Terrorismo
Las sectas más peligrosas del mundo
Millonarios excéntricos, depredadores sexuales, xenófobos y fanáticos religiosos son algunas de las características de los miembros de grupos semiclandestinos que conviven con la ilegalidad. El tema volvió a ser noticia no solo por la toma del Capitolio, sino porque el líder de una organización de este tipo le pidió a Donald Trump el indulto.
El expresidente Donald Trump rompió muchas tradiciones en su último día como mandatario, entre ellas no asistir a la toma de posesión de su predecesor. No obstante, hubo una que no dejó pasar: el indulto presidencial. La Constitución de Estados Unidos le otorga al presidente la facultad de conceder clemencia, otorgar indultos y amnistías a personas procesadas por la ley.
Sobre el tema hubo mucha especulación. En sus últimos días, al escritorio de Donald Trump llegó una avalancha de solicitudes de indulto por parte de aliados, cabilderos y otras personas que esperaban sacar provecho del derecho que le otorgaba la ley. Los estadounidenses tenían gran incertidumbre por los nombres que estarían en la lista del mandatario. A pocas horas de su retiro de la Presidencia, el magnate indultó a 70 personas y conmutó la pena de otras 73. Entre los indultados se encontraban los raperos Lil Wayne y Kodak Black, y su exasesor Steve Bannon. Quien obtuvo un perdón presidencial preventivo.
Aunque la solicitud ni siquiera fue tomada en cuenta y era casi imposible que le dieran el indulto, Keith Raniere, creador de la secta sexual NXIVM (NEXIUM), llamó la atención de los medios por enviar una carta a Donald Trump en la que le pedía el perdón presidencial. La absurda petición habría sido un hecho anecdótico de menor importancia, pero muchos norteamericanos llegaron a pensar que en el gobierno de Trump todo era posible, incluso perdonar a un depredador sexual.
En la secta participaron celebridades de Hollywood, hijos de expresidentes y hasta herederos de imperios licoreros. Una de las personas más conocidas es Alison Mack, una actriz alemana que saltó a la fama por actuar en la serie “Smallville”. La artista, detenida en abril de 2019, se declaró culpable de cargos de conspiración y crimen organizado. Otras 7 sentencias se han efectuado en contra de otros miembros de la secta.
En las últimas décadas, son muchas las historias de jóvenes que caen en manos de líderes con problemas mentales, pero que al ofrecer soluciones a problemas emocionales y espirituales y manejar sofisticadas técnicas de manipulación, logran formar séquitos de cientos de seguidores. Las que han sido catalogadas como las sectas más peligrosas en el mundo se esconden bajo ideales virtuosos para fomentar el abuso sexual, el fanatismo, la xenofobia, el terrorismo, la intolerancia o la aniquilación de quienes piensan diferente.
Una de las sectas más antiguas de este tipo es el Ku Klux Klan, organización que promueve el racismo y la xenofobia en defensa de una supuesta supremacía blanca. Entre 1877 y 1950 más de 4.400 afroestadounidenses fueron golpeados y torturados a manos de sus miembros. Se calcula que en la actualidad hay unos 3 mil miembros activos en Estados Unidos. En el pasado esta secta llegó a tener de 4 a 5 millones de seguidores.
Un siglo después, en oposición al Ku Klux Klan, surgió el Nuwaubianismo, una secta religiosa que predica la supremacía negra mezclada con fanatismo religioso islámico, teorías conspirativas y ufología. Los seguidores de este grupo se reúnen de manera clandestina en Nueva York.
En los últimos años, el grupo de extrema derecha Qanon ha tomado relevancia y saltó a la fama mundial por protagonizar la violenta toma del Capitolio de Estados Unidos el pasado 6 de enero. Por este y otros hechos, ha sido catalogada por el FBI como una amenaza a la seguridad interna del país.
Recientemente resurgió la secta apocalíptica japonesa que combina el cristianismo, el budismo y el yoga con las escrituras de Nostradamus. Se cree que opera principalmente en Rusia. El surgimiento de sectas que conviven con la ilegalidad no es un fenómeno nuevo, pero en las últimas décadas su número ha aumentado. Investigadores creen que es un fenómeno propio de la crisis de la modernidad que comenzó a mediados del siglo XX y que se ha visto potenciada por las crisis de los principales valores del mundo occidental como la democracia.