HISTORIA

Las oscuras historias de los generales que traicionaron a Maduro

Hugo Carvajal y Clíver Alcalá negocian con la justicia de EE.UU. para declarar en contra de la cúpula del chavismo, de la cual hicieron parte durante décadas.

30 de marzo de 2020
Los generales Hugo Carvajal y Cliver Alcalá.

Por orden de Estados Unidos y en medio de investigaciones por narcotráfico, el general venezolano Hugo Carvajal estuvo preso en Aruba durante tres días, hasta que a la isla llegaron las credenciales que lo acreditaban como diplomático, y por las que quedó libre. Eso ocurrió en 2014. Nicolás Maduro dijo entonces que defendería al militar "con toda la fuerza del Estado venezolano" y a su regreso lo recibió con honores.

Un año antes, el general Clíver Alcalá había estado al comando militar de la región de Guyana, clave para Venezuela por su riqueza minera. Su gestión, que ya venía enlodada por señalamientos de vínculos con las Farc y con narcotraficantes, fue calificada de arbitraria y abusiva contra la población civil. Entonces, el recién posesionado presidente venezolano respaldó al polémico general.

Seis años después, las cosas cambiaron para los dos generales que pertenecieron a la entraña del chavismo, y que en un comienzo recibieron el cobijo de Maduro en medio de los escándalos que los rodeaban. El prófugo Carvajal negocia su entrega con la justicia estadounidense. Al parecer, está dispuesto a declarar contra Maduro, el que solía ser su protector.

Lo mismo estaría por hacer Alcalá, que viajó el viernes de Barranquilla a Nueva York,  luego de que se entregó a autoridades colombianas, y de que confesó haber liderado un extraño y supuesto complot que incluyó la compra de un arsenal para atacar a Maduro.

Los dos generales aparecieron en el cartel de los venezolanos más buscados difundido por Estados Unidos la semana pasada. Y aunque aparecen junto a Maduro, la distancia entre ellos es grande. Estos militares son muestra de los movimientos y las traiciones que han operado en el seno de un gobierno al que Estados Unidos acusa de lavar dinero y traficar drogas, a través del cartel de lo soles.

El hombre de la inteligencia

Hugo Carvajal fue el hombre clave de Chávez para mantener a raya a sus opositores. El Pollo, como se le conoce, era el jefe de la Dirección de Inteligencia Militar, donde construyó su poder sobre una amplia red de de inteligencia. Durante años, investigó incluso al mismo círculo del poder del chavismo, a los personajes que gobernaban Venezuela. Fue así como identificó y frenó las conspiraciones contra Chávez, y eso le hizo ganar su confianza plena.

Según la DEA y la justicia de Estados Unidos, Carvajal fue uno de los hombres claves en la conformación del cartel de los soles desde 1999. Allí habría tomado parte en compras y ventas de armas y drogas con las Farc, y en el envío de cocaína a Estados Unidos, junto a otros altos militares. Pruebas de esas relaciones de Carvajal y la guerrilla colombiana aparecieron en los computadores de Raúl Reyes, luego del bombardeo en el cual murió el jefe guerrillero, en 2008.

Pese a los señalamientos, Carvajal no perdió terreno en el poder. Sin embargo, esa relación con Chávez se quebró en 2011. El incidente que lo desató fue un choque armado entre una unidad del Ejército y las Fuerzas Bolivarianas de Liberación, una guerrilla clandestina del país vecino.

Carvajal informó al presidente sobre lo sucedido, pero Chávez no compró su versión y ordenó una investigación paralela. Con esa descubrió que el general había acomodado la historia para proteger a los militares involucrados. Chávez lo sacó de la jefatura de inteligencia.

Pero al año siguiente, tras la muerte de Hugo Chávez, Nicolás Maduro asumió el reemplazo y reencauchó a Carvajal en el mismo puesto. Esta vez solo estuvo 9 meses. Dejó el cargo y luego, apoyado por Diosdado Cabello, saltó a la política, donde terminó elegido como diputado.

En 2017, Carvajal tomó distancia del régimen de Maduro y el año pasado apoyó a Juan Guaidó y señaló de ilegítimo al presidente venezolano. Fue entonces que tuvo que irse para España, al convertirse abiertamente en enemigo.

En España y con las órdenes de captura emitidas por Estados Unidos, Carvajal fue detenido el año pasado. Pero la mientras se esperaba que aprobaran su extradición a Estados Unidos, se fugó. Desde entonces está prófugo. Luego de que apareció en el cartel en el que la justicia norteamericana ofrece 10 millones por su paradero, los medios estadounidenses señalan que el general Carvajal estaría negociando su entrega, con intermediación de autoridades españolas, y que fungiría como testigo contra Maduro y el chavismo, en los procesos por narcotráfico y lavado de activos que durante tantos años negó.

El general que se entregó a Estados Unidos

Clíver Alcalá participó en el intento de golpe de Estado fallido que organizó Chávez en 1992. Diez años después, en 2002, cuando el golpe de Estado se fraguó (y falló) contra Chávez, Alcalá fue clave en las operaciones posteriores que los militares hicieron contra las facciones de la Policía señaladas de intentar el derrocamiento. Luego de eso, su ascenso se propulsó.

En 2008, cuando Alcalá era jefe de guarnición en Valencia, apareció salpicado, como Carvajal, en el contenido de los computadores de Raúl Reyes. En un aparte de las comunicaciones internas de las Farc, lo mencionan a propósito de un negocio de venta de armas con la guerrilla.

En 2012 fue denunciado por estar involucrado en narcotráfico. Ese mismo año, el general se había casado con la sobrina de Hemágoras González, un narco y capo en la frontera entre la Guajira colombiana y Venezuela. Alcalá terminó en la lista Clinton y los Estados Unidos ordenaron congelar sus cuentas bancarias.

Pese a todos los escándalos, su cercanía con Chávez lo había salvado y continuaba en su trasegar militar al mando de distintas unidades. La última de estas en Guyana, donde hubo nuevas denuncias en su contra. Con la llegada de Maduro al poder, en 2014, Alcalá perdió a su protector y pocos meses después salió del Ejército. Entonces empezó la oposición.

Para 2016, Alcalá hablaba públicamente de la recolección de firmas para promover la revocatoria del mandato de Maduro. En 2017, denunció supuestas irregularidades dentro del Ejército, como la persecución de enemigos políticos y un supuesto desorden en el mando dentro de las filas castrenses. Poco después de sus denuncias, el general retirado se fue a vivir a Barranquilla.

Su nombre tuvo poca resonancia hasta que salió en una entrevista en La W Radio a reconocer el jueves pasado que era el destinatario de un millonario cargamento de armas incautadas en la costa. Dijo que con este arsenal pretendía conformar un grupo armado para atacar a Nicolás Maduro y que para ello había firmado un contrato con Juan Guaidó, J.J. Rendón y una agencia norteamericana. Una confesión que levantó sospechas.

Lo concreto es que la justicia norteamericana lo requería y ofrecía 10 millones de dólares por su captura. Fue así como el viernes pasado salió en un avión de la DEA, con rumbo a Nueva York, donde se espera que declare contra la red de narcotráfico y lavado de activos que se enquistó en la cúpula del chavismo, a la cual él perteneció.