Reino Unido
Liz Truss, la breve: Así fue el corto y atropellado periodo de la primera ministra del Reino Unido
Cuarenta y cinco días fue lo que duró la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, en el cargo. Una fallida reforma financiera y una pérdida total de confianza son los motivos de su salida. ¿Qué fue lo que salió mal?
Liz Truss parecía llamada a pasar a la historia por un episodio específico: ser la última persona con la que se fotografió la Reina Isabel II antes de su fallecimiento. Pero todo terminó saliendo mal y la primera ministra rompió el récord de ser la persona que menos tiempo ha durado en el máximo cargo de los británicos.
Todo inició con la salida de Boris Johnson en septiembre. El mandatario había llegado como la ficha fuerte de los conservadores en 2019 y si bien su mandato tuvo críticas, supo sortear la aplicación del bréxit, la pandemia de la covid-19 y consolidarse como un líder europeo contra Vladímir Putin tras el inicio de la guerra en Ucrania. Pero se vio forzado a renunciar tras varios escándalos por fiestas privadas durante el confinamiento y haber escondido un episodio de abuso sexual de uno de sus funcionarios.
La llegada de Truss parecía una salida segura: una líder política con experiencia, determinación y la sobriedad que merece el cargo, muy lejos de la extravagancia de Boris Johnson. Pero todo se empezó a torcer nada más llegar la nueva ocupante del número 10 de Downing Street gracias a su controvertida reforma financiera que planeaba para el país.
Truss parecía tener las mejores intenciones con una reforma tachada de ser ‘ultraliberal’, en la cual buscaba recaudar fondos para conseguir importantes ayudas públicas para pagar las facturas energéticas y drásticas reducciones de impuestos. Pero todo esto, sin nada como poder financiarlo más que aumentar la deuda pública británica, la cual ya pasa por números rojos, lo cual generó un impacto inmediato en los mercados internacionales.
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En específico, la primera ministra pretendía “acelerar la economía” con varias propuestas como eliminar el impuesto del 45 por ciento sobre la renta a las personas que ganan más de 150.000 libras anuales, así como una reducción de la tasa básica del cobro a la renta del 20 al 19 por ciento y también la eliminación del tope de los incentivos o bonificaciones salariales de los banqueros, que a veces podían superar el millón de dólares.
La libra y la confianza económica del Reino Unido fue en debacle desde el anuncio de políticas financieras de Truss. Por eso mismo, se vio obligada a abandonar su plan inicial e incluso tuvo que reconocer que toda la movida fue un error y pedir el perdón de los parlamentarios y de la ciudadanía en general. Según un sondeo realizado por YouGov, la mandataria solo cuenta con el apoyo del 10 por ciento de los británicos y del 20 por ciento de los conservadores.
Pero la crisis económica también trajo una crisis política, ya que más de diez diputados de su partido habían pedido públicamente la salida de la primera ministra y tuvo que lidiar con tener que pedirle la renuncia a su ministro de Finanzas en un intento de salvar su cargo, pero también su ministra del Interior se retiró tras una lucha con Truss, pues supuestamente la funcionaria había filtrado información confidencial del Gobierno.
Aunque todo parecía de cabeza para la mandataria, Truss se negó en varias ocasiones a renunciar al cargo de primera ministra. El miércoles, por ejemplo, en medio de críticas de parte del Parlamento, dijo que no iba a dimitir de su puesto y se clasificó como “una luchadora” que quería continuar para recuperar la confianza del pueblo británico.
Pero a 24 horas de su declaración en la que se negaba a abandonar el cargo, Truss tuvo que asumir con humildad que había sido derrotada y en una pequeña declaración anunció su renuncia. “Dada la situación, no puedo cumplir con el mandato para el cual fui elegida por el Partido Conservador”, dijo la primera ministra en una alocución en Downing Street.
