LA POLITICA DE LA "TIERRA QUEMADA"
El auge de las fuerzas rebeldes obliga a Kabul a recrudecer la actividad militar y aumentar sus tropas
Violentos enfrentamientos han sido registrados, durante el mes de octubre, entre las tropas afganas-soviéticas y los movimientos islámicos de resistencia. Los combates, recrudecidos desde el 12 de octubre, han sido localizados principalmente al nordeste del país, en el valle de Panshir, y en los pueblos de los alrededores de Kabul.
Pagman, ciudad situada a unos veinte kilómetros de la capital, en donde la resistencia había logrado un golpe espectacular al atacar el 19 de agosto una reunión de miembros del partido gubernamental, venidos para demostrar que el actual poder central mantenía el control de la región, fue sometida durante unos quince días, según fuentes diplomáticas de Nueva Delhi e Islamabab, a ataques de la aviación y artillería soviético-afgana.
Numerosos combates han sido señalados igualmente en el norte del país, cerca de la ciudad de Mazar I Sharif, región estratégica por sus yacimientos de gas natural, exportado actualmente a la Unión Soviética.
Esta ofensiva militar de las fuerzas gubernamentales y de sus aliados soviéticos sobre varios frentes, parece corresponder en realidad a dos objetivos: por un lado, tratar de apoderarse, por sexta vez en el espacio de dos años, del valle de Panshir, controlado por los guerrilleros dirigidos por Ahmed Shad Massud, y por otro, acabar con las bases guerrilleras en torno a Kabul y poner fin a la ayuda que una parte importante de la población local suministra a los movimientos armados.
Esta política de "tierra quemada", habría causado en julio, la desaparición de seis pueblos de la provincia de Logar provocando la muerte de dos mil personas.
La actual ofensiva en todo caso contrasta con las afirmaciones de las autoridades afganas, después de las operaciones del 17 de mayo y del seis de septiembre pasado, según las cuales "los contrarrevolucionarios han sido expulsados definitivamente del valle de Panshir" .
El recrudecimiento de la actividad militar y las nuevas leyes en el campo del servicio militar parecen mostrar, por el contrario, las dificultades que encuentra el Partido Democrático Popular de Afganistán para imponer, cuatro años después de su llegada al poder, la "pacificación del país" .
En efecto, el gobierno ha declarado "aptos para el servicio militar" todos los afganos hasta los 35 años y llamado a los reservistas hasta los 39. El servicio militar durará, además, ya no dos sino tres años inclusive para los estudiantes o profesionales cuyo deber militar se limitaba a seis meses.
Estas medidas, decretadas el mes de agosto, para "restaurar la paz total en el país y preservar la soberanía nacional amenazada por la intervención de los Estados Unidos, China, los países árabes y Pakistán..." buscarían paliar, en realidad las deserciones que algunas fuentes pakistanas cifran en quince por día, y la pérdida de soldados muertos en los enfrentamientos con las fuerzas nacionalistas.
Las revelaciones del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, indicando que el ejército afgano disponía únicamente de 35.000 hombres, en vez de 85.000 hace tres años, parece abogar en favor de la tesis. El presidente Karmal, después de admitir que la "guerrilla paraliza el país", hizo el 24 de agosto un llamamiento a sus compatriotas para volver a Afganistán con el fin de "participar a la construcción de una vida nueva". Tal invitados millones y medio de afganos que se encuentran en Pakistán, en calidad de exiliados, según la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
La manera como el presidente Karmal ha insistido en la unidad y la disciplina dentro del partido y las fuerzas armadas, y el arresto del general Gul Aga, miembro de su propio partido, ha reactivado por otro lado los rumores sobre las profundas dimensiones entre las dos tendencias existentes en la partido: la Khalq (el pueblo), y Parchan (la bandera).
La Unión Soviética ha aceptado, que Suiza se ocupe de la evacuación y la detención, en su territorio, de los soldados soviéticos capturados por los grupos de resistencia. El 28 de mayo y el 10 de agosto, tres y dos soldados respectivamente fueron trasladados. Sin embargo, las conversaciones con los Estados Unidos para llegar a una solución negociada de la crisis afgana no han sido reanudadas oficialmente desde el encuentro en Moscú, el 24 de julio pasado.
Tales resultados negativos habían llevado a declarar al portavoz norteamericano: "nuestro objetivo era incitar a los soviéticos a retirarse de Afganistán en el marco de un arreglo aceptable para los afganos y para la comunidad internacional. Pero se puede pensar que (los soviéticos) no han modificado su posición. En efecto, sus tropas han aumentado en los últimos meses" pasando de 85.000 a 100.000.
La amplitud de la ofensiva del mes de octubre y la importancia de los medios militares utilizados por las tropas soviéticas y afganas confirman, según los observadores, un desarrollo de los grupos guerrilleros en hombres, y en material. Estos, a pesar de sus divisiones, inscritas en la historia de su país, y sus divergencias ideológicas o políticas, controlarían más del ochenta por ciento del territorio afgano.
José Hernández, Corresponsalde SEMANA en Europa