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Liz Truss: el escándalo sexual de la exprimera ministra del Reino Unido que no le costó ni su carrera política ni su matrimonio
La alta funcionaria dimitió este jueves. Duró apenas 45 días en el cargo.
Liz Truss fue la primera ministra que ha estado menos tiempo en el cargo en el Reino Unido. Los vientos desde hace días le soplaban con fuerza en contra. La conservadora se aferraba al puesto, pero las voces que pedían su renuncia cada vez eran más y cada vez eran más cercanos. Al final, dimitió en una corta declaración que entregó este jueves.
La decisión se da en medio de la crisis política y financiera desencadenada por la presentación en septiembre de su paquete de medidas económicas, que incluía recortes masivos de impuestos y un colosal apoyo a las facturas energéticas, dos cuestiones que hicieron temer un descalabro en las cuentas públicas. Truss se reunió el jueves con el diputado que encabeza el poderoso Comité 1922, encargado de la organización interna del Partido Conservador.
La primera ministra se enfrenta a la rebelión entre sus filas y desde el miércoles más de una decena de diputados conservadores pidieron su renuncia. “Liz Truss debe irse lo más pronto posible”, sentenció el antiguo ministro conservador David Frost, que anteriormente le brindó un fuerte apoyo, en una tribuna del Daily Telegraph.
“Ya es hora de que acepte [que no está a la altura del cargo] y anuncie su dimisión”, coincidió Matt Chorley, otro miembro de la mayoría. El jueves por la mañana, la palabra “caos” estaba en todas las portadas de la prensa británica, resumiendo la pesadilla de la votación del día anterior en Westminster.
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El ejecutivo británico pende ahora de un hilo y tras 12 años en el poder, el Partido Conservador parece incapaz de ponerse de acuerdo sobre un nuevo sucesor. Tampoco está dispuesto a enfrentarse a unas elecciones anticipadas que le devolverían a la oposición. Para los conservadores, el reto ahora es encontrar un sucesor capaz de unir al partido e inspirar confianza en un país que, más allá del caos político, atraviesa una importante crisis económica y social, con una inflación que alcanzó el 10,1 % en septiembre, la más alta en 40 años.
Entre los posibles sucesores están Rishi Sunak, Jeremy Hunt, Penny Mordaunt e incluso Boris Johnson, el predecesor de Truss que dimitió acorralado por una serie de escándalos.
Su pasado
Cuando Truss llegó al cargo en el Reino Unido se solía decir que su llegada demostraba cómo habían cambiado los tiempos. En ese país en que los escándalos son cosa de todos los días, pero también los estrictos formalismos que inspira la realeza, la vida personal de los líderes políticos es una noticia siempre de primer orden.
Truss fue tercera mujer en el Reino Unido para ocupar el cargo. La antecedían grandes de ese rol como Margaret Thatcher. Sin embargo, ella también tenía un récord menos publicitado en relación con el cambio de las costumbres morales de su país. Tradicionalmente, la vida privada de los políticos, particularmente la sexual, nunca ha tenido ninguna gravedad en algunas culturas. Sin embargo, en la cultura anglosajona, particularmente en Inglaterra, lo que en otros países se denomina pecadillos o canas al aire constituyen pecados mortales que acaban para siempre con la carrera de los “pecadores”.
Ese fue el caso, por ejemplo, de John Dennis Profumo, ministro de Defensa del Reino Unido en 1963, quien por compartir una amante de nombre Christine Keeler con un diplomático ruso, no solo no pudo ser primer ministro, sino que tuvo que renunciar a la cámara de los comunes y pasarse el resto de la vida haciendo trabajo social para reivindicar su imagen.
En 1973, el ministro de Defensa conservador Anthony Lambton fue fotografiado con dos prostitutas por el esposo de una de estas, escondido en un armario. Las fotos de Lord Lambton (como era conocido) en posturas sexuales y fumando marihuana en la cama generaron un escándalo que destruyó su carrera y su matrimonio y casi derriba el gobierno de Edward Heath.
Años más tarde, en 1986, el reconocido escritor Jeffrey Archer tuvo un escándalo de la misma magnitud. Le dio dinero a una prostituta a través de un intermediario en la estación Victoria de Londres y el periódico lo publicó. Archer, que además era vicepresidente del Partido Conservador, tuvo que renunciar. Sin embargo, al año siguiente ganó medio millón de libras por daños en un caso de difamación por las acusaciones en el Daily Star, que publicó que el político le había pagado a la prostituta Monica Coghlan por sexo.
En 2006, una aventura sexual de Liz Truss también fue noticia. La líder política estaba ya casada, pero tenía de amante al exdiputado tory Mark Field. El partido conservador le había asignado a Field, como su mentor político, pero al final terminaron en algo mucho más intenso y pasional. Duraron juntos 18 meses hasta junio de 2005. El diario The Daily Mail reveló ese amorío.
La infidelidad no le costó ni su carrera ni su matrimonio, lo cual para muchos demuestra cómo han cambiado los tiempos.
En el año 2009, ella aseguró en una entrevista que todo había sido superado y que se sentía “felizmente casada”. En publicaciones en redes sociales ha puesto imágenes con su esposo y la leyenda: el amor de mi vida.
Truss llegó al cargo más alto del país, pero su desempeño no le alcanzó para mantenerse más de 45 días.