La funcionaria contó que habló con el rey Carlos III y le comunicó su intención de renunciar al cargo de primera ministra. Pero, asimismo, comunicó que siempre tuvo las mejores intenciones de ayudar a recuperar la estabilidad de las finanzas británicas con impuestos bajos y una economía en crecimiento, pero al haber fallado en un intento, decidió dar un paso al costado.
¿Y ahora?
El Reino Unido ahora vuelve a estar en una etapa llena de zozobra, pero se espera que sea algo corto, ya que en su mismo discurso de renuncia, Truss confirmó que el Partido Conservador nombrará un reemplazo en la próxima semana, ya después de ello, abandonará el número 10 de Downing Street y se convertirá en la primera ministra que menos tiempo ha durado en el cargo. El que sigue en el registró duró 210 días, muy lejos de los 45 de la actual mandataria.
Desde ya suenan posibles reemplazos a Truss, pero al ser un proceso relativamente corto, las miradas se han centrado en solo tres candidatos. El primero es Rishi Sunak, el exministro de Finanzas que llegó a la recta final contra Truss hace un par de meses y es considerado como una figura digna de respeto que daría tranquilidad a los mercados internacionales al ser mucho más conservador en su visión de la economía.
También, Penny Mordaunt, ministra responsable de las relaciones con el Parlamento. Además, formó parte de la carrera para reemplazar a Boris Johnson, pero fue descartada rápidamente a pesar de ser una figura clave en las bases conservadoras del Reino Unido, por lo cual parece una candidata sólida a suceder a Truss.
Pero también está el elefante en la habitación: la posible candidatura de Boris Johnson que, cuál ave fénix, podría regresar a Downing Street tras mes y medio de haber dejado el cargo en medio de una serie de escándalos que impulsaron su salida. Sin embargo, según algunas encuestas, es el favorito de los conservadores para suceder a la saliente primer ministra.
La vuelta de Boris Johnson no parece algo sencillo, ya que aún hay muchas rencillas en el Parlamento por su salida en medio de escándalos por las fiestas en Downing Street, lo que hizo que perdiera apoyo de varios legisladores conservadores. Si bien en primer lugar se decía que él podría no tener mucho interés en el cargo, luego se supo que no era así y que volvería por un asunto de “interés nacional”.
Actualmente, Johnson se encuentra de vacaciones en la República Dominicana y recientemente debutó en el circuito de conferencias en Estados Unidos que le daba muy buenos réditos económicos. Prueba de esto, es que por media hora de conferencia ganaba 180.000 euros, casi lo mismo que se desembolsaba al año en su cargo como primer ministro. Pero con toda la crisis por la renuncia de Liz Truss, se espera que vuelva en los próximos días al Reino Unido a buscar revancha tras su indecorosa salida.
Esta elección será definitiva para los tories, que pasan por un mal momento de popularidad, a tal punto que, según todos los sondeos, si las elecciones parlamentarias fueran hoy, el Partido Laborista volvería al poder después de más de una década siendo oposición. Pero los conservadores aún pueden recomponer el camino. Los siguientes comicios generales no serán hasta 2024, por lo cual, sea Sunak, Mordaunt o la vuelta de Johnson, tienen la tarea de salvar no solo su puesto, sino el poder de su partido en el Reino Unido.
Ahora, durante la próxima semana, los 160.000 militantes del Partido Conservador tendrán que votar por el que quieran que sea su nuevo primer ministro, arrancando como favoritos Johnson y Sunak, pero no se descarta que Mordaunt pueda dar una sorpresa. Lo que sí se espera es que quien quede, pueda volver a darle estabilidad a la economía británica, recuperar la confianza perdida en los conservadores y seguir siendo un referente en Europa en la lucha contra Rusia tras su invasión a Ucrania.
Mientras todo este proceso de reorganización pasa, Liz Truss quedará condenada a la ignominia total y con una marca imborrable para los libros de historia tras su récord negativo de la estancia más corta en Downing Street. Por lo menos, hay algo en que la mandataria pudo poner de acuerdo a su gabinete, al Parlamento y a la ciudadanía: que era el momento de que dejara el cargo.