Ladrones hicieron lo imposible, roban la espada ‘Excalibur’ de un pueblo de Francia

Una famosa espada ubicada en una roca desde hace 1.300 años ha desaparecido en las últimas horas y la pérdida ha generado controversia en el pequeño pueblo medieval de Rocamadour, donde era una de las principales atracciones de la ciudad.

Según informó el diario británico The Telegraph durante siglos se creyó que la espada perteneció a Roland, un caballero semilegendario que luchó valientemente por Carlomagno en el siglo VIII, esta sería una antigua espada conocida como la versión francesa de la legendaria “Excalibur”.

El alcalde del lugar, Dominique Lenfant, ha dicho que los lugareños sienten como si les hubieran despojado de una parte de sí mismos, mientras que la policía inició una investigación, ya que,los agentes están desconcertados sobre cómo fue posible que alguien pudiera robar la espada mística debido a su elevada e incómoda posición incrustada en la pared del acantilado junto al santuario.

El alcalde Lenfant dijo que la ciudad estaba devastada, informó The Telegraph . “Vamos a echar de menos Durandal. Forma parte de Rocamadour desde hace siglos y no hay guía que no nos lo indique cuando lo visita”, declaró al periódico francés La Dépêche .

Las cualidades mágicas de la espada fueron descritas en el poema épico del siglo XI “La canción de Roland”. El poema, escrito en francés antiguo, es la obra literaria francesa más antigua que se conserva y la única copia que se conserva se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de Oxford, según el Telegraph.

Carlomagno recibió Durandal de un ángel antes de regalárselo a su mejor soldado, según la leyenda. Roland, antes de su valiente muerte en la batalla del paso de Roncesvalles, intentó romper la espada en las rocas para evitar que sus enemigos la tomaran, pero ni siquiera él pudo destruirla.

Según la leyenda, la espada no se podía romper y era capaz de cortar rocas de un solo golpe gracias a que era la hoja más afilada que existía. Un mito dice que fue entregado por primera vez al emperador Carlomagno por un ángel antes de que fuera manejado por su sobrino Roland, un caballero legendario.

Durandal se menciona en el poema del siglo XI La canción de Roldán. En la epopeya, se habla de los poderes mágicos de la espada y se dice que contenía un diente de San Pedro, la sangre de San Basilio y el cabello de San Dionisio.

Se dice que Roland intentó romper la espada contra una roca antes de morir en la batalla del paso de Roncesvalles para evitar que cayera en manos del ejército sarraceno contra el que había luchado valientemente.

Pero acabó arrojándolo a un valle donde milagrosamente voló durante kilómetros y acabó incrustándose en el acantilado de Rocamadour.