La primera dama de Haití, Martine Moïse, había destacado por sus luchas sociales durante el mandato de su esposo. Sus batallas más grandes: el VIH, la malaria y la tuberculosis.
La primera dama de Haití: ¿Cómo logró sobrevivir al mortal ataque? | Foto: afp

Haití

La primera dama de Haití: ¿Cómo logró sobrevivir al mortal ataque?

Martine Moïse, pareja del presidente de Haití, fue gravemente herida por los mercenarios que asesinaron a su esposo. Su trabajo se ha basado en la lucha contra el VIH y el bienestar de los niños y las mujeres.

10 de julio de 2021

Martine Moïse, esposa de Jovenel Moïse, descansaba en su casa, al sur de Puerto Príncipe, cuando los mercenarios irrumpieron alrededor de la una de la mañana del miércoles. Ella es la otra víctima de los asesinos del mandatario de Haití y su nombre no aparecía en los buscadores digitales antes de la crisis que desató el homicidio.

La mujer de 47 años fue herida de gravedad, pero logró sobrevivir, a diferencia de su pareja, quien recibió 12 disparos de quienes, aparentemente, también lo torturaron. A ella le dispararon en los brazos y piernas, mientras que la herían gravemente en una mano y en el abdomen, de acuerdo con medios haitianos. Sus tres hijos, dos varones y una mujer, no sufrieron ningún daño físico.

Hoy, el estado de salud de Martine Marie Étienne Joseph, su nombre de soltera, es crítico. En un primer momento, la ex primera dama fue a parar a un centro de atención de la ciudad, pero después las autoridades la trasladaron al aeropuerto, desde el que despegó la ambulancia estadounidense Trinity Air, que la condujo hasta el aeropuerto ejecutivo de Fort Lauderdale. El alcalde de Miami, Florida, Francis Suárez, dijo que la internaron en el Jackson Memorial Hospital, en donde ha permanecido desde la tarde del miércoles, horas después del ataque. “Estable, pero crítica”, fue la única información pública que entregó el mandatario local.

Martine conoció a Jovenel Moïse en la Universidad de Quisqueya y se casaron en 1996. La Red de Acción de las Esposas de los Líderes del Caribe (SCLAN, por sus siglas en inglés) la describe como una persona que mantuvo la entrega por sus hijos y el apoyo a su marido, sin importar el rol que en 2017 adquirió, como primera dama de la República de Haití. La activista, cuyo eslogan de su oficina es “Todo por los niños”, estaba trabajando para que los certificados de nacimiento estuvieran disponibles en múltiples centros de nacimientos y maternidades de su país.

En Haití, aparecer en las bases de datos es un lujo. Para ella, de acuerdo con SCLAN, este es el primer paso para poner a los pequeños en el centro de las políticas de la república.Otro de sus enfoques principales como primera dama ha sido luchar contra la violencia hacia las niñas y mujeres, en temas como la igualdad de género, los embarazos a corta edad, el tráfico de personas y la transmisión de VIH de mamá a hijo por el amamantamiento. De hecho, la presidenta de ONUSIDA, Winnie Byanyima, manifestó recientemente que espera que se recupere pronto, pues es una amiga fuerte de ese brazo de Naciones Unidas y una “campeona acérrima” en la respuesta a la epidemia de VIH, tanto en Haití como en toda la región.Por otra parte, Martine Moïse forma parte del Fondo Global en Haití desde 2018, para la erradicación del sida, la tuberculosis y la malaria.

“La presencia de la malaria en Haití se debe a muchos factores, que suelen empeorar a causa de un sistema de salud débil, desastres naturales impredecibles y recursos escasos (...). El presidente Jovenel Moïse y yo hemos hecho de la eliminación de la malaria una prioridad nacional”, escribió en una columna publicada por el Miami Herald en noviembre de 2019. A pesar de que el objetivo del país era erradicarla para 2020, la meta no se logró, tras la llegada del SARS-CoV-2.

Haití y el mundo esperan el desenlace y la recuperación de la primera dama, esposa de un presidente que miles de haitianos acusan de posibles actos de corrupción y de querer cambiar la constitución a su antojo. Si antes no era claro qué sucedería con ese país, ahora lo es menos. La incertidumbre inunda las calles, en las que las enfermedades, la delincuencia y la escasez son, irónicamente, el pan de cada día.