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Lo último: por fuerte ola de calor, zonas de Inglaterra se declaran en estado de sequía
El Gobierno británico instó a los residentes y negocios en las áreas afectadas a que consuman agua “con prudencia”.
El Gobierno británico declaró este viernes el estado de sequía en una decena de regiones de Inglaterra, lo que implica medidas a nivel local que pueden llegar hasta las restricciones del uso doméstico y comercial del agua para los residentes de estas áreas.
Las zonas afectadas comprenden partes del suroeste, sur y centro de Inglaterra y en todo el este de este país, a saber: Devon, Cornualles, Solent, los South Downs, Kent, el sur y el norte de Londres, Herts, Anglia Oriental, la región del Támesis, Lincolnshire, Northamptonshire y la región de las Tierras Medias Orientales.
El comunicado del Gobierno británico, recogido por la cadena Sky News, insta a residentes y negocios en las áreas afectadas a que sean “muy conscientes” de la presión actual sobre los recursos y se les pide que consuman agua “con prudencia”.
“Estamos mejor preparados que nunca para los períodos de clima seco, pero continuaremos supervisando de cerca la situación, incluidos los impactos en los agricultores y el medio ambiente, y tomaremos medidas adicionales según sea necesario”, declaró el ministro de Recursos Hídricos, Steven Double.
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Este mismo viernes por la mañana, Yorkshire Water Services se convirtió en la cuarta compañía británica en imponer una prohibición al uso de las mangueras para regar jardines o lavar automóviles a partir del próximo 26 de agosto. Yorkshire Water atiende a 5,4 millones de personas y 140.000 empresas, según su sitio web.
Sin embargo, la sequía no solo afecta a Reino Unido, donde este viernes vuelven a esperarse temperaturas superiores a los 35 ºC. Datos de finales de julio muestran que el 47 % de los países de la Unión Europea se enfrentan a condiciones de advertencia de sequía y el 17 % están en niveles de alerta, según Observatorio Europeo de la Sequía.
Los incendios forestales han estallado en Francia mientras soporta una tercera ola de calor y la peor sequía registrada en toda su historia. Los bomberos continúan este viernes combatiendo incendios forestales en distintos puntos del país, reavivados por esta nueva ola de calor.
Para hacerle frente a esta situación, los cerca de 1.100 bomberos franceses desplegados recibieron el jueves la ayuda de 361 efectivos procedentes de países europeos vecinos, como Alemania, Polonia, Austria y Rumanía, junto con varios aviones cisterna de la Unión Europea.
Varios focos de incendio se mantenían vivos este viernes en el territorio francés, incluidas zonas prealpinas, al borde del mar, en el suroeste, en el centro montañoso. En la Gironda (suroeste) las llamas quemaron, desde el martes, 7.400 hectáreas, y 10.000 personas han sido evacuadas, algunas por segunda vez en lo que va del verano.
Ronan Léaustic, subprefecto de Arcachon, un turístico balneario a 50 kilómetros de Burdeos, indicó que el incendio fue contenido en gran medida, pero las condiciones meteorológicas empujan a “extremar la vigilancia”. “El día de hoy puede ser complicado, ya que las temperaturas siguen subiendo”, dijo.
En total se han quemado más de 40.000 hectáreas este año en Francia, según las autoridades, mientras que las mediciones vía satélite arrojan la cifra de hasta 50.000 hectáreas. En cualquier caso, las cifras multiplican la media anual de los 15 años precedentes, como en España. El fuerte calor estival afecta también a Alemania y Portugal.
Incluso en el departamento de Jura, cerca de la frontera con Suiza, donde el clima suele ser más moderado, dos incendios han devorado más de 600 hectáreas de bosque.
Hacia las 05:00 horas del viernes los termómetros marcaban más de 25 °C en el suroeste del país, y durante la jornada las temperaturas alcanzarán los 40 °C, según el servicio nacional de meteorología. El umbral de 40 °C solo se superó una vez en los años 60 y otra en los 70 en Francia. Ahora parece convertirse en algo frecuente en verano en algunos lugares del país
El país se ha visto afectado también este verano por una sequía histórica que ha obligado a restringir el uso del agua. En julio, las precipitaciones fueron un 84 % inferiores a las habituales durante el período 1991-2020, según la oficina de meteorología.
*Con información de la Agencia AFP y Europa Press.