmente en el manejo de las comunicaciones que han impedido que se involucre en la administración.
Como era de esperarse, Harris salió a negar cualquier tipo de tensión con Biden y su equipo. “Estamos haciendo las cosas, y lo estamos haciendo juntos”, afirmó la vicepresidenta durante una entrevista con George Stephanopoulos, de la cadena ABC. Además, dijo que estaba muy emocionada en su trabajo, pero que aún había mucho por hacer.
En la misma entrevista, Harris no solo negó las filtraciones, sino que felicitó al Gobierno y a Biden en lo que considera que ha sido una “buena semana” después de que se firmara, el pasado lunes, el proyecto de ley bipartidista de infraestructura por un billón de dólares.
Por ahora, se espera que Biden pueda darle más tareas a su vicepresidenta a fin de prepararla o ubicarla en un buen lugar de la imagen pública para las siguientes elecciones. Eso, en caso de que el presidente no fuera capaz de convencer a los electores demócratas y nacionales de elegirlo nuevamente en 2024 y que no pueda culminar su mandato en 2028, cuando tenga 86 años.
De no ser así e ir en contra de los pedidos de su número dos, Biden tendría una enemiga más, pero esta vez estarían durmiendo bajo el mismo techo. Harris quiere sobresalir y no permitirá que la administración no la deje así tenga que mantener un combate a escondidas con la oficina de la presidencia. La meta de ella es claramente ocupar el salón oval para 2024 o máximo 2028, pero será imposible si no realiza un giro completo de su labor hasta ahora.
No obstante, este no es el único tema álgido. Un año después de la elección, Biden y su administración siguen llenos de problemas. A las dificultades internas con su vicepresidenta, se suma la alta inflación, la crisis en Afganistán y el fantasma frecuente de Donald Trump.
Un estudio reciente de Langer Research Associates indica que, si las elecciones presidenciales de Estados Unidos fueran hoy, el Partido Republicano ganaría los comicios y volvería al cargo máximo del país, seguramente con Trump en un segundo periodo. ¿Sabrán limar sus diferencias y salir adelante por el futuro del Tío Sam? La pelota está en el campo de la administración de Joe Biden.