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Las alertas que había enviado Ana María Serrano a sus amigos antes de ser asesinada, presuntamente, por su exnovio
Allan Gil, expareja de Ana María Serrano, aprovechó que la joven estaba sola en casa para matarla.
A medida que avanzan los días, siguen apareciendo más detalles en torno al feminicidio de Ana María Serrano, sobrina del exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo. El principal sospechoso de este crimen es la expareja de la joven de 18 años de edad, el mexicano Allan Gil Romero, quien ya fue capturado por las autoridades de ese país.
Según la Fiscalía de México, Allan Gil habría aprovechado la ausencia de los padres de Ana María para ingresar a su casa y matarla. La autopsia arrojó que la joven falleció por asfixia mecánica.
“Dentro de los actos de investigación realizados se encuentra el dictamen de necropsia, mismo que estableció que la víctima falleció por asfixia mecánica debido a la compresión extrínseca del cuello en su variedad de ahorcadura, toda vez que de acuerdo a las pericias realizadas en el cuello de la víctima se observó un surco cutáneo producto de la acción propia de un agente constrictor de consistencia dura y áspera”, dijo la Fiscalía en un comunicado.
En medio del dolor que invade a la familia de Ana María, las autoridades siguen armando el rompecabezas para que en el juicio Allan sea condenado por el feminicidio de la joven. Uno de los nuevos detalles que se conocieron fueron las conversaciones que ella tuvo con algunos amigos y a quienes habría alertado del acoso que venía recibiendo de su exnovio.
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“Si algo me pasa, ya sabes quién fue”, le escribió Ana María a uno de sus amigos, quienes suministraron toda esa información a la familia de la joven estudiante de Medicina.
Los extraños mensajes de Allan
Luego de asesinarla, Allan pretendía hacer pasar el crimen como un suicidio. Ximena Céspedes, madre de Ana María, habló en exclusiva con SEMANA y aseguró que el pasado 12 de septiembre intentó comunicarse con su hija, pero recibió un chat bastante extraño, pues utilizó términos que normalmente no usa en estas conversaciones digitales, lo cual levantó serias sospechas.
Ximena: ¿Ana estás?
Ana María: Hola ma, ¿sí, andaba jugando con el perro, me das tantito?
Ximena: Ah, bueno.
Ana María: Voy ma, la razón por la que no te contesté
Ximena: Márcame porfa.
Ana María: Es porque ya no me gusta estar sola, ya no puedo vivir así, ya no quiero, adiós ma, despídete de mi papá por mí, los quiero.
Luego de ese último mensaje de Ana María, su madre supo que algo andaba mal. Sin embargo, era poco lo que podía hacer, pues estaba en un viaje en el exterior.
La Policía judicial y los peritos en criminalística llegaron a la casa de Ana María y encontraron su celular al lado de su cuerpo. Pero había detalles que no cuadraban y apuntaban a que había sido un asesinato.
“Los padres de la víctima aportaron la conversación sostenida con su hija vía WhatsApp, realizada alrededor de las I8:30 horas del día de los hechos, donde identificaron un lenguaje distinto al que utilizaba de forma habitual, también aportaron capturas de pantalla enviadas por un amigo de ella donde refirió una conducta intimidante y agresiva de Allan”, puntualizó la Fiscalía.
Finalmente, tras revisar las cámaras de seguridad del sector, se dieron cuenta de que Allan había estado rondando y tras tres intentos logró ingresar a la casa en la que Ana María estaba sola.
Su tercer ingreso ocurrió previo a las 6:00 p.m. del día de los hechos, cuando la víctima se encontraba sola en su domicilio, “momento en que Allan presuntamente ingresó al inmueble donde la habría asfixiado hasta causarle la muerte. Finalmente, se retiró a bordo de un carro.
El hombre fue capturado y una jueza de México le imputó el delito de feminicidio. La Fiscalía tiene tres meses para recolectar las pruebas y así hacer efectiva la condena contra Allan Gil.