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Los cinco ataques más peligrosos de Jair Bolsonaro a la Amazonia

Para nadie es un secreto: el presidente de Brasil no ha movido un solo dedo para proteger la selva amazónica en los ocho meses que lleva de gobierno. Anunció la eliminación del Ministerio de Medioambiente y ha insinuado darle partes de la selva a los ganaderos.

22 de agosto de 2019
Bolsonaro no ha movido un dedo para defender la Amazonía.

Al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se le pueden recriminar muchas de sus actitudes: agresivo, egocéntrico, grosero. Sin embargo, es difícil afirmar que Bolsonaro sea incoherente: muchas de las afirmaciones que hizo en medio de su campaña presidencial las ha mantenido y defendido en lo poco que lleva en la presidencia. Una de ellas, sin lugar a dudas, es su ataque a la selva amazónica. 

Si bien pocas veces Bolsonaro se ha ido lanza en ristre contra el Amazonas (uno de los patrimonios verdes más importantes del mundo entero), sí ha demostrado con sus decisiones y nombramientos lo poco que le importa proteger esa inmensa selva. 

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Como era de esperarse, en estos días de angustia cuando la selva amazónica se ha quemado un 80 por ciento más rápido que en cualquier otro incendio reciente en esa zona, las críticas han llovido sobre el ultraderechista y exmilitar. Aunque ha intentado culpar a las ONG’s de esta crisis, lo cierto es que Bolsonaro, en repetidas decisiones, ha puesto en riesgo a la amazonía. 

SEMANA hace un repaso de cinco momentos o decisiones que demuestran el poco interés de Bolsonaro de proteger el pulmón del mundo: 

Silencios alarmantes 

El actual presidente nunca tocó el tema medioambiental como una de sus prioridades de campaña ni de gobierno. Bolsonaro no presentó un plan concreto para mitigar la emergencia climática que vive el mundo entero, sobre la que tanto han insistido políticos como Jeremy Corbyn en Reino Unido o Alexandra Ocasio-Cortez en Estados Unidos. 

Esos silencios u omisiones de Bolsonaro reflejan su poco interés en el tema. De hecho, intentó fusionar los ministerios de Agricultura y de Medioambiente, lo que simbólicamente hubiera enviado un mensaje equivocado (la producción agrícola no necesariamente define o engloba todos los otros temas medioambientales). Al final, desistió de esa idea. 

Negacionismo climático 

Cuando conformó su gabinete, surgió una polémica bastante sonada en Brasil. Escogió como ministro de Relaciones Exteriores a Ernesto Araújo, un político de bajo perfil que nunca había estado en un cargo tan importante en Brasil. 

La polémica consistió en que Araújo escribió en su blog personal que el cambio climático era un “invento de marxistas” que estaban en contra del desarrollo económico de países como Brasil. De igual manera, el ministro ha defendido en su blog el consumo de carne roja y ha negado sus vínculos con la extrema producción de dióxido de carbono que esa industria genera. 

A pesar de las críticas, Bolsonaro no le dio mucha importancia al tema y ha defendido a su ministro, por lo que hoy en día sigue en el cargo. No sobra aclarar que Bolsonaro nunca cuestionó los escritos de Araújo ni se tomó la molestia de aclarar cuál era la posición de su gobierno con respecto al tema. 

Salirse de los Acuerdos de París 

En 1992, Rio de Janeiro fue la sede de una de las Cumbres para proteger el planeta más grandes e importantes de finales del siglo XX. Desde ese año, Brasil ha sido tomado como un referente mundial de la protección del medioambiente y de la innovación en energías renovables. 

Como era de esperarse, Bolsonaro quiere romper con esa tradición. En campaña afirmó que estaba en contra de los Acuerdos porque no beneficiaban a Brasil y amenazó con sacar a Brasil de la firma. 

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Sin embargo, como salirse podría presentar problemas a varias industrias del país que exportan muchos productos primarios y agrícolas, Bolsonaro matizó su anuncio de campaña y ya en la presidencia ha dicho que esos acuerdos deben estar sujetos a modificaciones. 

Apoyo a los ganaderos 

Una de las razones por las que Bolsonaro llegó a la presidencia se la debe a la coalición parlamentaria llamada “Carne, Biblia y Bala”, conformada principalmente por políticos evangélicos y terratenientes. 

Gracias a su apoyo, Bolsonaro ha podido tener cierto control del Parlamento y ganó muchos votos de esos dos sectores en las elecciones. Sin embargo, esos votos tenían como condición implícita que Bolsonaro velara por los intereses de los terratenientes en la presidencia. Ellos buscan, sobre todo, aumentar las hectáreas de tierra en Brasil para la ganadería, lo que implica talar miles de hectáreas de selva. 

Bolsonaro prometió que iba a cambiar un buen número de leyes que hoy en día prohíben la tala indiscriminada en Brasil. Sin embargo, el Parlamento brasileño no ha aprobado la medida, precisamente por el riesgo que inminente a afectar la selva amazónica en manos de un gremio depredador. 

Estigmatización de los indígenas

En varias ocasiones, Bolsonaro se ha referido a los numerosos grupos indígenas del país como acaparadores de tierra y enemigos del progreso. Criticarlos y estigmatizarlos también es una forma de afectar negativamente la Amazonía, pues son precisamente los indígenas los que se han encargado, en gran parte, de proteger los bosques y selvas que cubren gran parte del territorio de ese país.

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Según Global Witness, una organización británica que se encarga de hacer el conteo de defensores del medio ambiente asesinados en el mundo, en 2018 el tercer país más peligroso para defender el medioambiente fue Brasil. 

Presionados por los negocios de tala ilegal y por los ganaderos y terratenientes, los indígenas están cada vez más acorralados y ya han hecho masivas protestas en contra del actual gobierno. Son los que han visto de primera mano cómo ha ardido la Amazonia por estos días.