Atlas del Nazismo
LATI: la aerolínea italiana que trasportaba espías nazis
La ‘Standard Oil Company’ sería la encargada de acabar con sus vuelos entre Italia y Brasil al no venderle más gasolina.
La compañía petrolera más grande del mundo, Standard Oil, antecesora de Exxon, fue fundamental para eliminar otra amenaza del Eje en Brasil. La aerolínea italiana LATI, Linee Aeree Transcontinentali Italiane, operaba un servicio regular de pasajeros entre Italia y Brasil, con autorización otorgada por el presidente Getúlio Vargas.
Por LATI viajaban los espías y diplomáticos nazis destacados en América del Sur. Los vuelos se hacían en trimotores Savoia-Marchetti con capacidad para 10 pasajeros. La ruta de Roma a Río de Janeiro incluía escalas en Sevilla, Lisboa, Villa Cisneros (Sahara Occidental), Isla de Sal (Cabo Verde), Natal y Pernambuco. El director de la aerolínea en Italia fue Bruno Mussolini, joven piloto hijo del duce Benito Mussolini que murió de 23 años en un accidente de aviación.
Otro director fue el piloto personal del duce, Attilio Biseo, que nombró como gerente comercial de la aerolínea a su primo Carlo Ponzi, el legendario estafador que en Boston defraudó a miles de inversionistas y que dio origen a la expresión en inglés “Ponzi scheme”, equivalente a lo que en Colombia se llama una pirámide.
Los Estados Unidos habían pedido a Vargas revocar el permiso, pues esos vuelos eran una burla al bloqueo económico impuesto por los aliados contra Alemania. Pero Brasil fue un país neutral en 1940 y 1941, y los aviones italianos siguieron operando, al punto que en 1941 se duplicaron las frecuencias.
LATI se había preparado para enfrentar las solicitudes de Washington de prohibir los vuelos en nombre de la defensa hemisférica. A un yerno del presidente Vargas lo habían nombrado como director de la compañía en Río de Janeiro y otras figuras de la élite empresarial tenían cargos o inversiones en la aerolínea.
Los vuelos también eran útiles para Brasil porque permitían una comunicación directa con Europa sin someterse a la censura británica en Bermuda y en Trinidad Tobago, que revisaba todo el correo entre América y Europa. El canciller Oswaldo Aranha planteó que Brasil quedaría incomunicada por vía aérea con Europa si retiraba la licencia de operación a LATI. Como respuesta, el Gobierno de Estados Unidos dio una subvención de 8 millones de dólares a Pan American Airways para establecer un vuelo en la ruta Nueva York-Belém-Natal-Cabo Verde-Lisboa desde octubre de 1941 para que Brasil conservara lazos aéreos con Europa si LATI era suprimida.
Como Vargas fue aplazando la decisión de prohibir los vuelos de la empresa italiana, Washington cortó por lo sano y pidió ayuda a Standard Oil. El 11 de diciembre de 1941, el mismo día en que los Estados Unidos formalmente declararon la guerra a Alemania y a Italia tras el ataque a Pearl Harbor, la subsidiaria de la compañía petrolera en Brasil anunció que no le vendería combustible a LATI. Ese fue el fin de los vuelos. Los aviones fueron confiscados por el Gobierno de Brasil y adquiridos por el U.S. Army Air Force.
También existe una versión cinematográfica de los hechos. H. Montgomery Hyde, espía británico en Suramérica, dejó el relato en sus memorias. El trabajó para BSC, British Security Coordination, un servicio de espionaje que operaba en Nueva York en Rockefeller Center, dirigido por “Intrepid”, el famoso espía canadiense William Stephenson, un héroe de la Segunda Guerra Mundial muy famoso en el mundo angloparlante y poco conocido en el mundo hispanoamericano.
“Intrepid” fue el modelo en que se basó el escritor Ian Fleming para crear a James Bond. Antes de dirigir el contraespionaje británico en el hemisferio occidental, “Intrepid” fue un acaudalado hombre de negocios que en 1924 inventó un sistema inalámbrico para transmitir fotografías. Y fue él quien durante la guerra le propuso a FDR nombrar a su amigo William Donovan como jefe de todos los servicios de inteligencia norteamericanos. Fue así como se creó la OSS (Office of Strategic Services), antecesora de la CIA (Agencia Central de Inteligencia).
BSC hurtó en las oficinas de Río de Janeiro de LATI una carta cualquiera firmada por el presidente de la compañía. En un campamento de BSC en Ontario dedicado a fabricar propaganda, se adaptó una máquina de escribir para que reflejara las peculiaridades y los defectos de la misma máquina de escribir en que se escribió la carta original. Se creó entonces una carta ficticia en que un comandante de la compañía le escribía al presidente de LATI que al “gordito Vargas” (Getúio) lo habían comprado los americanos y que el Brasil era un país de micos que bailaban al mejor postor.
Luego, un agente de BSC hizo un robo a la casa del comandante, que lo denunció a la Policía. La noticia salió en la prensa. Otro agente contactó al representante de Associated Press en Río y confesó que había sido el autor del robo a la residencia y que se había topado durante el robo el negativo de una carta. Era la carta fabricada en Ontario. El periodista de AP le mostró el negativo al embajador Caffery, que a su vez se lo llevó al presidente Vargas, el cual montó en cólera y canceló el contrato de la aerolínea italiana.
Para los historiadores Leslie Rout y John Bratzel esta versión no aparece corroborada en los archivos diplomáticos, que en cambio sí registran las negociaciones entre Brasil y Estados Unidos para cancelar la autorización de la aerolínea italiana.