Revolución de la información

Las 26 palabras que crearon internet: Todo lo que debe saber sobre la Sección 230

Sin este breve artículo de la Ley de Decencia de las Comunicaciones, promulgada en 1996 en Estados Unidos, el mundo no viviría hoy la revolución de la información que lo ha cambiado radicalmente. ¿De qué se trata?

Redacción Semana
26 de agosto de 2023
Internet
La interminable autopista de información que hoy constituye internet ha sido posible gracias a la Sección 230. | Foto: Atrevia

El infinito océano de información en que se ha convertido internet y que le da su sello característico a la era contemporánea, no sería posible sin la sección 230, el párrafo de una ley estadounidense, pequeño en extensión, pero de inconmensurables repercusiones en el devenir actual de la sociedad.

Dicho en otras palabras, el pequeño texto, de solo 26 palabras, les ha permitido a marcas como Facebook, Google, X (antes Twitter) y otras, crecer hasta convertirse en los gigantes informáticos que soy hoy y que impactan las vidas de millones de personas a lo largo y ancho del planeta.

En el campo judicial, si una persona acusa a otra de ser una estafadora sin que ello sea verdad, puede demandarla ante un tribunal por difamación. Pero si alguien publica esa misma información en X o en Facebook no puede demandar a ninguna de esas plataformas, sino a la persona que hizo la publicación.

Capitolio de Washington
El Congreso de Estados Unidos aprobó en 1996 la Ley de Decencia de las Comunicaciones, que contiene la Sección 230. | Foto: AP

Ese es justamente el meollo de la Sección 230, que hace parte de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, promulgada en Estados Unidos en 1996.

“Ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado como el editor o altavoz de cualquier información proporcionada por otro proveedor de contenido de información”, reza el artículo.

Se trata, al decir de los especialistas, de un escudo que blinda a las empresas que acogen en sus plataformas de internet infinidad de mensajes, los cuales podrían ponerlos todo el tiempo a defenderse en los tribunales de las demandas de quienes se sienten ofendidos, atacados o vulnerados por esos contenidos.

Resulta curioso cómo, a pesar de ser solo un minúsculo aparte de una legislación que es mucho más extensa, la sección 230 se ha convertido en uno de los temas de estudio más polémicos y apasionantes en materia jurídica con respecto a internet, ya que atraviesa campos tan delicados como la libertad de expresión, el derecho al buen nombre, la propagación de información falsa o el odio, entre muchos otros aspectos de palpitante interés.

Por supuesto, muchos se preguntan por qué unas frases extraídas de una ley de Estados Unidos tienen tanto impacto mundial en la conversación sobre internet, y la respuestas es muy sencilla: Los gigantes tecnológicos hacia los que la humanidad tiene volcada su atención tienen su origen y residencia en ese país, o sea que se rigen por esas disposiciones legales.

Allí, la política ha sido una de las más interesadas en tratar abiertamente el tema de la Sección 230 y hacerla tambalear, gracias a lo cual, el tema va y viene frecuentemente en diversos foros.

Como lo señaló la agencia AP en un informe, los políticos han acusado a X, Facebook y otras firmas colegas, de abusar de la protección que les da la sección 230.

Incluso, han llegado a pedir que se les despoje de esa inmunidad, o que, la menos, aprendan a ganársela “satisfaciendo los requerimientos impuestos por el gobierno”; de acuerdo con el informe.

Sin embargo, las empresas recuerdan, en su defensa, que la sección les permite a los medios sociales moderar sus servicios sacando de circulación aquellos contenidos que consideren obscenos o violen sus propios estándares, siempre que ello sea motivado por la buena fe.

Durante la presidencia de Clinton, países como República Checa, Hungría o Polonia se adhirieron a la Alianza Atlántica, que años más tarde también daría la bienvenida a Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, todas ellas repúblicas de la Unión Soviética.
La Ley de decencia en las comunicaciones fue sancionada por el entonces presidente Bill Clinton, quien en ese momento ya habló de la revolución de la información. | Foto: AFP

De todos modos, los conductores de la política siempre han tenido algo que decir al respecto.

Donald Trump, durante su gobierno, propuso que se eliminara de plano la Sección 230, en tanto que su sucesor y actual presidente, Joe Biden, ha pedido que se establezcan controles más rígidos contra las plataformas sociales.

