Donald Trump
Los vecinos de Donald Trump en Mar-a-Lago lo quieren lejos de la propiedad
El expresidente ha vivido en su lujoso club desde que abandonó la Casa Blanca el 20 de enero. Sin embargo, esto podría ser una violación a un acuerdo firmado por Trump en 1993.
Días antes de que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump abandonara la Casa Blanca, se mencionaron innumerables teorías sobre su futuro. Sin embargo, todas apuntaban hacia el mismo lado: su lujoso club Mar-a-Lago que está ubicado en Palm Beach, Florida.
Esta noticia, desde un principio, no le cayó del todo bien a sus vecinos y desde antes de su llegada decidieron tomar acciones al respecto.
El lujoso club, que cuenta con más de 118 habitaciones, fue adquirido por Donald Trump en 1985 por US$10 millones, y en principio fue utilizado como su residencia.
Esto cambió en 1993 cuando el magnate decidió convertirlo en un club superexclusivo de 500 miembros, al que solo pueden entrar ciertas personas del círculo social del expresidente.
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En el 2005 se conoció que los socios del club pagaban más de US$84.000 correspondientes a la cuota de inscripción y US$8.400 anuales.
Una vez que realizó el cambio, Trump llegó a un acuerdo con la ciudad de Palm Beach en el que solo se le permitía estar máximo siete días seguidos en su propiedad y no más de 21 días al año.
Esta decisión fue tomada luego de que el magnate se encontrara en serios apuros económicos por el fracaso de varios de sus negocios y el bajón de los precios inmobiliarios, razón por la cual le era imposible pagar los US$3 millones de mantenimiento anual.
En busca de alguna solución, propuso subdividir la propiedad y construir mansiones, pero la idea fue rechazada; por lo que nació la idea de convertirla en un club privado.
El pasado 20 de enero, luego de que dejara la Casa Blanca tras cuatro años polémicos, el magnate decidió encaminarse a su lujoso club y descansar de todos los problemas que lo perseguían.
No obstante, sus vecinos le agregaron uno más, pues decidieron mandar una carta a la ciudad de Palm Beach en la que argumentaban que el mandatario había perdido el derecho de vivir en el lugar.
Los vecinos temen que la seguridad y la tranquilidad de la zona pueda verse afectada por la llegada de Trump, además muchos de ellos cuestionan su actuar durante su mandato.
La disputa entre el mandatario y sus vecinos no es nueva. Antes de que Trump se convirtiera en presidente sus vecinos se quejaban del ruido y del tráfico.
La próxima reunión del ayuntamiento está prevista realizarse el martes, pero todavía no se sabe si se tocará este tema. Kirk Blouin, gerente de la ciudad de Palm Beach, dijo en días pasados que el asunto podría discutirse y que el consejo estaba examinando todas sus opciones.
Por su parte, Reginald Stambaugh, quien representa a los vecinos de Mar-a-Lago, envió una carta el mes pasado exigiendo a la ciudad hacer cumplir la cláusula del acuerdo firmado en 1993, pues muchos de los vecinos, que no se identificaron, creen que la presencia de Donald Trump reducirá significativamente el valor de las propiedades, según la carta.
John Randolph, abogado de la ciudad de Palm Beach, le recomendó al consejo de la ciudad permitir que Trump viva en su lujoso club, y argumentó que el expresidente debería poder usar la propiedad como su residencia a pesar del acuerdo realizado en 1993.
El abogado recalcó que a Trump le gusta mezclarse con los miembros e invitados del club, pues esto acaricia su ego, además expuso que se desconoce la duración exacta de la permanencia del magnate en la propiedad antes de su Presidencia, pero afirmó que a menudo excedían los siete días consecutivos y los 21 días al año.
“La gente dice que no tiene el derecho legal a tener una residencia legal en Mar-a-Lago. ¿Alguna vez el derecho legal ha sido un problema para él?”, dijo Laurence Leamer, residente de Palm Beach.
Lo cierto es que el expresidente no pasa por buenos días, pues se enfrenta a su segundo juicio político en el que se definirá su situación.