Bolivia
Las claves de la ruptura de Evo Morales y Luis Arce, que podría dejarlos a ambos lejos del poder en Bolivia
El expresidente boliviano Evo Morales y su sucesor político, Luis Arce, se convirtieron en rivales después de una alianza de años. Este es un nuevo episodio de supuesta traición en los gobiernos de la región.
En Latinoamérica se ha convertido en una tendencia que un líder político popular deje la presidencia e intente imponer a un aliado suyo en el poder para seguir con su legado. Pero luego, roces y peleas terminan enfrentándolos y se convierten en rivales políticos. Ya se ha visto con Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos en Colombia, y Rafael Correa y Lenín Moreno en Ecuador.
Ahora, el caso más reciente es el de Evo Morales y Luis Arce en Bolivia. El enfrentamiento entre los líderes más populares de la política boliviana tiene su origen tras la salida, obligada, de Evo Morales del poder por acusaciones de amaño de las elecciones a su favor, por lo que tuvo que nombrar a un sucesor de confianza para que lo reemplazara en la presidencia mientras pasaba un tiempo antes de poder volver a aspirar al cargo. La elección obvia fue Arce, quien por 11 años fue su ministro de Economía.
Para Evo Morales, Arce no era más que un reemplazo temporal hasta que él pudiera volver a ser elegido como mandatario boliviano y seguir siendo un indiscutido líder de la izquierda latinoamericana. Pero el panorama para el expresidente se tornó mucho más complejo: su sucesor demostró ser un político más pragmático y cercano al centro político, lejos de las posturas radicales de Morales.
Entre tanto, el periodo de Arce ha generado divisiones en el país entre los que lo consideran un estadista capaz de tomar las riendas de la nación y aquellos que consideran que no ha hecho suficiente y que sus esfuerzos para mitigar la crisis económica han fracasado. Además, sus contantes disputas con Evo Morales han servido para que los seguidores más radicales del partido MAS (Movimiento al Socialismo) le quiten su apoyo.
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Evo Morales y su séquito acusan a Arce de haber traicionado al partido y de intentar “envenenar” y “eliminar” al expresidente boliviano al supuestamente ligarlo con el narcotráfico, todo mientras el antiguo mandatario mueve los hilos dentro del MAS para lograr la expulsión del presidente del partido de izquierda para que, de esta manera, no pueda aspirar dentro de las primarias para las elecciones de 2025.
“Hay que cuidarse de Lucho Arce”, dijo Morales en un programa radial, porque aseguró les puede hacer seguimiento para “algún montaje”. El mandatario, por su parte, prefiere no referirse al escándalo, pero habla con acciones al no aceptar cambios de ministros pedidos por el círculo del expresidente y concentrando operaciones del narcotráfico en Chapare, lugar donde Evo Morales realiza su labor como dirigente político, y buscando apoyos para las próximas elecciones.
El ring parece estar puesto de cara a las primarias del MAS que se realizarán entre diciembre de este año y enero de 2024, donde estará Morales como precandidato, pero si los vetos contra Arce prosperan, es probable que el presidente tenga que buscar partido si quiere la reelección, algo que supuestamente el dirigente viene adelantando y sirvió a sus opositores para afirmar que la traición al movimiento es un hecho consumado.
El panorama sigue igual a pesar del intento de mediación de Cuba. Una reconciliación entre ambos líderes de la política boliviana parece imposible. Mientras tanto, según los últimos sondeos, una candidatura de Evo Morales tiene pocas probabilidades de prosperar, debido al deterioro de su imagen por las constantes peleas con Arce. Por lo que todo este tire y afloje podría terminar con los dos personajes fuera del máximo cargo del país.