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Lucile Randon, la persona más longeva del mundo, murió a los 118 años de edad
En el último tramo de su vida, ciega y en silla de ruedas, no escondía cierto cansancio y confesaba que su deseo era “morir pronto”. Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, dijo en una entrevista.
La francesa sor André, reconocida desde el pasado mes de abril como la persona de mayor edad del mundo, falleció la madrugada del martes 17 de enero en su residencia para ancianos de Toulon (sur de Francia), anunció el portavoz del establecimiento.
“Falleció a las 2 de la mañana mientras dormía”, precisó el funcionario, al dar parte del deceso de Lucile Randon, conocida como sor André, nacida el 11 de febrero de 1904 en la ciudad meridional francesa de Alès.
El título de persona más anciana del mundo no es atribuido por ningún organismo oficial, pero los especialistas concordaban en que la religiosa era la persona de mayor edad de la que se podía verificar el estado civil.
Sor André, en el último tramo de su vida ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era “morir pronto”.
Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, dijo la mujer en una larga entrevista en febrero del año pasado.
Nacida en el seno de una familia protestante no practicante, la religiosa tomó los hábitos tardíamente, en la congregación de las Hijas de la Caridad, y trabajó hasta finales de los años 1970. Luego siguió ocupándose de otros jubilados, más jóvenes que ella.
“Se dice que el trabajo mata, pero a mí es el trabajo el que me hace vivir, pues trabajé hasta los 108 años”, dijo en aquella ocasión la religiosa.
Sentimos una gran tristeza, pero ella ya lo quería, su deseo era reunirse con su hermano adorado. Para ella, es una liberación”, anunció David Tavella, encargado de comunicación del ancianato Sainte-Catherine-Labouré de Toulon (sur), en la costa mediterránea donde residía.
Lucile Randon sobrevivió a un contagio de covid-19
En el ancianato de Toulon le gustaban los chocolates y también degustar una copa de vino traído de la ciudad de Porto, Portugal. Iba a misa cada mañana ataviada con su uniforme de religiosa, siempre con una tela azul cubriendo su cabello.
Sor Teresa, otra de las residentes del ancianato, dijo en abril pasado que ella tenía como misión “ayudar a los otros” y que “su fe le daba fuerzas”.
La puerta de su modesta habitación siempre estaba abierta para quien quisiera pasar a saludarla.
En 2021 le dio covid y lo superó sin dificultades, por lo que recibió numerosas cartas de muchas partes del mundo, a las que respondía, salvo cuando le pedían pedazos de su cabello.
Sœur André, née Lucile Randon vient d'être désignée, cette semaine, nouvelle doyenne de l'humanité. Âgée de 118 ans, elle succède à la Japonaise Kane Tanaka, décédée à l'âge de 119 ans. Portrait. pic.twitter.com/cPivFgQDTG
— INA.fr (@Inafr_officiel) April 27, 2022
Compartía muchos recuerdos gracias a su memoria intacta, conservada hasta el final, entre ellos, la pérdida dramática de su gemela Lydie a los 18 meses o su llegada a París hace varios años.
Siempre esperaba con alegría la visita de sus sobrinos nietos o sobrinos bisnietos o la del alcalde de Toulon, Hubert Falco, a quien apreciaba mucho y quien también expresó su “inmensa tristeza” por su muerte.
Con información de AFP