Ecuador
Las claves detrás de la “muerte cruzada”, la figura que acabó de un plumazo el gobierno de Guillermo Lasso y al congreso de Ecuador
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decretó la disolución de la Asamblea Nacional después de que le hicieran un juicio político. El mandatario adelantará elecciones y también él saldrá de su cargo.
Desde hace meses, Ecuador vive en medio de la inestabilidad. Al dramático aumento de la inseguridad se suman multitudinarias protestas, una economía que no remonta y la crisis política, que tocó su punto más alto esta semana cuando el gobierno de derecha de Guillermo Lasso decretó la disolución de la Asamblea Nacional luego de que esta le hiciera un juicio político al acusarlo de corrupción de contratos. Pero esto es solo el inicio.
En Ecuador existe la figura llamada “muerte cruzada”, en la cual la Asamblea es destituida, pero el Gobierno nacional tiene que llamar a elecciones de manera inmediata para que una nueva administración complete el periodo, que finaliza en 2025. Dicha norma está contemplada dentro de la Constitución ecuatoriana, a pesar de la polémica que pueda suscitar terminar con el periodo de los parlamentarios de tajo.
Para entender lo que llevó al Gobierno de Lasso a tomar esta medida radical, hay que comprender el proceso del juicio político contra el mandatario. Todo salió a la luz a comienzos de este año cuando se reveló que funcionarios de la administración habrían supuestamente pactado para que ciertas personas pudieran seguir al mando de instituciones públicas tras el cambio de Gobierno. La Corporación Nacional de Electricidad fue manchada, pues se aseguró que había, además, una política de coimas ilegales con la supuesta bendición del presidente.
Viviana Veloz, quien formó parte de la comisión que investigó las actuaciones del mandatario, habló acerca del caso. “No existen posibilidades de que el presidente Lasso salga impune en un juicio político o terminara su mandato, porque tenemos todas las pruebas de que cometió peculado durante su gobierno. El pueblo merece un gobernante honesto, y la lucha contra esta administración se hace en nombre del pueblo de Ecuador”, manifestó en diálogo con SEMANA.
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Cientos de ecuatorianos salieron a las calles a protestar contra la medida tomada por el Gobierno, tachándola de autoritaria y similar a lo que hizo Pedro Castillo en Perú cuando intentó un autogolpe de Estado. Dicha argumentación también fue respaldada por figuras como Evo Morales, expresidente de Bolivia, quien aseguró que Lasso tenía doble moral. Aun así, hay muchas diferencias entre ambos casos.
La mayor es que Lasso disolvió el Parlamento y también convocó elecciones, con lo que su cabeza rodará del poder, mientras que, en Perú, Castillo intentó censurar al Congreso y mandar el país por decreto, convirtiéndose en una especie de dictador. Además, la figura de la “muerte cruzada” está dentro de la Constitución ecuatoriana al determinar que existe una conmoción interna y una fuerte crisis política.
“La decisión es legal, está contemplada en nuestra Constitución. Asimismo, es el camino donde nos ha llevado la incapacidad del Gobierno de resolver los problemas, así como la imposibilidad de las demás fuerzas políticas de poner por delante los objetivos del país. Han priorizado sus objetivos partidistas o personales y han dejado de lado los problemas de la gente”, dice Otto Sonnenholzner, exvicepresidente de Ecuador, a SEMANA acerca de la crisis que vive el país.
Durante meses, el presidente Lasso había amenazado con aplicar la “muerte cruzada”, por lo que parecía cuestión de tiempo que sucediera. “En lo personal, me resultó sorpresiva la decisión de disolver la Asamblea Nacional porque, aun cuando había un juicio político en marcha en su contra, todo apuntaba a que no iban a existir los votos para destituirlo. ¿No quiso correr riesgos innecesarios?”, dice Fabricio Vela, periodista ecuatoriano.
“Al final, la decisión le permitió sortear la interpelación en el Legislativo. Por otro lado, el haber cerrado prematuramente la Asamblea le podría dar a Lasso algo de oxígeno político ante la deplorable imagen que tenía el Parlamento (menos del 6 por ciento de calificación positiva, según la encuestadora Perfiles de Opinión); es decir, una medida muy popular”, expone Vela en charla con SEMANA.
Ahora Ecuador vive una situación sin precedentes en su historia reciente. Al cierre de esta edición, no se conocían fechas exactas para las elecciones presidenciales y legislativas del país vecino, aunque se especula que serían en el mes de agosto. De todas formas, la nación queda en una situación frágil de cara al futuro y llena de misterio.
“Tenemos que ir a elecciones en unos plazos casi imposibles de cumplir. De hecho, en 15 días ya tendrían los partidos que presentar candidatos a nivel nacional, incluidos legisladores, y es un proceso complejo que afecta plenamente las posibilidades de hacer buenas alianzas”, manifiesta Sonnenholzner. Asegura que será una tarea titánica la que se tendrá que cumplir en las semanas venideras.
Sobre quién puede tomar las riendas del país para la presidencia y consolidarse como una fuerza dominante en la Asamblea, muchas voces apuntan a que la izquierda de Rafael Correa parte como favorita. “El correísmo aparece como la fuerza política con mayor capacidad de organización para encarar, en tan poco tiempo, una elección presidencial y legislativa”, cuenta Vela y asevera que difícilmente habrá tiempos convulsos, ya que los partidos están concentrados en la elección.
Con este panorama en mente, los ecuatorianos podrán volver a las urnas y votar por un nuevo gobierno que termine lo que Lasso no pudo o dé un cambio radical al manejo del país. “Ojalá los ecuatorianos, que ahora tenemos la oportunidad de regresar a las urnas, tomemos mejores decisiones y que lo que venga para el Ecuador sea estabilidad, la recuperación de la paz, orden y, sobre todo, oportunidades para la gente”, dice Sonnenholzner.
Los ecuatorianos tienen la oportunidad de castigar al gobierno de Guillermo Lasso, que, como tantos otros en la región, no estuvo a la altura de lo que esperaban sus votantes. Según Perfiles de Opinión, la administración actual apenas tenía un respaldo del 13 por ciento en el país vecino y los ecuatorianos han manifestado que los problemas no dan más espera. Por ello, este parece el momento para que un nuevo gobernante termine el periodo presidencial e intente superar la grave crisis que atraviesa Ecuador.
Allí se han convertido en paisaje las peleas a muerte entre narcotraficantes, que semana tras semana dejan muertos, heridos y una sensación de inseguridad en aumento. El Gobierno de Lasso intentó contraatacar para que las Fuerzas Armadas pudieran operar libremente, pero, aun así, no parece ser suficiente. Además de la crisis política, se puede asumir que la salida del mandatario también responde a la voluntad popular.
Si Lasso es culpable o no, lo determinará la justicia, que también tendrá que evaluar si el mandatario decidió convocar las elecciones al verse acorralado. Lo cierto es que la medida del Gobierno parece tener el suficiente respaldo internacional y local, ya que todas las instituciones del país apoyaron su decisión. Ahora, Ecuador puede dedicarse a buscar una solución política a sus problemas, pues pocos no son y mucho menos sencillos.