Iglesia Católica
Los abusos del padre Maciel, el sacerdote mexicano que puso tras las cuerdas a Benedicto XVI
Uno de los primeros escándalos que tuvo el fallecido pontífice fue tener que lidiar con el caso del sacerdote al que se le acusó de abusar a más de 60 jóvenes.
Benedicto XVI proclamó durante su papado la ‘tolerancia cero’ ante los abusos sexuales cometidos por religiosos, pero esa línea valiente se vio ensombrecida este año por acusaciones de encubrimiento de pedófilos cuando era arzobispo en Alemania.
El papa emérito, quien renunció a su cargo en 2013, durante sus casi ocho años de pontificado intentó limpiar una iglesia que, según sus mismas palabras, estaba invadida por la “suciedad”, al referirse a los abusos sexuales y al afán de riqueza de sus prelados.
El prestigioso teólogo Joseph Ratzinger había sido durante un cuarto de siglo la mano derecha de Juan Pablo II, antes de sucederlo, convirtiéndose en el primer papa alemán en muchos siglos. Una de sus mayores batallas fue contra el fenómeno de la pedofilia en la Iglesia católica, que tanto ha desprestigiado a la milenaria institución.
Sin embargo, a principios de 2022, pese a su retiro discreto en el Vaticano, fue acusado en un informe elaborado en Alemania de haber encubierto cuatro casos de pedofilia en la archidiócesis de Múnich, cuando era su arzobispo, entre 1977 y 1981. Benedicto XVI escribió una carta en la que pedía disculpas a las víctimas de abusos sexuales, aunque siempre rechazó con firmeza las acusaciones de haberlas encubierto.
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El escándalo del padre Maciel
Una de las polémicas que más marcaron a Benedicto desde casi que se convirtió en papa fue el caso del sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de la polémica congregación Los legionarios de Cristo, la cual fue fundada en la década de 1940 con el fin de acercar el ministerio de la Iglesia a los jóvenes, pero en dicha congregación fueron abusados sexualmente cerca de 175 menores a lo largo de cuatro décadas, según los reportes que aceptaron por las propias autoridades eclesiásticas.
En 2005, cuando Benedicto XVI llega al cargo, la institución estaba en cerca de 10 países y tenían unos 65.000 miembros, teniendo especial presencia en América Latina. El padre Maciel era considerado un protegido de su antecesor, el papa Juan Pablo II.
En 2006, Benedicto tomó una de las primeras acciones importantes su pontificado, ordenando el retiro de Maciel en sus actividades como sacerdote. Pero para muchas personas, el actual del papa no fue suficiente, esto a pesar de que los defensores del sumo pontífice señalan que fue él mismo quien impuso las medidas de tolerancia cero con los delitos de pediatría al endurecer sanciones, modificar cánones y dictar nuevas leyes que penalizan los abusos en el marco de la Iglesia.
El padre Maciel se le impuso el retiro y llevar una “vida de oración de penitencia”, en la cual estuvo hasta dos años después, cuando falleció en medio de cientos de investigaciones por delitos de abuso sexual, así como la paternidad de al menos cuatro hijos con mujeres distintas.
La principal queja acerca de la labor de Benedicto es que los rumores sobre las denuncias contra el padre Maciel y su congregación venían desde la década de los 50 y supuestamente era un tema que el papa tenía conocimiento desde mucho tiempo antes de que estallara y ni él ni otros altos cargos de la Iglesia católica hicieron nada porque el sacerdote mexicano era un gran allegado a Juan Pablo II, e incluso fue parte de la comitiva que recibió al pontífice polaco en su visita a México en 1979 y 1993.
Benedicto y Maciel se conocieron en 1997, año en que se conocieron las denuncias oficiales contra el sacerdote mexicano y a pesar de todos los años que pasaron, nunca se tomaron medidas hasta cuando era ya muy tarde y más de 175 menores sufrieron abusos por la congregación, de los cuales más de 60 fueron por el mismo padre.
El papa Juan Pablo II en su momento recibió la denuncia contra el padre Maciel por parte de siete seminaristas en las cuales como víctimas contaban los horrores que se vivieron por culpa del sacerdote, pero dicha carta enviada fue totalmente ignorada por el sumo pontífice y los denunciantes fueron acosados continuamente.
En 2010, dos años después de la muerte del padre Maciel, Benedicto XVI envió una comitiva apostólica para que asumiera el control de la congregación y profundizara sobre las denuncias contra el mexicano. Y finalmente, en 2012 el propio Vaticano confirma que Maciel y varios sacerdotes dentro de la congregación cometieron graves delitos de abuso sexual contra menores de edad.
Los propios Legionarios de Cristo en 2019 hicieron un informe sobre el alcance de los abusos. “Pedimos perdón a las víctimas, a sus familias, a la Iglesia y la sociedad por el grave daño que miembros de nuestra Congregación han causado”, señala el documento. “Reconocemos con honestidad y vergüenza la realidad de los delitos de abuso sexual de menores en nuestra historia, con el deseo sincero de una continuada conversión personal e institucional”, dijeron en su momento.