En cuanto a los partidos, si representantes del Partido Demócrata suelen quejarse de que esos sitios no hacen nada para controlar los discursos de odio, amparados en la Sección 230, miembros de la facción rival, los republicanos, afirman que constituyen obstáculos para difundir las ideas conservadoras.

En respuesta, defensores de la libertad de expresión, les recuerdan el largo camino que fue necesario para llegar a una medida que está detrás del avance que experimenta hoy el mundo en la bien llamada revolución de la información.

En realidad, de acuerdo con AP, la historia no comenzó en 1996, sino que tiene sus antecedentes profundos en los años 50, cuando los dueños de las librerías podían ser llevados a un tribunal por vender libros que contuvieran contenido obsceno, el cual no está protegido por la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión, entre otros derechos.

Getty Images
La sección 230 es como un escudo que blinda a las redes sociales y otras plataformas de responder por el contenido que los usuarios publican en ellas. | Foto: Getty Images

Pero, cuando un caso en ese sentido llegó a la Corte Suprema de Justicia, esta dictaminó que esto creaba una “efecto escalofriante” en el que una persona era responsabilizada por el contenido publicado por otra.

De acuerdo con Jeff Kossef, autor de The Twenty-Six Words That Created the Internet (Las veintiseis palabras que crearon internet), un libro sobre la sección 230, esto significaba que los demandantes debían demostrar que el dueño de la librería sabía del contenido obsceno de un libro.

Ya en los primeros momentos del auge del internet comercial, en los años 90, fueron antecedentes primordiales los casos de las firmas CompuServe y Prodigy, las cuales ofrecían foros en línea donde los usuarios expresaban sus opiniones.

Mientras que la primera resolvió no moderar tales contenidos, la segunda sí y los efectos de ello se vieron en casos judiciales históricos.

Cuando CompuServe fue demandada sobre el control de lo que se publicaba en ella, el caso fue desestimado por la corte. En el caso de Prodigy, el juez dijo que sí debía responder, dado que “ejercían un control editorial, así que eran más como un periódico que un quisco que distribuye publicaciones”, en palabras de Kossef.

Poco tiempo después, apareció en el panorama la Ley de Decencia en las Comunicaciones, sancionada por el presidente Bill Clinton, con su artículo 230.

¿Qué pasaría si desaparece la Sección 230?

Interrogado a ese respecto, el experto en derecho de internet Eric Goldman le expresó a AP: “Lo principal que hacemos en internet es hablar entre nosotros. Puede ser a través del correo electrónico, las redes sociales, los servicios de mensajes, pero, cualquiera que sea el caso, hablamos entre nosotros. Y muchas de esas conversaciones están habilitadas gracias a la Sección 230, que dice que quienquiera que nos permita hablar entre nosotros no es responsable de nuestras conversaciones.

El especialista agregó que, en ausencia del artículo, el máximo tribunal estadounidense, la Corte Suprema, podría fácilmente “eliminar esa proposición básica y decir que las personas que nos permiten hablar entre nosotros son responsables de esas conversaciones. En ese momento, ya no nos permitirían sostener conversaciones entre nosotros”.

Luego de varios casos judiciales relacionados con la Sección 230 que han llegado a altas instancias judiciales recientemente, los conocedores del tema afirman que ello afectará el futuro de la interpretación del artículo.

Un posible escenario es que las plataformas se vuelvan más cautas en lo que publican, en particular con temas que rozan aspectos sensibles como el tráfico sexual, entre otros.

“Si las plataformas no fueran inmunes a la ley, entonces no se arriesgarían a la responsabilidad de legal que podría venir con acoger las mentiras, la difamación y las amenazas de Donald Trump”, le señaló a la agencia Kate Ruane, quien fue asesora legislativa de la Unión Americana de Libertades Civiles y ahora labora para el PEN, sección Estados Unidos.

Otro escenario posible, señaló AP, es que marcas como Facebook, X, YouTube y demás “bandonen la moderación del todo y dejen que prevalezca el mínimo común denominador”.

Eso sí, advirtió el artículo, eso daría pie a que la falta de cualquier monitoreo pondría esas plataformas bajo el control de trolls, como 8chan, un sitio tristemente célebre por difundir contenido gráfico y extremista.

Los estudiosos del tema le expresaron también a la agencia que, cualquier modificación que se le haga a la sección 30 podría traer un efecto dominó sobre el derecho a la expresión en línea en todo el planeta.