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Lucile Randon, la persona más longeva del mundo, murió a los 118 años de edad

En el último tramo de su vida, ciega y en silla de ruedas, no escondía cierto cansancio y confesaba que su deseo era “morir pronto”. Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, dijo en una entrevista.

18 de enero de 2023
Con 118 años de edad, Lucile Randon falleció mientras se encontraba durmiendo. Dicen que su deceso fue a las 2 de la mañana
Con 118 años de edad, Lucile Randon falleció mientras se encontraba durmiendo. Dicen que su deceso fue a las 2:00 de la mañana | Foto: AP

La francesa sor André, reconocida desde el pasado mes de abril como la persona de mayor edad del mundo, falleció la madrugada del martes 17 de enero en su residencia para ancianos de Toulon (sur de Francia), anunció el portavoz del establecimiento.

Falleció a las 2 de la mañana mientras dormía”, precisó el funcionario, al dar parte del deceso de Lucile Randon, conocida como sor André, nacida el 11 de febrero de 1904 en la ciudad meridional francesa de Alès.

El título de persona más anciana del mundo no es atribuido por ningún organismo oficial, pero los especialistas concordaban en que la religiosa era la persona de mayor edad de la que se podía verificar el estado civil.

A sus 118 años tenía una gran memoria y hablaba de varios hechos pasados de su vida
A sus 118 años tenía una gran memoria y hablaba de varios hechos pasados de su vida. | Foto: AFP / Nicolás Tucat

Sor André, en el último tramo de su vida ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era “morir pronto”.

Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, dijo la mujer en una larga entrevista en febrero del año pasado.

El libro Guinness de los Récords le confirió ese rango el pasado 25 de abril de 2022
El libro Guinness de los Récords le confirió el rango de la persona más logenva del mundo el 25 de abril de 2022. | Foto: AFP / Nicolás Tucat

Nacida en el seno de una familia protestante no practicante, la religiosa tomó los hábitos tardíamente, en la congregación de las Hijas de la Caridad, y trabajó hasta finales de los años 1970. Luego siguió ocupándose de otros jubilados, más jóvenes que ella.

“Se dice que el trabajo mata, pero a mí es el trabajo el que me hace vivir, pues trabajé hasta los 108 años”, dijo en aquella ocasión la religiosa.

Sentimos una gran tristeza, pero ella ya lo quería, su deseo era reunirse con su hermano adorado. Para ella, es una liberación”, anunció David Tavella, encargado de comunicación del ancianato Sainte-Catherine-Labouré de Toulon (sur), en la costa mediterránea donde residía.

Sor André, en el último tramo de su vida, ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era "morir pronto".
Sor André, en el último tramo de su vida ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era "morir pronto". | Foto: AFP / Nicolás Tucat

Lucile Randon sobrevivió a un contagio de covid-19

En el ancianato de Toulon le gustaban los chocolates y también degustar una copa de vino traído de la ciudad de Porto, Portugal. Iba a misa cada mañana ataviada con su uniforme de religiosa, siempre con una tela azul cubriendo su cabello.

Sor Teresa, otra de las residentes del ancianato, dijo en abril pasado que ella tenía como misión “ayudar a los otros” y que “su fe le daba fuerzas”.

Lucile Randon tenía ya una movilidad reducida y tenía que desplazarse en silla de ruedas
Lucile Randon tenía ya una movilidad reducida y tenía que desplazarse en silla de ruedas. | Foto: AFP / Nicolás Tucat

La puerta de su modesta habitación siempre estaba abierta para quien quisiera pasar a saludarla.

En 2021 le dio covid y lo superó sin dificultades, por lo que recibió numerosas cartas de muchas partes del mundo, a las que respondía, salvo cuando le pedían pedazos de su cabello.

Compartía muchos recuerdos gracias a su memoria intacta, conservada hasta el final, entre ellos, la pérdida dramática de su gemela Lydie a los 18 meses o su llegada a París hace varios años.

Siempre esperaba con alegría la visita de sus sobrinos nietos o sobrinos bisnietos o la del alcalde de Toulon, Hubert Falco, a quien apreciaba mucho y quien también expresó su “inmensa tristeza” por su muerte.

Con información de AFP