MUNDO
Los esposos que murieron por coronavirus, con apenas unas horas de diferencia
Un italiano compartió la desgarradora historia de la muerte de sus padres. "La gente debe entender que tiene que quedarse en casa porque está bien que sigan diciendo que las víctimas son solo viejos, pero cuando les pasa a sus padres de verdad es muy difícil". dice.
"Mi padre tenía 86 años, era anciano, sí, pero no tenía patologías previas. La gente debe entender que tiene que quedarse en casa porque está bien que sigan diciendo que las víctimas son solo viejos, pero cuando les pasa a sus padres de verdad es muy difícil. Ya no los he vuelto a ver, se han llevado los cuerpos al cementerio y sabemos que tardarán unos días en incinerarlos porque hay demasiados muertos". Este es un fragmento del post de Luca Carrara, un joven italiano al que el coronavirus le arrebató a sus dos padres en apenas pocas horas.
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Su publicación en Facebook se ha convertido en uno de los textos más conmovedores sobre lo que sucede con el coronavirus en el mundo. Su mamá, Severa Belotti, tenía 82 años. Su papá, Luigi Carrara, 86. El matrimonio llevaba 60 años unido, y al final, el virus se los llevó a ambos con apenas unas horas de diferencia. El testimonio de su hijo le mostró al mundo la desesperación que viven miles de personas en Italia, un país que aún no ha podido superar la emergencia que trajo este mal.
La gente debe entender que tiene que quedarse en casa porque está bien que sigan diciendo que las víctimas son solo viejos, pero cuando les pasa a sus padres de verdad es muy difícil
La familia de Luca vivía en la provincia italiana de Bergamo. El hombre relata cómo allí los hospitales ya no dan abasto. Y personas como sus padres han tenido que esperar horas sin atención médica. "Es cierto que eran mayores pero estaban bien. Mi padre, a su edad, no sabía lo que era ir al médico. La verdad es que esto no es una gripe normal, es una gripe de la Virgen y si terminas en el hospital, de allí sales vivo o sales muerto", escribió.
Italia en cuarentena
Este país de Europa es quizás uno de los que más ha sufrido por el coronavirus. En tan solo una semana los contagios se dispararon y el sistema de salud ha tenido problemas para atender tantos casos. Las principales ciudades del país parecen fantasmas. Roma, por ejemplo, amaneció desierta este jueves, con buses fantasma circulando por calles vacías y en las cuales solo se escuchaba el repicar de las campanas de las iglesias y el graznido de las gaviotas. Una estampa que se repetía en multitud de ciudades del país.
Se acabó el café en la barra del bar, pues hasta las cafeterías bajaron la persiana el jueves, después de que el gobierno ordenara el cierre de todos los comercios que no sean esenciales, en un intento de frenar la propagación del coronavirus. "Maldito coronavirus, ahora nos quitan hasta el café, ¿pero en qué mundo vivimos?", exclama indignado Roberto Fichera, de unos 80 años, decepcionado frente a su bar favorito, a dos pasos del Coliseo.
"Maldito coronavirus, ahora nos quitan hasta el café, ¿pero en qué mundo vivimos?",
Al menos él está en la calle. El argentino Osvaldo Alzari, de 70 años, lleva días sin salir de casa. "Estoy encerrado desde hace cinco días. Me parece un escenario de ciencia ficción, de cuento distópico", confiesa al teléfono, desde su apartamento romano. Una primavera anticipada, con el cielo azul y un sol brillante pero suave, reina en toda la península, desde los Alpes hasta Sicilia, la mejor estación para conocer sus célebres monumentos y hermosos paisajes.
Pero este jueves, los lugares más emblemáticos, como la Catedral, el Coliseo, la plaza Navona, el Panteón o la plaza de San Pedro, que suelen estar atestados de turistas todo el año, presentaban estampas dignas de postal, sin visitantes.
"Estoy encerrado desde hace cinco días. Me parece un escenario de ciencia ficción, de cuento distópico"
Los contagios en Italia superan los 12.000 casos, con más de 827 personas fallecidas -casi todos en el norte de la península-, pero se teme que se propague al resto de la península, por lo que el gobierno adoptó medidas draconianas. Muchos turistas, intuyendo que la situación podía agravarse, cancelaron sus viajes en las últimas dos semanas.
Más restricciones
"El mundo entero nos está mirando. Italia está demostrando que es un gran país (...) un ejemplo positivo", afirmó la víspera el primer ministro, Giuseppe Conte, al anunciar más restricciones. "Necesitamos que 60 millones de italianos hagan sacrificios grandes y pequeños", dijo. En Florencia, una pareja de turistas admira la majestuosa catedral antes de emprender el regreso a su país. "Todo está cerrado, nos vamos para nuestra casa", suspira Alex Gross, un alemán de 32 años, mientras su prometida, nerviosa, comprueba en el móvil que el vuelo siguiera programado. "¡Ojalá no lo cancelen!", exclama.
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Los pocos turistas que quedan en la península tienen dos opciones: permanecer en su hotel, ya que no pueden ir ni a museos ni a teatros, o volver a casa. Además de ordenar el cierre de museos, monumentos y comercios no esenciales, el Gobierno pidió que, en las próximas dos semanas, la gente solo abandone sus casas cuando sea estrictamente necesario. "Es un deber nacional", comenta por su parte Stefano, un mecánico del barrio romano del Trastevere.
"Volvernos a abrazar"
Muchas aerolíneas decidieron suspender sus rutas hacia y desde Italia y algunos países, incluyendo varios de América Latina, impusieron restricciones a los pasajeros provenientes de ese país. "No sé si vamos a poder salir de Milán. Nadie sabe lo que está pasando", lamenta Nick Manager, un estadounidense que deambula por la inmensa estación central de la capital lombarda.
Ni en los canales de Venecia, en el norte, ni en el yacimiento arqueológico de Pompeya, en el sur, hay gente. El silencio reina sobre la plaza romana Campo de‘ Fiori, cuyo mercado suele estar a rebosar por la mañana y sus terrazas, llenas de estudiantes extranjeros.
"El 90% de nuestras reservas han sido canceladas".
El turismo, que representa el 13% del PIB italiano y emplea a cerca de un millón de personas, ha sido uno de los grandes damnificados de la epidemia. Nicola, director de un hotel florentino que rechazó dar su apellido, confiesa: "El 90% de nuestras reservas han sido canceladas".
Según la asociación profesional de hoteleros italianos Federalberghi, las reservas se redujeron un 80% a nivel nacional, entrañando pérdidas de 2.500 millones de euros aproximadamente. La cifra no incluye las pérdidas registradas en otros sectores relacionados, como el transporte, restaurantes y tiendas.
El ejecutivo cuenta con un fondo excepcional para hacer frente al daño causado a la economía por la epidemia, pero el primer ministro no especificó cómo será distribuido. "Espero que podamos salir de esto y que en unas semanas, en unos pocos meses, los turistas regresen a Italia, aún más numerosos que antes", dice con optimismo Agostino Ferrara, de 52 años, propietario del restaurante Spada, en el centro de Florencia. "Lo lograremos, para que mañana podamos volvernos a abrazar", concluyó Conte en su alocución nacional.
*Con información de AFP